Zonas Económicas Especiales, nuevas armas o armas melladas del capitalismo

En el documento Desarrollando el potencial exportador en América Central (2012 ) del Banco Mundial se definen las Zonas Económicas Especiales (ZEE), como “…áreas geográficas delimitadas dentro de las fronteras nacionales de un país donde las reglas de los negocios son diferentes, generalmente más liberales, que aquellas que prevalecen en el territorio nacional” http://www-wds.worldbank.org/external/default/WDSContentServer/WDSP/IB/2014/01/13/000333037_20140113153105/Rendered/PDF/839270WP0Vol040Box0382116B00PUBLIC0.pdf

            Y más adelante, el mismo documento señala, “las zonas económicas tienen una vasta trayectoria en el comercio internacional. Desde mediados de los 80, el establecimiento de nuevas zonas ha crecido rápidamente en casi todas las regiones. En 1986, la OIT reportó el establecimiento 176 zonas en 47 países. En el 2006, este número aumentó a 3.500 zonas en 130 países. A pesar de la continua proliferación de zonas del mundo, el historial de éxito es variable. Existe un número de zonas que funcionan como catalizador en los procesos de crecimiento económico y de ajustes. Esto ocurrió particularmente con las “economías de los tigres asiáticos” al este de Asia durante la década de 1980 y en China, Mauritania y en algunos países de América Latina desde principios de los 90. Por el contrario, existen zonas que han significado fallas costosas en muchos casos y justamente han sido objeto de críticas por la transferencia de las rentas, por fracasar en el fomento de las economías locales y por razones sociales y laborales, subrayado nuestro.

            A propósito de los recientes Decretos Presidenciales de establecimiento de Zonas Económicas Especiales en Paraguaná y en Ureña-San Cristóbal, se nos hace inevitable recordar aquella  célebre frase del Che donde alertaba que “no se debe pensar en construir Socialismo con las armas melladas del Capitalismo”.

            El Socialismo del siglo XXI debe superar al “Socialismo de Mercado” que si ciertamente ha ofrecido una salida a China no es más que una de esas “armas melladas del capitalismo” de las que nos alertaba el Che.

            A quienes se ilusionan creyendo que la superación del rentismo petrolero venezolano que nos legó el capitalismo, con casi ya un siglo de hegemonía, se alcanzará por la vía de pegarnos a la cola de un Socialismo de Mercado les invitamos a recordar con Mariátegui que nuestro Socialismo no debe ser “ni calco ni copia” sino más bien una creación heroica. “Inventamos o erramos”, como bien lo señaló el viejo Simón, por allá en tiempos de luchas independentistas.



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Carlos Luna Arvelo


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