Día del Guerrillero Heroico:Reflexiones sobre la Lucha Armada en Venezuela

Este 8 de octubre día del guerrillero heroico, y en esta coyuntura actual que vive nuestro proceso revolucionario, el cual se estableció de una manera pacífica por la vía difícil y espinosa donde convivimos con la más terrible burguesía entreguista y capitalista , donde todavía quedan algunos reductos de hombres crecidos y formados en aquellos años de la lucha armada en VENEZUELA , cuando se decidió que la única vía para la toma del poder era la vía armada, muchos jóvenes y otros no tan jóvenes, se quedaron sembrados en las montañas regada su sangre al pie de la gran ceiba a la entrada de la población de CABURE en el rio de los remedios, cuando el comandante MAGOLLA era un misterio, cuando se hablaba de DOUGLAS BRAVO la leyenda Guerrillera por la CHAPA, MACUQUITA, tantos lugares, el ejemplo revolucionario del CHE su renuncia a lo material a su apego a la idea del sacrificio humano por los más pobres su desprendimiento, y compromiso de cuerpo y alma a derrotar al imperialismo sin importarle lo difícil y poderoso que es este mostro, así como nuestro comandante CHAVEZ dejo su vida por esta revolución , bueno a mis lectores y los que quieran les dejo un interesante artículo de una de las mentes más lucidas que encabezó la lucha armada en VENEZUELA, Carlos Lanz Rodríguez y su reflexión sobre esta se los dejo a continuación espero que les de luces sobre que nos está pasando y que ocurrió en aquellos años y porque las revoluciones y su importancia

MARCO TEORICO DONDE SE INSCRIBE EL ANALISIS DE LA LUCHA ARMADA.
Por .Carlos Lanz Rodríguez

El escamoteo de la discusión teórico-filosófica por parte de quienes han evaluado la experiencia de la década del 60.

Uno de los rangos más destacados en las elaboraciones y formulaciones del movimiento revolucionario venezolano es la superficialidad y la unilateralidad; y en el caso específico del análisis de la problemática de la lucha armada, sus inicios, desarrollo, los fracasos y errores, el balance general que se hace poseer como signo una total ausencia en el examen de la concepción que inspiró aquella gesta. Sin que pretendamos explicarnos los hechos sociales por la “evolución de las ideas”, es necesario valorar que es en el “terreno de la ideología donde los hombres toman conciencia de los conflictos y contradicciones y luchan por resolverlos”: al no evaluar el marco teórico-filosófico que le sirvió de soporte, el “cemento” ideológico del proceso armado, las simples descripciones, la historiografía que amontona datos, fechas y sucesos de rigor, lo anecdótico se convierte en el expediente más común para explicar y justificar las posiciones que se asumieron en aquel entonces. Este hecho hoy es comprensible pues existen intereses político-organizativos que se verían seriamente afectados, concepciones que siguen siendo enarboladas en nombre del “marxismo-leninismo” que se desvanecerían por inconsistentes al poner al descubierto cuál es su raíz teórica; de ahí que para muchos sectores “hacerse los locos” ante los problemas de fondo sea una forma actual de seguir haciendo política, pero que sin duda esteriliza cualquier intento de respuesta, perpetúa los errores y equívocos, y, en fin, esta teoría ya no es una guía para la acción sino un serio obstáculo para la transformación de la realidad.
En nuestro caso particular, concientes del alcance y las implicaciones que tiene este tipo de falla ideológica, hemos venido trabajando en dirección de superarla y es por ello que dentro de las restricciones que impone este artículo vamos a sintetizar lo que a nuestra manera de ver constituye el marco teórico-filosófico que le sirvió de sustento a las formulaciones y puntos de vista sobre la lucha armada.

Las concepciones mecanicistas de la III Internacional bajo la inspiración de Bujarín y Stalin.

Tomamos como punto de partida para analizar una de las tendencias en el seno del marxismo (el economicismo) a estos autores, dado el destacado papel que jugaron en el PCUS y en la III Internacional y por el hecho de que sus concepciones y puntos de vista han sido predominantes durante décadas.

