Trump, especie en crecimiento

En el momento en que escribo el nombre del triunfador en las elecciones presidenciales en Estados Unidos está en medio de una batalla entre resultados anticipados (Biden ganó), litigios legales sobre fraude (Trump no acepta la derrota) y un país polarizado esperando los resultados oficiales (el Colegio Electoral se instalaría el 14 de diciembre). Parece el guion de un thriller al clásico estilo de Hollywood. Al fin y al cabo alguien ganará, en este instante me interesa otra arista de este proceso electoral: ¿es Trump un fenómeno pasajero en la política mundial?

Buscando por allí me encontré un artículo de Vargas Llosa de agosto de 2015, texto indicador de una preocupación nacida en el momento en que Trump aspiraba a la Presidencia. El autor de Conversaciones en La Catedral escribió sobre su mayor temor en ese momento: el racismo del candidato, su abierto desprecio hacia la población "hispana" en Estados Unidos. Nuestro premio nobel estimaba que "remover aquellas aguas puercas de los bajos fondos irracionales es sumamente peligroso, pues el racismo es siempre fuente de violencias atroces y puede llegar a destruir la convivencia pacífica y socavar profundamente los derechos humanos y la libertad." Primer atributo del millonario presidente, el racismo.

Veamos una muestra de esta actitud en el siguiente y célebre tuit: "Muy interesante ver a las congresistas demócratas ‘progresistas’, que originalmente vinieron de países en los que sus gobiernos son una completa y total catástrofe, los peores, más corruptos e ineptos del mundo… Por qué no regresan y arreglan los lugares totalmente destrozados e infestados de crimen de donde vinieron". Se refería a cuatro mujeres/congresistas demócratas que fueron objeto de su atención por sus posiciones de igualdad social en la gran democracia del norte. Este talante se había manifestado antes, cuando dijo en plena campaña electoral que "cuando México envía a su gente, no envía lo mejor, no envía gente como tú o como tú. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores y algunos, asumo, que son buenas personas". Sobran los comentarios, como escriben los periodistas.

Poco días antes de las elecciones del 3 de noviembre, transcurrido ya el primer período presidencial, el sociólogo chileno Fernando Mires realizó una aproximación un tanto más prospectiva. En primer lugar se pregunta si Trump tiene "una doctrina como la tuvieron Wilson, Roosevelt, Kennedy u Obama". Responde de manera inmediata que su pensamiento es más rígido que sus predecesores y concluye que "ahora, si quisiéramos resumir en tres palabras a la doctrina Trump esas serían: economicismo, nacionalismo y bilateralismo. La primera palabra es la sustancial. Las otras dos son derivados de la primera."

Después de presentar razones para desnudar que el economicismo trumpista traza convergencias inusitadas entre el neo-liberalismo y el marxismo más radical, nuestro pensador chileno establece que, a pesar de ello, su imaginario político ha derivado hacia una postura en contramarcha a la llamada cultural liberal de occidental. Veamos este razonamiento: "No sin razón los intelectuales, los académicos, los artistas, los movimientos emancipadores, los defensores de los derechos humanos, en fin, todos los que para bien o para mal son productos netamente occidentales, nunca votarán por Trump. El proyecto de Trump, nacido en occidente, no es políticamente occidental. Occidente, por lo menos el occidente político, es el producto de un larguísimo proceso de luchas democráticas. El ideal de Kant, ese mundo basado en las diferencias articuladas en instituciones multinacionales…".

Los temores de un anti-occidentalismo primitivo que palpita en Trump van más allá de los Estados Unidos, Mires lo dice magistralmente en una frase que "Trump no es solo Trump, detrás de él están los neo-nacionalismos europeos, las potencias euroasiáticas, los populismos resultantes de la ruina de la sociedad industrial y, sobre todo, las masas consumistas del mundo entero." Esos ramales han llegado a América Latina. Se mencionan algunos dirigentes emblemáticos de un emergente neo-populismo de corte antidemocrático: Bolsanaro (Brasil), Bukele (El Salvador), Duque (Colombia), Camacho (Bolivia), Kast (Chile) y otros que todavía no han alzado sus brazos pero que están allí en la "su órbita". Aparté a Venezuela porque eso requiere un espacio mayor que ya vendrá.

No tan equivocado está Gil Yépez, Presidente de la encuestadora venezolana Datanálisis, cuando también con un tuit expresó que "la similitud entre Trump y Chávez es que ambos son autoritarios, polarizadores, excluyentes, no democráticos. La diferencia es que uno era un dictador de izquierda, anticapitalista y que el otro es un dictador que parece capitalista pero, en realidad, es un individualista salvaje." Visto así, el fenómeno Trump no es un asunto norteamericano nada más y, al parecer, comenzó antes de que el "el millonario de la Casa Blanca" pensara en competir en la política norteamericana. Rasgando los pliegues de la historia un poco más encontraríamos lo que muchos ciudadanos norteamericanos ven en Trump: el símbolo de una autocracia que no esconde sus intenciones de arrasar con las tradiciones democráticas en ese país.

No resulta sorprendente, entonces, que Trump diga (enero 2018) sin rubor alguno que "¿Por qué tenemos toda esta gente de países de mierda viniendo aquí?", refiriéndose a la inmigración que se produce en los Estado Unidos. Por estas y otras razones, Fernando Mires cuando conoció las proyecciones que daban por ganador a Biden no pudo evitar escribir en su cuenta de Twitter que "parece que nos hubieran sacado una piedra del alma". Sí, pero del alma occidental, a saber, de la democracia, la libertad y la igualdad. Pero, estimo que a pesar de esta derrota electoral de Trump, todavía pervivirá esa manera de hacer política, porque nuestro amigo de la Casa Blanca apenas es una muestra de otros animales políticos de igual índole, por cierto, en proceso de crecimiento. Hay que estar claros.



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Nelson Suárez

Docente/Investigador Independiente (Literaratura, Ciencia, Tecnología y Sociedad)

 suarez.nelson2@gmail.com

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