La guerra de los de arriba

"No importa lo que nos hagan siempre debemos actuar por amor a nuestra gente y a la madre tierra, no debemos Reaccionar con odio contra aquellos que no tienen ningún sentido común"

John trudell.

"Cantar y cantar, hasta que la vida se vuelva un cantar, y nuestro combate una sola canción"

Ali Primera.

Con los de arriba, nos referimos a los que siempre han manipulado y acaparado el poder para controlar, expropiar y acumular obscenamente las riquezas de los pueblos.

Desde hace siglos ciertas elites nos han dominado, conquistado y esclavizado a través de la violencia, la religión el miedo y la ignorancia, pero no fue sino hasta el siglo veinte en que, utilizando medios más sutiles, como la creación de una cultura hecha a su medida, han logrado hacernos creer que las cosas son como son porque simplemente así es que tienen que ser, no existe "otra alternativa" en esto invirtieron y siguen invirtiendo millones de dólares.

Y ha sido en el siglo 21, quizás motivado por el resurgimiento de las corrientes progresistas y en especial por el auge del socialismo del siglo 21 impulsado por nuestro comandante Hugo Chávez, que los poderosos se han quitado las máscaras y los guantes y han comenzado la guerra total contra los pueblos y contra cualquiera que se atreva a ir siquiera un poco en contra de sus deseos de control y poder total al costo que sea, incluso el de la destrucción de la vida en el planeta.

Hoy somos testigos, a veces cómplices, de las más terribles barbaridades, las elites corporativas desatan guerras o conflictos de diferentes intensidades en todas partes del planeta. El medio oriente y la madre África siguen siendo devastados y desangrados por la insaciable sed de los poderes corporativos y sus socios políticos. Sus garras sangrientas vuelven a extenderse sobre Indonesia y Filipinas, la destrucción amenaza otra vez a la República Democrática de Corea, el centro de Europa, Rusia y la misma china están siendo blanco de los grupos terroristas al servicio de las elites corporativas, y lo más peligroso, Nuestra América, único territorio que aún conserva algo de paz está siendo desestabilizado y llevado muy adrede y vertiginosamente al caos.

Hoy en el mundo existen más de 65 millones de desplazados, miles mueren en el mar y los desiertos o en los nuevos campos de concentración, huyendo de las guerras y la pobreza, cientos de miles siguen muriendo a manos del hampa y del terrorismo. El tráfico de armas, de drogas, de personas y de órganos se han convertido en un lucrativo negocio que solo beneficia a esas mismas elites que hoy deciden el destino de todos nosotros y siguen instalando, ya descaradamente la dictadura del capital y sus corporaciones.

Los malos gobiernos al servicio de las corporaciones de la muerte siguen atacando sin piedad a los pueblos originarios de nuestra Abya Yala. Al igual que destruyeron casi por completo a la nación tehuelche en la Patagonia, hoy las huestes oligárquicas atacan sin piedad y en completa impunidad a la nación Mapuche en Chile, y a todas las naciones indígenas de nuestro continente, para seguir, como lo vienen haciendo desde hace cinco siglos, apoderándose de sus territorios, bajo la triste excusa del "desarrollo y el progreso económico". Desarrollo y progreso que solo sigue beneficiando a unos pocos.

Las elites colombianas en los últimos dos años han asesinado a más de doscientos líderes y activistas sociales, El gobierno de Macri en la Argentina empeña al país de San Martin y lo somete a una deuda de cien años solo para seguir enriqueciendo a las elites financieras, mientras le quita las pensiones a los discapacitados, aumenta el desempleo y la pobreza, va poco a poco acabando con la libertad de expresión y encarcela a líderes indígenas y activistas.

NI hablar del ataque despiadado al pueblo mexicano. Peña Nieto va ya batiendo records en periodistas asesinados, estudiantes desaparecidos y actos de corrupción en general, al tiempo que continúan los ataques contra indígenas y campesinos para despojarlos de sus mejores tierras y entregárselas sin ninguna vergüenza al gran capital.

El golpista Temer, después de empezar al igual que Macri la subasta acelerada de los bienes del pueblo, ha comenzado a revivir lo más oscuro de la represión de las dictaduras militares y a desaparecer a un ritmo desquiciado todos los logros que el pueblo brasilero alcanzó con gran esfuerzo en los últimos años.

Al igual que en los años 50, 60, 70, y 80 del siglo pasado, los crímenes de odio más horrendos son impulsados y apoyados por los dueños de la prensa corporativa. Se empiezan a reproducir nuevas versiones de las infames operaciones Phoenix, cóndor y Gladio hoy con la excusa de combatir el terrorismo, y peor aún, tratando de revivir el visceral anticomunismo de la derecha fascista que asesinó, desapareció o torturó despiadadamente a cientos de miles de personas, incluyendo mujeres y niños en Cambodia, filipinas, indonesia, Vietnam, Guatemala, El Salvador, chile, argentina, Brasil y tantos otros sitios del planeta para salvarlos del "terrible enemigo comunista".