Ya Lenin, respecto a Bujarín, anotaba que a pesar de que era uno de los intelectuales más capaces del partido bolchevique, no conocía la dialéctica marxista y sus textos de popularización del marxismo donde se incluye su famoso “manual”, que se constituyó en una fuente bibliográfica obligada para los revolucionarios de todo el mundo, es una de las piezas claves para comprender la “desviación economicista” en el marxismo. Por su parte Stalin, sin contar con la formación ideológica de Bujarín y a pesar de las pugnas burocráticas que lo condujeron a denunciar a éste como “derechista” y a liquidarlo política y físicamente, compartió lo esencial de los enfoques enconomicistas de Bujarín, sin dejar de reconocer que Stalin siempre invocó elaboraciones leninistas sobre la Nueva Política Económica (NEP) para justificar sus “desarrollos creadores” de la economía política marxista (cuestión que hoy viene siendo sistematizada por los revisionistas soviéticos en lo que se denomina “la economía política del socialismo”, es decir, la conversión de la NEP – que eran medidas “transitorias” para Rusia – en una generalización como “leyes” obligatorias para pasar del capitalismo al socialismo).

Los aspectos más resaltantes del economicismo de Bujarín y Stalin podemos resumirlos en:

1. Concebir la economía como un proceso regido por leyes físico-naturales.

2. Lo “económico” se coloca unilateralmente como el factor determinante de todas las relaciones sociales, y dentro de la estructura económica se resalta el papel de las “fuerzas productivas”.

3. Dentro de las fuerzas productivas se colocan como elementos decisivos y también determinantes a los instrumentos de PRODUCCION: máquinas, instalaciones, herramientas.

4. En consecuencia surge una concepción que coloca el “desarrollo”, “crecimiento de las fuerzas productivas” como indicador de la maduración y de la generación de las condiciones para el cambio revolucionario, es decir, EL sino el ritmo de crecimiento de las fuerzas productivas, y dentro de ellas, del instrumento de producción; razón por la cual el socialismo queda convertido en una variedad de sociedad “tecnocrática”, “industrialista”.

5. Estas tesis economicistas se traducen en lo político en posiciones conservadoras y reformistas, pues como el socialismo es un “producto natural de la evolución económica”, no es indispensable impulsar la transformación revolucionaria sino esperar que “maduren las condiciones” en el seno del capitalismo a través de una mayor industrialización impulsando el “desarrollo económico”, mientras tanto el proletariado debe dedicarse a defender las condiciones de trabajo, de allí el énfasis en plantear sólo las reivindicaciones inmediatas.

De estas formulaciones economicistas se derivaron consecuencias diversas tanto en el interior de la URSS como para el conjunto del movimiento comunista internacional. Stalin, por otro lado, convierte en tesis marxista “el socialismo en un solo país”, que implicó el abandono de la revolución mundial y la conversión de los partidos comunistas y obreros de todo el mundo en simples apéndices de la URSS; en vez de ser destacamentos de lucha del proletariado, se convirtieron en especie de “consulados” u oficinas de propaganda cuya estrategia y táctica están determinados por vaivenes de la política exterior soviética. Cuando por razones geo-políticas Stalin llegó a un pacto con sus aliados, las formulaciones de los “frentes populares” se tradujeron en alianzas de los PC con las burguesías nacionales y el desarrollo de una política de colaboración de clases. Las prácticas burocráticas, la deformación de la concepción leninista sobre el partido hechas por Stalin se convirtieron en modelos-guías calcadas por el movimiento revolucionario mundial. El abandono de la dialéctica marxista y el establecimiento en su lugar de formas y métodos de raíz lógico-formal produjeron también una deformación en los soportes gnoseológicos de la ideología revolucionaria. Como había dicho Lenin, la “rigidez, le petrificación y la unilateralidad” convirtieron al marxismo en una caricatura del materialismo vulgar y de las ciencias burguesas.

