Comenzaba el día de Mayo de innovaciones

—"Que el amor es el amo el sostén del mundo. Por más que los hombres traten de someterlo, medirlo, mancillarlo y empequeñecerlo. Que todo lo embellece y purifica, por más parezcan turbias las fuentes de su origen. Que por él los seres viven sujetos a la eterna y misteriosa ley que rige inexorablemente los destinos del Cosmo".

La crisis es siempre transitoria, culmina en un climax, y cualquier caso es algo a lo que no puede corresponder un talante duradero, pues ya no sería de crisis. Tan pronto como los pueblos se habitúan a la "crisis", salen de ella: comienza una nueva forma de vida. Habituación y crisis son realidades contradictorias.

Por todos mostraba el mismo afecto, y si a algunos distinguía más con él era a los más desgraciados y a los que aparecían como más díscolos. Tenga paciencia cuando el ritmo de nuestras reflexiones tuerza a un lado, y espere a que en su ondulación tuerza al otro y deje se produzca así en su ánimo la resultante, si es que lo logró. Lo mismo los que piden que cerremos o poco menos las fronteras y pongamos puertas al campo, que los que piden más o menos explícitamente que nos conquisten, arrastrados por el espíritu de anarquismo que llevamos todos en el meollo del alma, que es el pecado original de la sociedad humana, pecado no borrado por el largo bautismo de sangre de tantas guerras.

Es una idea arraigadísima y satánica, la de creer que la subordinación ahoga la individualidad, que hay que resistirse a aquélla o perder ésta. Tenemos tan deformado el cerebro, que no concebimos más que ser o amo o esclavo, o vencedor o vencido, empeñándonos en creer que la emancipación de éste es la ruina de aquél. Ha llegado la ceguera al punto de que se suele llamar individualismo a un conjunto de doctrinas conducentes a la ruina de la individualidad. Por fortuna, la esencia de éste cuando nació potente fue el soplo de la libertad y la desaparición de las trabas artificiales, de las cadenas tradicionales; aquel "dejad hacer y dejad pasar" que predicaron los economistas ortodoxos traerá la ley natural que ellos buscaban, la verdadera ley natural social, la que ha producido la sociedad misma, su ley de vida, la ley de solidaridad y subordinación. Más que ley natural, es ésta sobrenatural, porque eleva la naturaleza al ideal, naturalizándola más y más.

Pero así como los que hoy se creen legítimos herederos del manchesterismo porque guardan su cadáver, se alían a los herederos de los que la combatieron, y se alían a éstos para ahogar el alma de la libertad que el manchesterismo desencadenó, así conspiran a un fin los que piden muralla y los que piden conquista. Querer enquistar a la patria y que se haga una cultura lo más exclusiva posible, calafateándose y embreándose a los aires colados de fuera, parte del error de creer más perfecto al indio que en su selva caza su comida, la prepara, fabrica sus armas, construye su cabaña, que al relojero parisiense que, puesto en la selva, moriría acaso de hambre y de frío. Hay muchos que llaman preferir la felicidad a la civilización el buscar el sueño; hay muchos en cuyo corazón resuena grata la voz de la tentación satánica que dice: "O todo o nada."

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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