El ataque de los de arriba es global, van instalando a sus títeres incluso en los gobiernos de la metrópolis capitalista a punta de "falsas verdades", propaganda, manipulación y xenofobia. Los pocos beneficios del "estado de bienestar", que todavía existen en los países europeos, van siendo desmontados sin derecho a protesta .La dictadura del capital disminuye el "gasto social" mientras aumenta desquiciadamente el gasto militar, destruye el estado de derecho amparado en el terror infringido por sus operaciones de bandera falsa, que desde el fatídico 11 de septiembre en Nueva York no han hecho sino ir en aumento.

EL "patriot act", la ley mordaza, cientos de leyes y decretos represivos, el "big data", espionaje y control total de la información instalando la mentira con los conceptos como "postverdad" o los "hechos alternativos", la destrucción sistemática de la educación y el conocimiento, desahucios, gentrificación, estados de emergencia, guerras permanentes, y la continua destrucción del medio ambiente, todo nos va mostrando un futuro oscuro y apocalíptico.

Pero es aquí en Venezuela donde se está librando la batalla decisiva, además de ser la joya de la corona, con las mayores reservas de petróleo ( necesario para mantener en movimiento la gigantesca maquinaria de guerra del imperio), oro, agua dulce, biodiversidad y muchísimos minerales indispensables para el desarrollo tecnológico, Venezuela ha sido desde la época de Bolívar, la cuna de la independencia y la libertad, y desde el comienzo del gobierno del comandante Chávez se convirtió en el catalizador de los gobiernos progresistas del mundo, y desde entonces han tratado de detener el impulso revolucionario del bravo pueblo.

Venezuela está bajo ataque, rodeada y sometida a la más cruel e inusual guerra no convencional y mediática, incluso más intensa que la desatada contra Gadafi en Libia, aunque la receta sea muy parecida. El plan es indudablemente el desmontar el estado nación, balcanizar el país, apoderase de nuestras riquezas y acabar con la resistencia de los pueblos a la dictadura de las corporaciones.

Los de arriba nos han declarado la guerra, y los de abajo no solo somos los pobres y los ninguneados de siempre, los de abajo somos también las clases medias y todos los que apostamos por un mundo mejor, por una nueva economía más justa, honesta y solidaria. No nos engañemos, las corporaciones y sus monopolios son enemigos mortales de las pequeñas y medianas industrias, de las cooperativas, de los pequeños empresarios que buscan un futuro mejor y de todos los que queremos trabajar con ética y honestidad. Son también enemigos de los pueblos originarios y de los estados nación que buscan su independencia económica y la soberanía.

El conflicto actual va mucho más allá del clásico enfrentamiento de izquierda y derecha, la situación de crisis sistémica de un fraudulento sistema económico de acumulación por despojo llevada adelante por unas elites enfermas está poniendo en peligro el futuro de la humanidad.

Estas elites saben que les será cada vez más difícil seguir engañando y controlando a unas masas que comienzan poco a poco a despertar del hipnotismo colectivo y del largo proceso de alienación al que han estado sometidos, y por eso su ataque frontal y su desesperación por apoderarse de todo lo más rápido posible y al costo que sea.

La revolución nos ofrece hoy la única posibilidad de enfrentar con éxito el ataque de las elites, y de salvar la república: la asamblea constituyente. Aprovechémosla, ejerzamos nuestro derecho y nuestro deber de participar en la construcción de la patria que queremos.

La constituyente nos da la oportunidad de entablar un diálogo amplio e incluyente, donde le podamos buscar soluciones reales a los problemas del país, nos da la oportunidad también de blindar todo lo logrado en revolución, que no es poco, y de cambiar todo lo que debe ser cambiado, comenzando por el buscar las formas de acelerar la transformación del estado, acabar con el burocratismo y la corrupción, profundizar el estado comunal y terminar de derrotar para siempre el neoliberalismo, construyendo nuevos sistemas de producción y distribución más justos, equitativos y con verdadero carácter social y algo muy importante nos da el chance de renovar todos los poderes del estado y los liderazgos de los movimientos políticos y sociales.

Llego la hora de salir de nuestras pequeñas zonas de confort, y pasar de la resistencia a la lucha, donde ellos siembran ignorancia, sembremos conocimiento, donde fomentan el odio, distribuyamos amor y tolerancia, si sus armas son la violencia y la muerte, las nuestras deben ser la música, la danza y la poesía, salgamos a luchar por la paz con alegría, "hasta que nuestro combate se vuelva una sola canción"



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Gustavo Corma


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