La catarsis del 6D

Finalmente llegó el día D, ese que tanto esperan los jefes militares para dar inicio a alguna operación, o los gerentes de marketing, para lanzar un producto innovador. En Venezuela, el día  D llegó el 6 de diciembre, tan ansiado por el pueblo venezolano, actores políticos, medios de comunicación, y todo aquel que tenía y tiene algún interés por lo que acontece en nuestro país.

Una vez conocidos los resultados de las elecciones parlamentarias realizadas el 6D, todo el mundo exhaló algún tipo de sentimiento: de alegría, de tristeza, de euforia, de rabia, de tranquilidad, de temor  o de quietud. Sobre el cielo de Venezuela  se dibujó un aura de transparencia y de satisfacción por la jornada cívica que se vivió. Sin violencia y mediante el uso del derecho al sufragio, los venezolanos dirimieron sus diferencias. El Consejo Nacional Electoral mostró su eficiencia y transparencia. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana cumplió con su deber patriótico y garante de la paz. El Presidente Nicolás Maduro quedó como un gobernante con talante democrático. Los expresidentes latinoamericanos y demás observadores internacionales comprobaron el clima de libertad de expresión que existe en la tierra de Bolívar. Y la emblemática  periodista de CNN, Patricia Janiot, dormida en el asiento del avión,  regresó feliz a Atlanta.

El 6D, los venezolanos, en un ejercicio de catarsis, votaron masivamente. 75 % de participación es un resultado valorado y alabado por todos los analistas y observadores. 14,5 millones de votos emitidos, de los cuales, 7.7 millones por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), 5.6 millones por el Gran Polo Patriótico (GPP) y 1.3 millones repartidos entre otras opciones y votos nulos. Unas cifras que pueden ser vistas de varias maneras, dependiendo de las perspectivas de análisis que se utilicen. Unos resultados que, en términos prácticos  y de poder, le han dado a la MUD 2/3 de la Asamblea Nacional, es decir, una mayoría calificada de 112 escaños, frente a las 55 bancas retenidas por las fuerzas del chavismo.

Así las cosas, después  que  transcurran estos días decembrinos de fin de año, los venezolanos seguramente iniciarán el año 2016 en medio de nuevos ejercicios de catarsis, cuyo signo no se puede determinar todavía. Posiblemente se verán las colas de personas para adquirir los bienes de primera necesidad, presionadas por una inflación que seguirá haciendo mella, y un precio del barril de petróleo en picada. Mientras tanto, en la Asamblea Nacional, convertida en el epicentro de la política venezolana, se darán los primeros escarceos entre  los dos bloques en pugna. En las afueras de ella, y a través de los medios de comunicación, la gente estará expectante, en espera de los primeros resultados. Sonará entonces el clarín.



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Alfredo Portillo

Docente universitario

 alportillo12@gmail.com

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