La otra mesa para un pacto de izquierda

Como he expresado en escritos anteriores, desde su significado literal, y aún a pesar de que voceros de nuestro gobierno quieran resemantizar el concepto de “diálogo”, si este pretende llegar a acuerdos, eso es pactar. Pactar no es firmar un acuerdo, es convenir entre partes cumplir puntos comunes a través del diálogo que conduce a una negociación.

Nuestro gobierno negocia, y eso ni es bueno ni es malo, es, lo demás lo determinará la transparencia y legitimidad con que se haga. El asunto es que hay que saber a dónde se mira para evaluar.

Mientras toda la atención se centra en la “mesa de diálogo político”, que es un evidente show, la mesa que ya no sólo ha acordado, sino que ha empezado a dar frutos concretos del pacto, es la “mesa de diálogo por la paz económica”, veamos:

1. Aceptación de la “Agenda Mendoza” contentiva de 12 puntos que han guiado la discusión de la agenda privilegiando el capital, excluyendo a los trabajadores de la mesa de “los que producen”.

2. Aumento del precio de productos básicos regulados sin promulgación en Gaceta Oficial.

3. Anuncio de la liquidación del 30% de las divisas pendientes al sector privado, sin que antes se publique la lista de quienes se robaron más de 22 mil millones de dólares del Sitme, denunciado hace ya más de un año.

4. Oferta de acceso a los recursos del Fondo Chino y otros, por parte de los que hasta hace poco eran los protagonistas de la “Guerra Económica”.

5. Extensión en la flexibilización de permisos para importación de bienes a quienes se supone son corresponsables de vulnerar permanentemente los controles del Estado.

Además, podemos sumar a esto anuncios como:

1. La disminución del subsidio al sector eléctrico,

2. Aumento del pasaje del transporte urbano,

3. La revisión de casos de expropiaciones de tierras para su posible reversión,

4. El anuncio de la reforma fiscal, y por último, pero no menos importante,

5. El aumento de la gasolina, que como medida única, tal como lo propuesto el economista Víctor Álvarez, con un proceso de legitimación referendaria tenía un sentido, pero cambia absolutamente cuando pretende aplicarse dentro de un contexto de medidas que sin duda han optado por poner el peso de la crisis económica al trabajador y no a los capitalistas, en medio de:

1. Una galopante inflación,

2. Tres devaluaciones formales consecutivas en menos de un año que disminuyen de hecho la capacidad presupuestaria de la inversión social en una economía que depende de lo que importa y

3. Una escasez que atenta contra la paz social.

Sabemos hasta ahora que pueden ser dos las medidas que pretendan equilibrar ese sobrepeso al trabajador:

1. En el marco de un reforma fiscal, tratar de captar un porcentaje mayor de las ganancias de los grandes capitales y

2. El aumento de sueldo del 1ero de mayo, dos medidas que apenas podrían barnizar de rojo todo el conjunto de medidas con una visión “social”, tal como le gusta decir al Presidente Maduro.

En este sentido, y comprendiendo que:

1. El centro de atención de los factores revolucionarios, socialistas y chavistas, es la defensa de las conquistas obtenidas por una mejor redistribución de la renta petrolera hacia los sectores medios y bajos,

2. Que sea acompañado de una verdadera e implacable lucha contra la corrupción que atenta contra esta justa redistribución, y

3. La necesidad de potenciar en esta redistribución al sector productivo comunal que cada día pierde más apoyo del Estado, el gran reto de las fuerzas revolucionarias de izquierda se basa en crear los mecanismos para fundar un “Pacto Popular Socialista” que pretenda incidir políticamente en la dirección del proceso revolucionario, para garantizar el cumplimiento del Legado del Presidente Chávez.

Son muchas las organizaciones, corrientes, colectivos y actores a nivel nacional que hoy están reuniéndose, no sólo para hacer análisis de coyuntura, preocupados por el destino del proceso revolucionario, que se encuentra sentado encima de un “tic, tac” social que evidencia la posibilidad de una crisis compleja, sino que además están pensando en alternativas políticas y económicas concretas.

Dentro del conjunto de medidas tomadas por el Presidente Maduro, seguro existen algunas que son necesarias e inevitables, pero también sabemos que hay otras que pueden tener opciones más a la izquierda. El punto central es que hasta ahora ninguna de las medidas ejecutadas o por ejecutar se han basado en la “democracia participativa y protagónica”, al menos que ahora la exclusiva participación de la burguesía “nacional” sea la que define ese concepto tan chavista.

Un espacio, que sea “la otra mesa”, para firmar un “pacto popular de izquierda” tal como lo han plateado organizaciones como Marea Socialista y el PPT entre otras, basado en el Plan de La Patria y el “Golpe de Timón” es sin duda, un aporte sustancial al proceso revolucionario, desde una perspectiva chavista, y que puede servir de contra peso ante tantas concesiones forzadas por la necesaria preservación del poder y la “gobernabilidad”. Esto sin duda seria un valioso aporte a la conducción política de Maduro, pero sobre todo a la preservación de un proceso verdaderamente revolucionario y chavista.

“Unidad, Lucha, Batalla y Victoria”.


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Nicmer Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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