¡Pobre Constitución, tan lejos de Dios y tan cerca de…!

Cuando pronunció su famosa frase, tal vez el general y Presidente mexicano (al parecer la tomó prestada) Porfirio Díaz nunca llegó a pensar que se convertiría en una muletilla del antiimperialismo latinoamericano, hasta algunos bolivarianos venezolanos se la atribuyen candorosamente al Comandante Eterno. Cuestión de memoria corta, diría un buen profesor que siempre recuerda que la historia sirve para no repetir errores. Y de eso de trata esta nota: no volver a fracasar.

Pero tenemos todos los números comprados de la rifa del próximo fracaso. Voy a explicar por qué expreso tal pesimismo desmesurado en nuestra política.

Vamos a comenzar con el gobierno nacional, encabezado por el elegido de Chávez. Nuestro flamante Presidente ha hecho lo indecible por irrespetar el mayor legado del gran elector ya fenecido: la Constitución del año 99. Como dicen esos que ahora denominan el chavismo crítico, es decir, los chavistas que dicen que el Psuv y el alto comando de la revolución la están enterrando sin disimulo. Se ve el entierro, lo que no existe es el cuerpo.

Escribí en alguna oportunidad que quienes redactaron la Constitución actual tuvieron la genialidad de crear una suerte de válvula de escape para que cuando la tensión política se eleve existiese la opción de una consulta democrática al pueblo soberano. El referendo revocatorio de un mandato popular tiene esa finalidad: si el gobernante no hace bien su trabajo, entonces el pueblo lo revoca. Chávez siempre tuvo claro el asunto, por esta causa aceptó este reto en su momento.

Pero el irrespeto de Maduro y su cohorte de aduladores fue más allá de sabotear el referendo el año pasado. Cuando perdieron las elecciones parlamentarias el año 2015, aceptaron aparentemente los resultados; pero, bueno, simplemente inhabilitaron a la nueva Asamblea Nacional mediante un mal disimulado madrugonazo judicial: suspendieron a los diputados indígenas de Amazonas y Apure. La carambola de la Sala Electoral tuvo dos efectos favorables a la burocracia gobernante. Comenzaron a gobernar sin control parlamentario y convirtieron al Tribunal Supremo en el Ministerio de la Secretaría de la Presidencia. Un giro antidemocrático que tuvo su paroxismo en las famosas decisiones 155 y 156 de ese mismo Tribunal que abrió la caja de Pandora que todavía tiene sueltos a los demonios en mi país.

En otra etapa anticonstitucional, la Fiscalía General de la República es el nuevo enemigo de la revolución: decidieron "revisar uno a uno sus integrantes y reorganizarla totalmente". ¿Por qué tal acción descabellada? Porque no convalida sus sistemáticas violaciones a la Carta Magna. Pero el cuento no quedó ahí: también convocan a un proceso constituyente sin pedir permiso al soberano, tirando por la borda la tradición que el propio Chávez comenzó hace casi dos décadas.

En conclusión, como dijo alguien, la Constitución de Chávez no le sirve al régimen de Maduro y están barriendo el piso con ella. O tal vez como dijo Presidente venezolano de nuestro nefasto y sangriento siglo XIX: simplemente la ven como un librito que sirve para sacarla en televisión en las tenebrosas cadenas oficiales. Lo que si se ve en la televisión es un golpe judicial que sirve a los propósitos de Maduro: gobernar sin equilibrio de poderes, claro, retratándose a cada momento con los militares.

Frente a ello, más de lo mismo: la MUD (en este momento) anuncia la creación de un gobierno paralelo como resultado de una consulta popular unilateral y sin supervisión alguna. Es evidente que millones de venezolanos salieron a la calle a votar el pasado 16-J en contra de una fraudulenta Constituyente, pero de ahí a decir que recibieron un mandato legítimo para formar gobierno es otro asunto. Lo grave es que deben doblegar los principios constitucionales más elementales para poder sacar a Maduro. Por ello hacen tres propuestas anticonstitucionales: elecciones generales anticipadas (que existen en el texto del año 99), nombrar al nuevo TSJ unilateralmente (compuestos por "azul azulitos") y organizar un gobierno paralelo de unidad nacional (sin el chavismo claro está). Violemos la Constitución para hacerla cumplir, pensaría un Maquiavelo criollo. Tremenda paradoja. ¿Les pregunto: en estas acciones no se les nota el parecido al discurso y decisiones de Maduro y su cohorte?

Vuelvo a recordar una frase pesimista de Briceño-Iragorry: los venezolanos por no meditar bien nuestras acciones políticas terminamos quitando a unos fracasados para poner a otros de igual naturaleza. Llevar al país al borde de una guerra civil para acceder al gobierno (oposición) o por aferrarse irracionalmente al poder (Maduro y su combo) dice mucho sobre el lastimoso destino próximo de mi Patria.

Por eso parafraseo la frase del también militar mexicano: "¡Pobre Constitución, tan lejos de Dios y tan cerca de Maduro y la MUD!



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Nelson Suárez

Docente/Investigador Independiente (Literaratura, Ciencia, Tecnología y Sociedad)

 suarez.nelson2@gmail.com

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