En forma resumida podríamos señalar que éstas son las coordenadas teóricas que orientaron a la III Internacional, y después de eliminar ésta por Stalin, siguieron predominando en el seno de los partidos comunistas y obreros, siendo en consecuencia, parte de una especie de “ideología oficial” que en el caso concreto del PCV y otros grupos de izquierda en Venezuela, se adoptaron como verdades hechas, inconmovibles, en definitiva, el marxismo que conocimos.

“LA PRINCIPAL ORGANIZACIÓN MARXISTA PARA LA EPOCA QUE ANALIZAMOS ERA EL PCV”

La influencia del mecanicismo-economicista en el movimiento revolucionario venezolano.

La principal organización de orientación marxista para la época que analizamos era en Venezuela el PCV; su adscripción a la III Internacional y su vocación por las formaciones economicistas es fácil constatarlas, histórica y documentalmente, de allí que nos remitamos a las aspectos cualitativos que se relacionan con las concepciones stalinistas.
Un primer elemento que sobresale es la incapacidad de hacer un diagnóstico correcto de la realidad nacional, el carácter mecánico de los análisis hechos conduce a aplicar algunos trasplantes, donde según el desarrollo lineal de las sociedades, la nuestra sería una sociedad feudal y semicolonial, el carácter de la revolución en consecuencia sería anti-feudal y antiimperialista, la estructura de clases que se encuentra en este diagnostico posibilita trazar una política exterior de la URSS y la línea impuesta por Stalin al movimiento comunista internacional. En Venezuela el PCV aplica una línea de unidad nacional, “con Medina contra la reacción”, ausencia significativa en la lucha de clases pues se amarraba a la cola de los sectores burgueses. Por el grado de servilismo ideológico se tuvo una tendencia a caricaturizar la estrategia utilizada por los bolcheviques para tomar el poder; las concepciones insurreccionalistas; el predominio de las tesis de Stalin sobre el partido asumidas en forma acrítica, condujeron a desarrollar en nuestro medio una mancepción del partido como “aparato”, al margen de las sas, auto-calificados como destacamento de la clase obrera pero con claros perfiles pequeño-burgueses, con métodos burocráticos y personalistas; la relación con las masas se aborda desde una posición paternalista y de exterioridad, en la combinación de las formas de lucha predomina el parlamentarismo y el legalismo, muy a pesar de la naturaleza militar-policial de los regímenes de López Contreras, Medina y Pérez Jiménez. No ignoramos la existencia de tendencia y planteamientos distintos a éstos, sostenidos por algún dirigente o grupo dentro del PCV y la izquierda en general en esas épocas, lo que nos interesa enfatizar es que los planteamientos con mayor peso y que fueron adoptados en forma abrumadora se correspondían con esta característica que hemos señalado.

EL DESARROLLO DE LA LUCHA ARMADA DENTRO DE LAS FALLAS TEORICAS ANTES ANOTADAS

1.1 La crisis económico – social y el impacto de la revolución cubana

Cuando se comienza a dar los primeros pasos en función de la lucha armada Venezuela vive una aguda crisis económico-social:
a) Caída de los precios petroleros.
b) Recesión.
c) Déficit fiscal.
d) Endeudamiento masivo.
e) Deterioro de las condiciones de vida de las masas, alto costo de la vida, deterioro de los servicios públicos.
f) Desempleo.

El régimen de Betancourt adopta una serie de medidas anti-crisis, que hace caer sobre los sectores explotados el peso de tales medidas, rebajó sueldos y salarios, redujo el gasto público, trató de disciplinar por vías coercitivas a las fuerzas de trabajo; ello condujo al incremento de las movilizaciones, paros, huelgas, etc.; en gran parte esas movilizaciones eran motorizadas por el grado de influencia que poseían el PCV y el MIR en las organizaciones de masas, obreras, barriales, estudiantiles, gremiales y profesionales.
Al interior de estos dos partidos el triunfo de la revolución cubana había generado expectativa de poder que radicalizaron a los cuadros más jóvenes y combativos, sin embargo ambos partidos se debatían en una profunda incoherencia programática determinada por las fallas anotadas: escaso dominio del marxismo, predominio de concepciones economicistas, alineamiento mecánico con la URSS, y si bien la revolución cubana había roto –como experiencia- con algunos esquemas consagrados, por otro lado es necesario tomar en cuenta que para esa época se realiza la Conferencia de los 81 Partidos Comunistas y Obreros, bajo la tutela de Moscú, a quienes se les trazan las nuevas orientaciones que se desprenden del XX Congreso del PCUS y donde el stalinismo cobra nuevas expresiones, aun cuando hay una condena formal al “culto de la personalidad”, pero aparece con mayor claridad la revisión del se impone la tesis de la “transición pacífica” al socialismo y demás formulaciones de Jruschov.
La línea de acción adoptada para el movimiento comunista internacional se sintetizó en los siguientes aspectos:

