¿Cómo salir de la trampa?

Leí con atención un artículo --“La trampa”-- de Luis Vicente León, Presidente de Datanalisis y consumado creador de opinión en el país, sobre todo en la acera de la oposición.  No esconde sus reflexiones en una inoportuna (e insustancial) objetividad analítica.  En fin, palabras más palabras menos, nuestro amigo explica que los adversarios de Maduro cayeron en la trampa que les tendieron: la jaula de la división.  Se tragaron el dilema falso de que participar o no en las próximas elecciones del 20 de Mayo (20M) es el centro de la existencia de ambos sectores de la oposición venezolana. Cada día se enfrentan abstencionistas y los que apoyan la vía electoral, unos y otros se lanzan dardos virulentos sin ahorrar odios y expresiones gruesas.  Ante tal situación, nuestro articulista vaticina un triunfo cómodo de Maduro. Además, menciona una circunstancia adicional, lo que debe procurar la oposición venezolana es tener una posición política única que los aglutine, no lo contrario.

Paradójicamente, ayer fue entrevistado León por su tocayo periodista, en este caso, José Vicente Rangel.  Allí señaló una situación que quiero compartir: es posible que la vía electoral sea un camino eficaz para que el gobierno de Maduro llegue al fin de su mandato.  Recordó un dato significativo: Maduro inició su campaña electoral (cuando murió Chávez) con 21 puntos por debajo de Capriles y en un mes remontó la diferencia. Para decirlo de otra manera, la diferencia entre Maduro y el más conocido de sus oponentes (Henry Falcón) no es tan considerable que sea una ilusión acortar distancias y perder la Presidencia.  Tal vez esta sea una de las razones de la firma del acuerdo por los dos candidatos anti reeleccionistas principales: un mes más para realizar una campaña con la intención de remontar y superar las aspiraciones continuistas del chavismo.  Imposible ser más claro.

Se estableció, tanto en el artículo como en la entrevista televisiva, la situación del ventajismo descarado de Maduro y de las condiciones desfavorables para cualquier candidato opositor.  Pero también insistió en que hay muchos ejemplos en que estas circunstancias adversas no impidieron la derrota de gobiernos autoritarios (y hasta democráticos) en Latinoamérica. Sostuvo que es imposible pedir y lograr condiciones justas sin participar. Votar y pelear por mejorar las condiciones de competitividad electoral son dos procesos paralelos y así lo entendió Falcón cuando advirtió que estará monitoreando esas condiciones cada día para verificar el respecto a la ley y propiciar equidad electoral.  Por su parte, el gobierno sigue encasillado en proscribir partidos e invalidar líderes de la oposición en la línea de construir embelecos solapados que propicien la abstención.

Entonces, ¿cómo salir de esta trampa?  Ya lo dijimos, cuando se logre conformar una posición política única (en todo caso mayoritaria electoralmente) que logre aglutinar a todos o por lo menos a la inmensa masa del pueblo que adversa a Maduro y su labor destructiva. ¿Es posible hacerlo? Definitivamente si, y cuando las ruedas institucionales se pusieron en marcha para unas elecciones de presidente, diputados regionales y concejales por municipios, pienso que la vía electoral en este momento es la única opción que conduzca al éxito.  Por ello Maduro y su combo ya prendieron sus robots digitales para fomentar el abstencionismo opositor que conduzca a la desesperanza y al derrotismo psicológico del pueblo venezolano. 

Las cartas están echadas. Si no votamos el 20M simplemente seremos agentes pasivos de la estrategia electoral del gobierno que sólo puede ganar si los venezolanos nos quedamos desconsolados en casa. Si salimos a votar podemos cambiar el panorama político del país, recordemos que 7 de cada 10 venezolanos (70%) están en contra de Maduro por su acción destructiva de nuestra vida tal como la conocíamos.

Este gobierno ha llevado al país a su peor crisis económica de nuestra historia moderna, la economía venezolana va para cinco años decreciendo y estamos en el ciclo infernal de la hiperinflación que destruye sin misericordia nuestros salarios.  Maduro tendría la obligación de resolver este cataclismo y promete que lo hará en el futuro cuando gane de nuevo la presidencia. ¡Qué cinismo!

Entonces, ¿los 13.861.400 electores (70% del REP) que no estamos con Maduro seguiremos encerrados en la jaula del abstencionismo derrotista y paralizante? La respuesta es contundente y sabia: debemos salir a la calle a encauzar a la mayoría opositora para que vote el 20M en contra de la intención reeleccionista del destructor de la Patria. En conclusión, yo voto y me salgo de la trampa.

 



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Nelson Suárez

Docente/Investigador Independiente (Literaratura, Ciencia, Tecnología y Sociedad)

 suarez.nelson2@gmail.com

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