La premisa de la clase burguesa, la dominación y la acumulación de riqueza

La lucha del pueblo contra la burguesía, aunque no lo sea por su contenido, es por su forma, ante todo, una lucha nacional. El pueblo, capa inferior de la sociedad actual, no puede levantarse, enderezarse, sin hacer saltar todas las capas que constituyen la superestructura de la sociedad oficial.

Todas las clases, han descansado en el antagonismo entre las clases opresoras y oprimidas. Masa para oprimir a una clase, hace falta poderle garantizar condiciones de existencia que al menos le permita llevar una vida de esclavo, lejos de elevarse con el progreso, desciende siempre más y más por debajo mismo de las condiciones de vida de su propia clase. El pueblo cae en la miseria, y el pauperismo crece más rápidamente todavía que la población y la riqueza. Es, pues, evidente que la burguesía es incapaz de seguir desempeñando el papel de clase dominante y de imponer al pueblo como ley reguladora las condiciones de existencia de su clase. No es capaz de dominar, porque no puede asegurar a su esclavo la existencia ni siquiera dentro del marco de la esclavitud, porque está condenada a dejarle decaer hasta el punto de que deba mantenerle en lugar de ser mantenido por él. El pueblo ya no puede vivir bajo su dominación; lo que equivale a decir que la existencia de la burguesía es en lo sucesivo incompatible con la del pueblo trabajador.

Por consiguiente, lo que el pueblo se apropia por su actividad es estrictamente lo que necesita para su existencia. No queremos de ninguna manera abolir esta apropiación personal de los productos del trabajo, indispensable a la mera reproducción de la vida del pueblo; esta apropiación no deja ningún beneficio que pueda darle poder sobre el trabajo de otro. Lo que queremos es suprimir ese modo infame de apropiación que hace que el pueblo no viva sino para acrecentar el capital y no viva sino en tanto lo exigen los intereses de la clase dominante.

Desde el momento en que el trabajo no pueda ser convertido en capital, en dinero, en una palabra, en poder social susceptible de ser monopolizado; es decir, desde el instante en que la propiedad individual no pueda transformarse en propiedad individual no poder transformarse en propiedad burguesa, desde ese instante declaramos que la personalidad está suprimida.

De este modo, en la sociedad burguesa el pasado domina al presente; en la sociedad socialista es el presente el que domina al pasado.

—En la misma medida en que sea abolida la explotación del hombre por el hombre, será abolida la explotación de una nación por otra.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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