SICAD II: ¿El inicio de una perestroika y glasnost en el campo económico?

La introducción en el panorama económico del país, y precisamente en estos momentos de convulsión política de una iniciativa como el SICAD II, un mecanismo de compra y venta de dólares a un precio que fije la oferta y la demanda, en el cual podrán participar personas naturales y jurídicas que cuenten con una cuenta en dólares en el país.

Esta iniciativa genera un conjunto de preguntas como:

¿Es este un cambio de rumbo en la transición hacia una economía socialista productiva?

¿Por qué ahora este cambio?

¿Es un cambio forzado por la realidad económica?

¿Implica un doble discurso?

¿Esta medida no entra en contradicción con el ideario económico socialista que denigra del mercado?

¿Esta medida hará que aumente sustancialmente la oferta de dólares y baje el valor del dólar paralelo?

¿Esta medida qué impacto tendrá en la inflación?

¿Cómo se compagina esta medida con una ley de precios justos que regula la oferta y demanda?

Todas las anteriores preguntas me parecen muy válidas, y creo que son las preguntas que se hace mucha gente, y posiblemente algunas más que se me escapan.

En primer lugar, hay que decir que el asunto es sin duda alguna relevante. Todos hemos visto como el gobierno ha venido machaconamente insistiendo en la validez del esquema de control cambiario, justificando dicho mecanismo para la defensa de las reservas internacionales y evitar la fuga de capitales. Sin embargo, a pesar del control cambiario, los venezolanos han seguido sacando dinero del país, porque prefieren pagar un precio exorbitante por el dólar paralelo a conservar bolívares en sus manos. Esto hizo que el diferencial entre el dólar oficial y el paralelo se convirtiera en un abismo.

Creo que el gobierno ha sido forzado por la realidad, y esta es que ya los ingresos en dólares no son suficientes para mantener el crecimiento en el ritmo del gasto público, y por lo tanto, hay que abrir un mercado legal para que las personas naturales y jurídicas puedan acceder a las divisas sin restricciones. ¿Podemos esperar que se dé una oferta masiva de dólares que haga bajar la cotización del paralelo? No creo que esto ocurra, porque en Venezuela no hay un sector exportador no tradicional que pueda inyectar dólares a ese mercado, por lo tanto, estimo que la demanda seguirá superando a la oferta ampliamente y manteniendo un valor elevado del dólar.

Mucha gente podrá ahorrar nuevamente en dólares si abre una cuenta en el país, y mientras haya una inflación elevada de dos dígitos será un incentivo muy grande para que la gente siga cambiando bolívares por dólares.

Ahora bien, ¿qué efecto puede tener en la inflación? Esta medida implica que muchos comerciantes e importadores que no pueden conseguir dólares regulados, puedan ir a este mercado y obtener las divisas requeridas de una manera legal, aunque a un precio elevado comparado con el dólar regulado. Esto se transmitirá, por supuesto, a los precios de los bienes importados. Por lo tanto, no me parece razonable esperar que la inflación baje sensiblemente. Todos sabemos que muchos comerciantes traían mercancías con dólares del mercado paralelo ilegal, pero a la hora de ser fiscalizados, no podían admitir que sus precios elevados se debían a costos elevados, resultado del valor del dólar con que compraban, porque era reconocer haber cometido un ilícito.

Esta medida se puede considerar una contradicción con el esquema socialista productivo. Aquí la respuesta es clara, a mi modo de ver, si es una contradicción. Muchos voceros del gobierno y del más alto rango han venido postulando hace mucho tiempo que el mercado es malo, que la lógica de la oferta y demanda es perversa, y que es necesario controlar los mercados, regulando la oferta y fijando pecios. Y de la noche a la mañana, el gobierno abre un mercado regulado por la oferta y la demanda para la compra y venta de divisas. Ahora bien, si el gobierno considera adecuado abrir un mercado que no existía y sostiene que se regulará por la oferta y la demanda, ¿cómo cuadra esto con la regulación de los mercados con la ley de precios justos. Es obvio que hay un comportamiento económico esquizofrénico por decir lo menos.

Para mí, el modelo económico socialista es aquel que se implementó en la Unión Soviética, debido a que era fiel al pensamiento marxista que veía en el mercado el mecanismo para la apropiación de la plusvalía por la burguesía, basado en la propiedad privada de los medios de producción, pilar del capitalismo. Por lo tanto, en socialismo, había que abolir la propiedad privada de los medios de producción, expropiando a la burguesía. Aquí en Venezuela, se ha señalado la construcción de un sistema económico mixto, es decir, con participación del sector privado. Este modelo de economía mixta no es socialista, es socialdemócrata, es el modelo de Suecia, Finlandia, Noruega. Un Estado fuerte que redistribuya la riqueza generada mayoritariamente por la economía privada.

Para muchos radicales en el gobierno, esta medida puede ser vista como una claudicación insoportable de los principios del socialismo, para los menos radicales y más pragmáticos, la única alternativa razonable para aliviar la presión acumulada en la esfera económica.

Bajar la inflación a menos de 5%, reducir la escasez de bienes y servicios, dar un uso racional a las divisas, potenciar la agricultura y agro industria y reducir la dependencia externa, diversificar las exportaciones, disminuir el rentismo petrolero, aumentar el empleo formal, mejorar la capacidad adquisitiva, entre otras cosas son objetivos permanentes que el gobierno debe perseguir, y si esto requiere abandonar el dogmatismo ideológico y ser pragmáticos, es lo que se debe hacer. Recordemos que ni Bolivia, ni Ecuador, ni Brasil, ni Uruguay, gobiernos afines al de Venezuela, tienen control de cambios, y sin embargo, tienen una muy baja inflación, no sufren de problemas de escasez y han reducido la pobreza, ¿por qué ellos pueden y nosotros no? Al parecer no están atrapados en el dogma de socialismo económico, y su política económica se caracteriza por su pragmatismo y de alguna manera por una concertación con los sectores privados, sin renunciar a su vocación de favorecer a los pobres de la tierra.

htorresn@gmail.com


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Hernán Luis Torres Núñez


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