El miedo del capitalismo

“Necesito agregar algo a lo que está tan bien dicho, y lo hago dirigiéndome a mi querido Alí: los sueños, los irrenunciables sueños de siempre, se están haciendo realidad y tú, hermano mío, has contribuido grandemente a que así sea. Por eso mismo, la gratitud te es tan debida como la admiración” Hugo Chávez. Prólogo al libro Antes que se me olvide, de Alí Rodríguez Araque.

El neoliberalismo se ha caracterizado por bloquear sistemáticamente la expansión del mercado interno con la simple razón económica de mantenernos sometidos al yugo de su dictadura mundial. Sobre todo lo vemos en el sector agrícola de los países débiles, en donde ellos promueven las políticas de subsidios y toda forma de proteccionismo. El socialismo bolivariano promueve la revolución agraria estimulando vigorosamente el mercado interno, en su productividad, desarrollo y expansión tecnológica y científica; construyendo titánicamente la soberanía alimentaria que permitirá el fin de las importaciones en esta materia básica. La injerencia imperialista operaba ya en 1934 devaluando el dólar de 5.20 a 3.09 con la que simplemente destrozó la producción agrícola nacional (café y cacao), con el capitalismo rentista de la producción petrolera llegó hasta nuestros días generando el caos social que sólo la revolución chavista ha frenado sólo parcialmente. La cínica política de Betancourt enriqueció a los terratenientes comprando tierras que entregaría a campesinos que iban a ser abandonados sin el apoyo técnico científico, y de ahí la abismal sobre población en la región centro norte costera y el abandono del campo. De manera que sistemáticamente todo el siglo pasado fue organizado para someter a Venezuela a la más sanguinaria de las esclavitudes, y sólo durante los últimos 15 años se ha abierto un paréntesis insólito, imprevisto e inesperado que tiene al neocolonialismo imperialista y a sus lacayos trabajando día y noche para impedir que siga desarrollándose.

No es tan difícil responder a la simple interrogante que nos hacemos en la calle ¿por qué el capitalismo que produce y comercializa las cervezas y es el mismo que produce y comercializa la harina de maíz se niega, limita e inhibe a producir establemente esta última? La siniestra cara de la lógica del capital robustece la demanda alcohólica y debilita el estómago de los más necesitados. Cumple con un plan sistemático para contribuir a la expansión del caos, a la exhaustiva manipulación del venezolano que trabaja golpeándolo psicológicamente con la tiranía económica, la especulación, el desabastecimiento, el acaparamiento de productos básicos; o simplemente entregándoselos a otros países (como Colombia) para generar más violencia. Luego, como son dueños de los medios privados de desinformación y se niegan a difundir los logros de la revolución chavista, mantienen el amarillismo cifrando muertos que cínicamente ellos mismo producen con su permanente plan satánico. Emiten y redactan la mentira que proyectan hacia el exterior diseñando una imagen del país que se cae a pedazos y que la población disociada que consume estas matrices de opinión producidas en los laboratorios del complejo militaro-industrial en EEUU y sus aliados contribuye con expandir.

El capitalismo satánico privatiza las semillas y asesina a los pueblos originarios dueños de las tierras más fértiles para luego apropiárselas, convierte a los campesinos productores en debilitados consumidores, los hace dependiente de fertilizantes y químicos (Monsanto) que van a destruir no sólo la tierra y toda la cadena biodiversa y ecológica que existe (extinción de abejas p.e.) sino que promoverán el consumo de alimentos genéticamente diseñados para matar. La máquina que no duerme y cada día va oprimiendo más y más a las poblaciones más sometidas genera el caos y el desorden que actúa como detonante de todas las crisis. Convierte al alimento en arma que asesina multitudes en un mundo donde abunda la producción alimenticia. De ahí el frenético ataque a países como los nuestros americanos que han decidido oponerse al dictado imperial. De ahí la guerra entre los agrupados en el ALBA y los que se someten al ALCA. De ahí las explosiones populares en México y en Colombia contra esa misma máquina criminal que es el sistema. De ahí la guerra contra nuestro Estado que quiere ser comunal, participativo y protagónico transfiriendo poder al pueblo, empoderando a la comunidad organizada. ¿Cuál es el miedo de los defensores del sistema asesino de niños? Les aterroriza los resultados del último censo comunal que produjo más de 40 mil consejos comunales y sobre pasa las 1500 comunas. La pesadilla de los neoliberales lacayos de Obama que impunemente siguen cargando muertos en sus espaldas son los más de 28 mil sectores sociales, grupos y organizaciones que hacen vida en nuestro país. Seguro, es cierto y no mentimos cuando hablamos de que perturba de manera horrorosa a los enemigos del pueblo los 547 mil venezolanos activados en 22 comandos estadales, 335 municipales y 1135 parroquiales organizados para activar Hogares de la Patria, UBCH en la jornada electoral que va a producir la victoria perfecta el próximo 8 de Diciembre en honor al impulsor y concientizador de nuestra dignidad patriótica. A los saboteadores de nuestra economía, a los dueños de los medios privados que generan la violencia, a los disociados psicológicos que se convierten en los repetidores de la mentira, a los traidores a su propia sangre, suelo y memoria, le aterroriza que Maduro viaje a China y profundice la agenda estratégica para el desarrollo agro-alimentario, energético, industrial y tecnológico. Les da pánico que planes como Mi casa bien equipada, lleguen cada día a mas familias venezolanas, y tiemblan cada vez que mas canaimitas sean usadas por niños venezolanos destinados a transformar al país en una Venezuela potencia. No duermen pensando en los agigantados pasos que damos como revolución volviendo cada día más real el sueño de nuestro comandante eterno de ser soberanos, independientes y socialmente justos. Mientras tanto en los países capitalistas satánicos, cada día la pobreza es menos posible de disfrazar, la violencia en sus calles obliga a leyes marciales, sus economías sólo sobreviven gracias a las posibles guerras que pretenden desatar en Medio Oriente y al sistemático y exhaustivo miedo que paraliza multitudes.

A diez domingos de distancia de la siguiente derrota del capitalismo en suelo patrio, los lacayos y traidores juegan a golpes de Estado, magnicidios, saboteos, y violencia de la más variada producción, y cada día se encontrarán con un pueblo más chavista que nunca, más resteado con la revolución y cada día más consciente de su destino heroico. Los ojos de todos los pueblos y naciones sometidas y subyugadas por las armas y la violencia criminal satánica del imperialismo están en Venezuela porque saben que si triunfamos, como lo vamos a hacer, ellos no perderán la esperanza de lograr un mundo mejor, nuevamente los hijos de Bolívar y Chávez conquistarán la victoria popular. Ellos continuarán con el terror que los carcome por dentro de derrota en derrota.


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Mario Forti

Astrólogo, filósofo, músico, tatankisi, escritor, poeta, critico, ddhh, tarotista, taoista, lector, meditación, yoga, sanación, terapias shamánicas integradoras

 mforti9@gmail.com      @mforti9

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