¿De verdad un partido unitario será tan bueno así?

Debo confesarles mis queridos lectores, que tengo mis dudas sobre la bondad y conveniencia de conformar un partido unitario de la revolución. No entiendo claramente que necesidad pueda tener el socialismo del siglo XXI de un partido unitario, y aquí es donde me surge la primera duda, todo el mundo reconoce que es necesario desarrollar este concepto, darle cuerpo, y para ello es imprescindible un debate ampliado de los más diversos sectores de la sociedad, incluyendo quienes adversan la idea, sin saber por cierto, de que se trata, pero lo hacen porque son opositores a cualquier cosa que lleve la etiqueta socialista. Estamos hablando de crear un partido político, es decir, una organización, una estructura, antes de contar con una filosofía que sirva de guía para la acción. Esto es algo así como poner la carreta delante de los bueyes.

No hace mucho participé en un evento para crear la filosofía de gestión de una institución pública, nos dedicamos los participantes a discutir la visión, la misión y los valores que sustentarían dicha institución. Estas definiciones serán fundamentales para crear la estructura funcional de la institución. Si hacemos un símil con la creación de un partido político debemos agotar la fase de plasmar un cuerpo doctrinal robusto, para luego pasar a crear la estructura del partido. Creo que esta fase recién está comenzando.

En segundo lugar, el actual proceso revolucionario ha estado basado en gran medida, en el descrédito de los partidos políticos como representantes de los intereses del pueblo. Escuché a un político de la izquierda decir en la televisión, que había un clamor popular por la creación del Partido Socialista Unido, sinceramente creo que esa es una frase lanzada al voleo sin mayor sustentación. Por lo menos, en los sectores que yo me muevo no he visto gente con pancartas gritando queremos partido unitario. Más aún, ni siquiera los militantes de la izquierda lo han hecho, la verdad es que todos comenzaron a hablar de eso después que el Presidente lanzó la idea. Creo que la gente sigue desencantada de los partidos políticos y no creo que estén muy seguros que un nuevo partido será sustancialmente distinto a los que han existido. Pienso que la gente está más ganada a participar en asociaciones de base que tengan que ver directamente con los problemas de la comunidad y que estos tengan la posibilidad cierta de ser escuchados y participar en la resolución de los problemas. Creo que esta es una de las tareas más difíciles de la revolución lograr una participación efectiva del pueblo en la toma de decisiones, tradicionalmente, los partidos no han sido vehículos para dicha participación, muy por el contrario, han sido un escollo más para la participación directa y protagónica del pueblo. Por lo tanto, el nuevo partido sólo tendrá sentido si en verdad se convierte en un medio de comunicación y participación popular.

En tercer lugar, como encajarán en el partido unitario, las diferentes tendencias de la izquierda venezolana, los comunistas, los que se inclinan por la social democracia, por la democracia social, los anarquistas, los trostkistas, los social cristianos, etc. De hecho, hay un problema ideológico medular entre quienes siguen siendo marxistas leninistas y quienes no lo son. Quienes son marxistas leninistas, por definición, no pueden aceptar que en un Estado Socialista subsista la propiedad privada de los medios de producción, deben ser consecuentes en lo político con la dictadura del proletariado, si transigen en estos puntos no pueden llamarse marxistas leninistas. Y quienes se identifican con la social democracia, con el social cristianismo, no pueden aceptar los postulados anteriores. Este es un problema mayúsculo. Dependiendo de la definición final que se le dé al socialismo del siglo XXI, algunos se identificarán claramente con él, y otros no. Creo que todos se podrán identificar con los valores planteados, pues los valores del socialismo son humanistas, pero habrá diferencias en los medios a utilizarse para alcanzar la visión de un Estado socialista. Creo que es ingenuo pensar que en el partido unitario no existirán corrientes diversas, si en él conviven militantes con distintas visiones ideológicas de los caminos que hay que transitar para llegar al socialismo. Por lo tanto, no pondría mis manos en el fuego para decir que el nuevo partido no terminará siendo una bolsa de gatos, esperemos que no, pero no hay garantías.

Hay una clase de partido que yo no quiero por nada de este mundo, y es uno en que exista una dirección central omnipotente con una comunicación de arriba hacia abajo y una disciplina vertical férrea. Y aquí me viene a la memoria, el recuerdo de mis compañeros comunistas cuando era un joven revolucionario, y les preguntaba acerca de su opinión sobre algún evento político en proceso, su respuesta era invariablemente, “Compañero, aún no ha bajado la línea del partido, no puedo comentar nada” o bien “Compañero, la línea del partido es…..”. Muchas veces les preguntaba, eso está muy bien, pero que opinas tú, la respuesta era siempre un silencio total. Un partido de ese tipo no creo que sea acorde con la idea que yo tengo del socialismo del siglo XXI. De hecho, en la teoría moderna de las organizaciones, hoy se reconoce la necesidad de una comunicación horizontal en vez de una vertical para el logro de una mayor eficacia y eficiencia.

También he escuchado a algunos políticos decir que la creación del nuevo partido debe estar acompañada de una debida depuración ideológica, y esto si me para los pelos, me suena a “purga”. En primer lugar, para depurar debe haber depuradores, es decir habrá algunos que deberán juzgar a otros y medirles el grado de pureza ideológica y compromiso revolucionario, para ello, me imagino que tendrán un “depuromómetro” o ya habrán hecho el pedido. Me suena algo así como medir la pureza racial, ¿no les parece familiar?

En todo caso, el nacimiento del partido unitario es un hecho, y lo que podemos decir es que esperamos que sea un partido participativo, de controversia, de debate interno, de democracia desde abajo, la tarea no es fácil, pues se deben crear los mecanismos para que esto sea así y perdure en el tiempo.


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Hernán Torres


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