Moises Moleiro entre el pundonor y la oratoria

Hacen cuatro años falleció en Caracas –el 16 de febrero de 2002- un extraordinario revolucionario, tribuno excepcional, de definidas convicciones ideológicas y singular parlamentario. Escribimos sobre el ex guerrillero Moisés Rafael Moleiro Camero –conocido también como el “ronco” Ismael-, hijo del prodigioso músico Moisés Moleiro y de doña Carmen Camero (quien murió cuatro días después), nieto del general Rodolfo Moleiro. Había nacido en Caracas el 2 de septiembre de 1937; realiza los imprescindibles estudios primarios, para seguir en el liceo “Andrés Bello” su bachillerato, ingresando a la Universidad Central de Venezuela para cursar la carrera de Derecho, en 1957, la que será truncada por su incorporación a la lucha armada de los años 60. No obstante –transcurridos varios años- reanuda su educación superior, egresando del Alma Mater caraqueño como licenciado en Filosofía, con mención Summa Cum laude

Sus años liceistas son compartidos entre la política –siendo ficha clandestina de Acción Democrática- y los estudios, combatiendo el régimen opresor del general Marcos Pérez Jiménez; sufrió prisión y torturas en los calabozos de la siniestra “Seguridad Nacional”, dirigida por el vesiánico “Chacal de Güiria” Pedro Estrada. No más derrocado el tirano el 23 de enero de 1958, Moleiro comienza a manifestar su inconformidad frente a los recién llegados del exilio, los cuales volvieron con aspiraciones burocráticas inocultables y sus ansias de poder; con el consiguiente desplazamiento de los que “expusieron el pellejo”, conjuntamente con los comunistas, y sufrieron campos de concentración – Guasina y Sacupana- y largos “carcelazos. Principalmente Rómulo Betancourt, con su “Vieja Guardia” quien se adueñó de todo el partido, logró la ansiada candidatura presidencial y poco después obtuvo la Presidencia.

En 1960 las diferencias se acentúan. Se produce la suspensión de los dirigentes juveniles adecos: Moisés Moleiro, Héctor Pérez Marcano, Freddy Melo, Argenis Gómez, Américo Martín, Rafael José Muñoz, Rómulo Henríquez, Eduardo González Reyes, Raúl Lugo Rojas, Jesús Petit da Costa y Lino Martínez. El motivo es la reiterada inconformidad del sector “izquierdista” frente a las políticas “entreguistas” del Presidente Betancourt, en materia petrolera y en su feroz rechazo a la Revolución Cubana. Varios escritos se publican en la prensa nacional, Martín hace severas críticas y Domingo Alberto Rangel hace lo propio, al igual que Simón Sáez Mérida. Con fecha 12 de abril, el Tribunal Disciplinario de AD expulsa a los dirigentes suspendidos, los acompañan la medida Rangel, Sáez Mérida, Gumersindo Rodríguez y Gabriel Quintero Luzardo; estas acciones dan origen a la creación de un Comité Ejecutivo Nacional de Acción Democrática de Izquierda; que casi inmediatamente se transformará en Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

El MIR fue legalizado ante la gobernación del Distrito Federal el 26 de agosto de 1960, su primer Secretario General fue Domingo Alberto Rangel, Sáez Mérida en la d Organización, y Moleiro una de las secretarías políticas. Se acuerda tomar las armas contra el régimen betancourista; se organizan brigadas en las residencias de la UCV –que llamábamos “Stalingrado”- y se reclutan voluntarios para “coger el monte” y luchar a brazo partido con el Partido Comunista, sumado a la insurrección. Moisés Moleiro será uno de los comandantes guerrilleros del Frente “Ezequiel Zamora” en las montañas mirandinas de “El bachiller”, y también en el Frente “Antonio José de Sucre” en la región nororiental del país. Moleiro será uno de los promotores del desembarco de Machurucuto con voluntarios cubanos, que fue un desastre y que por poco no pierde la vida. Será huésped del cuartel “San Carlos” y conocerá el extrañamiento y el exilio.

Vuelto a la legalidad en marzo de 1973, Sáez Mérida ocupará la Secretaría General y Moleiro la de Organización -Domingo Alberto Rangel se había “rajado” varios años antes-, participan en la contienda electoral y obtienen 44.012 sufragios –apoyando a José Vicente Rangel- , siendo Carlos Andrés Pérez el triunfador. Moleiro es electo diputado al Congreso Nacional, allí mostrará sus facetas de orador consumado y denunciador de los atropellos y reiteradas violaciones de los derechos humanos y de la Constitución, por parte del Gobierno del “gocho”. Sus intervenciones trascendieron, sobre todo en los casos del secuestro del industrial norteamericano William Frank Niehous y del asesinato de Jorge Rodríguez, también los allanamientos a la Universidad Central, la “nacionalización” petrolera; y no podemos dejar de referirnos al brillante discurso que pronunció, cuando se jubiló el Dr. Gustavo Machado de la Cámara de Diputados.

Posteriormente se produce la ruptura entre Martín y Moleiro, el “torcimiento” del arrepentido y presunto comandante guerrillero, engañador de juventudes, que pretendía adueñarse del Partido y sus instancias; y esto no podía ser aceptado por la integridad de Moisés Moleiro. El Consejo Supremo Electoral confirma la prioridad y los símbolos del MIR para “el ronco” Moleiro, en el diferendo con el tránsfuga. Sus apreciaciones las expone en la prensa nacional, sus testimonios y puntos de vista sobre el acontecer político, las desviaciones ideológicas, las plasma en sus libros “Las máscaras de la democracia”, “El partido del pueblo”, “Proceso a la izquierda”, “El socialismo ha muerto ¡viva el socialismo!”, “La izquierda superada”, “El ocaso de una esperanza”, y varios más que muestran su rigidez y su carácter sarcástico.

Casado con Olga de y padre de dos hijos Federico y Alonso; fue Moleiro un idealista, un marxista ortodoxo y un representante genuino de las aspiraciones populares. Consagrado al trabajo de educador de masas, hombre desprendido, la antítesis del pragmatismo ambicioso y coyuntural –no poseía ni automóvil-; su estilo de vida desenfadado y extrovertido, pero pundonoroso sin igual; un paradigma que los venezolanos podemos referenciar, sin condiciones, al hablar de revolución.


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