Repensar el ejercicio político, un gran desafío

Este año se llevará a cabo un nuevo proceso electoral. Todo indica que podría realizarse en el último trimestre del año. De acuerdo con las perspectivas, no dudo en aseverar que estamos ante un gran desafío. El desmejoramiento de las condiciones materiales y espirituales de nuestra población, producto de las medidas coercitivas unilaterales, ha promovido en buena parte un clima político muy complejo y difícil.  

El Presidente Nicolás Maduro y nuestro gobierno revolucionario han hecho un esfuerzo épico, titánico, dirigido a compensar los efectos sociales y económicos de las sanciones. Ha auspiciado el diálogo como instrumento fundamental para salir de esta crisis política, en el marco de la Constitución. Sin lugar a dudas, ha sido un gran conductor político para esta coyuntura. Por su parte, el PSUV ha aportado su gran organización y todo el andamiaje sociopolítico que se expresa en el tejido comunitario de nuestro pueblo. No obstante, se ha registrado una merma nada desdeñable en la participación electoral de las bases del chavismo desde hace algún tiempo. Y si a lo expuesto, le sumamos la factible participación unitaria de la oposición venezolana en los venideros comicios, nos obliga a pensar en un cuadro político muy complejo que impone la promoción de condiciones favorables para el reencuentro del chavismo. Al respecto, resulta pertinente e imperativo analizar la subjetividad de la actual realidad militante. ¿Por qué una porción de electores chavistas no se han expresado en los últimos procesos electorales?  ¿Hay cansancio, hastío en las bases del chavismo? ¿Se han desvanecido valores fundamentales de la Revolución Bolivariana como la democracia participativa y protagónica? A mi juicio, no basta exhibir lo tangible, la gestión realizada, las misiones, los Clap, entre otras manifestaciones concretas.  Hay un componente más simbólico, subjetivo, relacionado con el ejercicio de lo político que involucra valores como la humildad, la ética, la democracia interna,  la unidad con diversidad, la convivencia, la libertad de opinión, el respeto a los liderazgos naturales. Se observa con mucha presencia y preocupación la reproducción de la lógica del poder. Es decir: solo existe una verdad, la verdad dominante y excluyente que representa la élite del chavismo. La conducción política se exhibe con arrogancia, prepotencia, sectarismo y opulencia, lo cual choca frontalmente con la cosmovisión de nuestra militancia y sus actuales condiciones de vida. Lo ético se encuentra sumergido en una crisis profunda. La corrupción continúa su voraz avance, convirtiendo a toda especie de contraloría en un eufemismo. La democracia interna casi inexistente. Entonces, ¿cómo resolver la contradicción entre lo material y lo subjetivo? ¿Es posible superar esta complejidad? Rotundamente Si. Repensando LA POLITICA REVOLUCIONARIA y al partido. Asumiendo la importancia que en el quehacer político guardan las formas. Minimizar el “Cómo” ante el “Qué” ha sido. y será siempre. un gran error. Hay que erradicar la desviación ideológica que supone al acto de conducir como expresión de mandato, disciplina y subordinación, lo cual permite la apertura de los caminos de la corrupción política, la adulación y el oportunismo. Construyendo la unidad con diversidad. Y esto supone la articulación de los diferentes actores que constituyen nuestra organización política, con sus propuestas, sus expectativas, sus sueños. Se trata de aprender a coexistir, de producir códigos y mecanismos para la convivencia necesaria, rompiendo la nefasta práctica de la segregación. Asumir la humildad y la transparencia como un ejemplo de vida.

Cada día estoy más convencido que en Política, la totalidad no es una operación aritmética. Es la articulación de la diversidad hacia un objetivo común y referido a una relación con respeto, reconocimiento y equidad. Por ello, el gran reto es pensar y construir una gran unidad política para obtener las victorias requeridas para los nuevos escenarios políticos y electorales que se avecinan. Urge Repensar y provocar una conducción política diferente que alcance recuperar los valores del Legado del Gigante Hugo Chávez, posibilitando así, el gran reencuentro del chavismo.

Concluyo con un pensamiento de los Zapatistas: “Construir un mundo donde quepan todos los mundos”.      

28/03/2021       



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Jesus Alberto Alvarez Gonzalez


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