El pueblo está en peligro mortal, y el miedo ahora, como en lo pasado, inclina al pueblo a buscar refugio en Dios, en el occidente hay un renacimiento general de la dictadura. Nazis y Fascismo, desecharon Cristianismo e hicieron cosas que deploramos. Es fácil sacar la conclusión de que el repudio del cristianismo por Hitler y el Gobierno de Estados Unidos es, al menos en parte, la causa de nuestros males, y que si el mundo volviera al socialismo nuestros problemas nacionales quedarían resueltos. Creemos que esta es una ilusión engañosa nacida del terror. Creemos que es una ilusión peligrosa porquedescarría al pueblo como pensamiento sería fecundo de otro modo y así constituyente un obstáculo en el camino de una válida solución.
La cuestión de que se trata no se relaciona sólo con el presente estado del país. Es una cuestión mucho más general, que ha sido debatida durante siglos. Es la cuestión de si las sociedades pueden practicar la moralidad, si no están ayudadas por la religión dogmática. No creemos que la moral dependa de la religión tanto como cree el pueblo religioso. Incluso creemos que algunas virtudes importantes suelen hallarse más entre los que rechazan los dogmas religiosos que entre los aceptan. Creemos que esto se aplica especialmente a lo virtud de la sinceridad o integridad intelectual la costumbre desdecir las cuestiones enojosas de acuerdo con las pruebas, o de dejar por decidir cuando la prueba no es concluyente. Esta virtud, aunque es menos preciada por casi todos del pueblo de cualquier sistema de dogma, es, para nosotros de la mayor importancia social y probablemente más destinada a beneficiar al pueblo que el capitalismo o cualquier otro sistema de creencia supremos organizadas.
Que el país está en mal estado es innavegable, pero no existe la menor razón histórica para suponer que el capitalismo ofrezca una salida. Nuestros males comenzaron con la inexorabilidad con adecos y copeyanos, de la cual son productos el imperialismo. El renacimiento de fanatismo de Miami "dame dos" no debemos considerarlo como una solución. Tal renacimiento, si se produce, sólo significará que los aspectos odiosos del régimen capitalista se harán universales. Lo que el pueblo necesita es racionalidad, tolerancia y la compresión de la interdependencia de las partes de la familia Humana. Esta interdependencia ha quedado enormemente aumentada por los modernos inventos, y los argumentos puramente mundanos en favor de una actitud de benevolencia hacia el prójimo son mucho más fuertes de lo que eran antes. Tales considereraciones son los que debemos mirar, y no volver a los mitos oscurantismos. La intolerancia, hay que decirlo, ha causado nuestros males; pero la falta de inteligencia no los curará. Sólo una inteligencia mayor y más prudente puede hacer más feliz al pueblo.
Si la Nuestramerica y las razas que son aún tan prolíficas como eran los españoles hace varios centenarios siglos, no cambian sus costumbres a este respecto, al pueblo sólo le queda la miseria. Esto lo saben todos los eruditos inteligentes, pero no lo reconocen los dogmatizadores teológicos.
Creemos que la decadencia dogmática sólo puede hacer bien. Reconocemos inmediatamente que los nuevos sistemas de dogma, como los de fascismo, son peores aún que los antiguos, pero no habrían arrogados de tal modo en la mente del pueblo si los hábitos dogmáticos ortodoxos no hubieran sido inculcados en la niñez. Combinada con la creencia de que la tortura de millones no es desfavorable, ya que inflija el capitalismo o una Deidad imaginada a semejanza del creyente.
-"La honradez, la de utilidad del capitalismo a este respecto quedo ilustrada por la Historia de la Viña de Nabot donde el ladrón es el rey, que está por encima de la Justicia Terrestre".
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
