La autocracia de Antonio Guzmán Blanco

—Antonio Leocadio Guzmán “El Padre de la Mentira”. Así como engañó al Libertador hasta ser su secretario, para espiarlo por orden de Páez y llevarlo al matadero, fue también el primero en firmar el decreto de expulsión del Padre de la Patria, lo que sembró un hito en la crónica de la infamia. El padre de Antonio Guzmán Blanco.

Acuérdate siempre, Antoñito, hijo de mi alma, que en Venezuela vivir sin poder es no poder vivir, y cuando no se tiene plata, como no la tenía yo, tan sólo queda un camino; encaramarte en el carro del poderoso y coger aunque sea fallo. Quien conoce el deleite del mando, es como el tigre que come carne humana. Luego que uno ha sido ministro, queda maleado para el resto de su vida. Tan sólo el poder, y nada más que el poder será su afán; y si para lograrlo hay que comer mierda, se come, aunque sea de abuchito.

El nuevo jefe de la revolución es Antonio Guzmán Blanco. Desde el 14 de agosto de 1869, cuando celebra una reunión en su casa caraqueña, que termina en una pedrea populista apoyada por el gobierno, se convierte en cabeza pensante y organizadora de todos los descontentos, de los que son y no son liberales. Se refugia en la Embajada Americana, sale para Curazao prepara una invasión que llega con buena fortuna a Caracas el 27 de abril de 1870. Comienza una etapa de dictadura ilustrada, el guzmancismo, que no terminará hasta fines de siglo. El general Antonio Guzmán Blanco (1829-1894), caraqueño, es hombre culto, valiente, buen organizador, con sentido histórico, progresista, ilustrado; también vanidoso, mesiánico, megalómano, inescrupuloso, gran ladrón. Su gobierno comprende varios momentos que la historia conoce de este modo: 1) El septenio, 1870-1877, primero como presidente provisional (1870-1873) y luego constitucional (1873-1877), de acuerdo con elecciones celebradas en 11873 y la Constitución de 1864, que Guzmán puso de nuevo en vigencia. Pero en 1874 se reforma la Constitución en varios puntos, especialmente en cuanto a la duración del período presidencial. Se establecen dos años, con prohibición para la reelección, reforma que se pondría en vigencia al finalizar el período de cuatro ya comenzado. 2) El quinquenio, 1879-1884, llamado primero, elegido constitucionalmente luego, por dos períodos. 3) El bienio, 1886-1888, que no termina; voluntariamente se retira a su casa de París.

En el bienio 1877-1879 gobierna un general guzmancista, Francisco Linares Alcántara. No obstante, reacciona contra el dictador. Muere el 30 de noviembre de 1879, en forma no explicada, en la Guaria. Se encarga del gobierno el presidente de la Alta Corte, Jacinto Gutiérrez, quien se manifiesta también antiguzmancista. Una Constituyente que se reúne en diciembre, presidida por el arzobispo Guevara y Lira, ordena demoler las estatuas que se había hecho erigir Guzmán Blanco. Una revolución instala en el poder al caudillo.

Para el período 1884-1886 se eligió al general Joaquín Crespo. Había sido jefe del Estado Mayor General de los estados del Sur en 1872 y, siempre adicto a la persona de Guzmán Blanco, ocupó cargos como el de ministro de Guerra y Marina. Termina Crespo su período, vuelva el tirano a ser electo (1886), pero se retira dejando encargado a un hombre de su confianza, Hermógenes López. Para el bienio 1888-1890 es electo un civil, el doctor Juan Pablo Rojas Paúl. Aunque electo por imposición del Jefe, este presidente ensaya un régimen democrático, permitió la libre expresión, derrotó a Crespo alzado por inconforme con la reacción contra Guzmán, permitió el juego republicano, de modo que al terminar su mandato entrega a otro civil, el doctor Raimundo Andueza Palacio (1890-1892).

Andueza, tentado por el continuismo, quiere reformar la Constitución de 1881, que establecía los bienios. Expulsó a Rojas Paúl, pero fue derrocado por una revolución en junio de 1892. Joaquín Crespo toma el poder el 6 de octubre de 1892, convoca una Constituyente, se reforma la Constitución para establecer los cuatro años que quería el derrocado Andueza y se nombra al triunfador Crespo para 1894-1898.

Las elecciones que se realizan para elegir presidente para el período 1898-1902 están controladas por el gobierno de Crespo. Se impone, por tanto, el candidato oficial: general Ignacio Andrade. Este se encarga del ejecutivo el 28 de febrero de 1898; sólo estará en la silla presidencial hasta el 22 de octubre de 1899, cuando Cipriano Castro llega vencedor a Caracas.

El poder político de Antonio Guzmán Blanco se ejerce directamente en el septenio (1870-1877), el quinquenio (1879-1884) y la aclamación (1886-1888). Pero Crespo y Rojas Paúl son hombres que actuaron bajo su égida. El juicio del historiador José Gil Fortoul resulta esclarecedor como resumen: “Gobernó Guzmán Blanco diecinueve años, ya como presidente, ya con el carácter de inspirador de la política nacional, imitando en esto el papel que representó Páez de 1830 a 1848. Más hábil y más enérgico que Falcón, Guzmán Blanco logró someter el militarismo formado en la guerra de cinco años y en las revoluciones del 64 al 70. Mantuvo la paz, reorganizó la administración, revivió el crédito exterior, fomentó el progreso material, perfeccionó la legislación, y si no permitió nunca que su personalidad fuese discutida o censurada, dio en cambio muestras de liberalismo solicitando la colaboración de sus adversarios y llevando a las leyes algunos de sus ideales, como la instrucción laica, la supresión de los conventos y el registro del estado civil. Por otra parte, puso siempre empeño en llamarse jefe del partido liberal; pero contra tal propósito protestan a una la historia política desde 1848 y la generalidad de los hombres notables que desde entonces se han llamado liberales. Como Monagas en 1848, como Páez en 1861 y como Falcón en 1864, Guzmán Blanco dominó con un partido personalista, al cual sería absurdo calificar de conservador o liberal”.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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