1) El carácter emulador que tendría el enfrentamiento con el imperialismo.
2) En los países capitalistas era posible conquistar una amplia democracia y la independencia económica. En consecuencia se debía trazar una alianza con los sectores progresistas, para avanzar hacia la democracia, la paz y el socialismo.
3) No es necesaria la “destrucción del Estado burgués, basta el establecimiento de un PROGRAMA COMUN con las transformaciones democráticas que agrupará a las grandes mayorías contra la “gran burguesía monopolista”.

De allí que siguiendo estas orientaciones, el PCV y el MIR caracterizaban la revolución como DEMOCRATICA, NACIONALISTA, POPULAR Y ANTIIMPERIALISTA, esencialmente reivindicaban el “democratismo” que Betancourt había traicionado.
En cuanto a la concepción estratégica había sectores fieles a los dictados de la Conferencia Internacional que planteó la vía pacífica como alternativa para Venezuela, para los partidarios de la lucha armada, el panorama en cuanto a línea estratégica fue desde los primeros inicios confuso, existían diversas concepciones, predominando inicialmente el putchismo-insurreccionalismo, combinada más tarde con la teoría del foco cubano y la guerra campesina estilo chino.

De allí que en los primeros años de la lucha se presentaran los fenómenos más inverosímiles: jefes militares que dirigían conspiraciones y frentes guerrilleros desde el Congreso o desde una quinta en el Country, posiciones conservadoras y conciliadoras combinadas con radicalismos a ultranza, conciliábulos con la burguesía y amenazas de guerra a muerte, lucha callejera con alpinismo montañero y cerco desde el campo, y ello no reflejaba el arte de la guerra o la riqueza de experiencia, o una acertada combinación de las formas de lucha; no, sencillamente desde el comienzo que venía generándose en el marxismo de la III Internacional, con el predominio del Stalinismo reforzado por los nuevos elementos que surgieron del XX Congreso del PCUS.
No en vano Lenin insistía que “sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario”, y este aspecto de los factores “subjetivos”, aún cuando existían condiciones económico-sociales y políticas que posibilitaban el cambio revolucionario de la época en la década del 60, es sin duda para nosotros un elemento básico en la explicación de los errores y bandazos que se cometieron.

Ausencia de un análisis crítico de la experiencia internacional y las modas copistas.

Cualquier revolucionario que indague en los clásicos del marxismo encontrará algunas premisas a nivel del método o canon de interpretación, donde se nos exige abordar el estudio y el análisis de la realidad desde un punto de vista histórico-CONCRETO, si es en el área de las formas de lucha y más específicamente de la cuestión militar, desde Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Mao, Nguyen Giap, Che Guevara, etc., nos encontramos con varios planteamientos dirigidos a enfatizar la necesidad de partir de una valoración histórica. Los vietnamitas, que resumen unas de las experiencias más ricas en el terreno militar, señalan claramente que la línea estratégica que ellos adoptaron en la guerra nacional liberadora contra los distintos imperialismos y en la guerra revolucionaria en general se guiaron por tres aportes: los clásicos del marxismo, evaluación crítica de las experiencias de otros pueblos y la experiencia nacional; de allí que esto que pareciera tan elemental resulta incomprensible entender por qué los revolucionarios venezolanos hemos estado castrados, bloqueados para realizar esta práctica teórica, si no se hace como lo hemos hecho anteriormente, un diagnostico sobre las raíces teóricas de determinadas concepciones.



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Saúl Flores


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