Febrero histórico para Venezuela

Febrero es un mes de tradiciones históricas para Venezuela, tanto en el siglo XIX como en el XX, así como lo que va del XXI. En el siglo XIX, el 20 de febrero de 1859 se produce el denominado Grito de la Federación, donde se da inició en Coro a la denominada Guerra Federal y al surgimiento de Ezequiel Zamora como estandarte simbólico de los problemas no resueltos por los procesos de independencia (1810-1830) ni por la república conservadora y liberal (1830-1858). Las lecciones de la Guerra Federal tienen que ver con tres ideas-conceptos significativas para el discurso político venezolano: tierras y hombres libres, elecciones democráticas y horror a la oligarquía.

El siglo XX también estuvo lleno de significados y alcances históricos. Comenzando por los sucesos de la Semana del estudiante, con José Pío Tamayo a la cabeza y otras figuras menos revolucionarias, como Rómulo Betancourt o Raúl Leoni. Los sucesos del 28 fueron finalmente tergiversados y manipulados a favor del desarrollo del pensamiento político reformista de la incipiente socialdemocracia, relegando al olvido los aportes revolucionarios de Pío Tamayo quién es mantenido preso casi hasta su muerte. A la muerte de Gómez en 1935, se desata una frenética actividad de movilización y despertar de la ciudadanía política, que se traduce en los acontecimientos que ponen en jaque al Gobierno postgomecista de Eleazar López Contreras. Las manifestaciones que en febrero de 1936 generan la reacción del postgomecismo proponiendo el Programa de Febrero, que inicia la aplicación en Venezuela de la lógica del Estado de Bienestar, a través del lanzamiento de una política social sin parangón anteriormente.

En febrero de 1983, el Estado venezolano luego de décadas de favorecer el capital nacional y foráneo, toma medidas que afectan a la mayoría de la población, a través de una devaluación y el inicio de un ciclo de endeudamiento externo que nos llevo al borde del colapso social. Los hechos del 18 de febrero de 1983, señalaron el fin de la ilusión de armonía levantada con el Pacto de Punto Fijo (1958) y el Avenimiento Obrero-patronal (1959), La decisión de devaluar, de suspender los subsidios, de disminuir la inversión social en áreas como salud, educación fue clave para crear una crisis de expectativas de la población. Los actores políticos, principalmente los partidos históricos AD y COPEI se negaron a repensar sus proyectos políticos y se mantuvieron empecinados en mantener sus privilegios, sin importar el caos social y la exclusión generada. La perspectiva de la crisis la sintieron el 27,28 y 29 de febrero de 1989 con la Rebelión de los Pobres. La crisis ya no era un rumor, era la concreción de años de exclusión, de las tareas pendientes en términos de igualdad social, participación y reconocimiento de derechos como propiedad y educación. El costo humano del Caracazo fue alto, pero el costo simbólico y político para el modelo de democracia liberal fue mayor y ya no podría recuperarse.

Uno de los factores que fue clave para la institucionalidad corporativa y de acuerdos inaugurada en 1958, el sector militar, se manifestó a través de la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992. La conjunción de militares con un Plan de Gobierno, redactado entre otros por el Kleber Ramírez, ex militante de la izquierda histórica, era algo inaudito. Nuestra América no llegó a comprender inicialmente que un intento de Golpe con militares pudiera ser una opción de cambio progresista. La historia demostraría el alcance de la acción insurgente. Un febrero de 1999, con un presidente recién electo: Hugo Chávez Frías y la firma de un decreto para la Convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) se abre un ciclo de profundización de un modelo de democracia radical, que amplía los espacios de participación, que incorpora mecanismos de democracia directa y consulta popular, que asume la idea de una democracia obedencial, bajo el concepto Quechua de mandar-obedeciendo. Una nueva filosofía política que revolucionará Nuestra América.

Febrero de 2013, se vive un nuevo momento, de mayor alcance. Las trasnacionales de medios de la mentira y la desinformación (ABC, EL Páis, El Heraldo, O Globo, El Tiempo) se abalanzan sobre Venezuela, con estrategias de Guerra Psicológica, buscando “quebrar” la solidaridad, el acompañamiento a un líder popular. “Chávez moribundo”, “Chávez en coma inducida”, “Chávez desconectado”, “muerte irremediable”, mensajes simbólicos donde se prioriza lo malo y se desvirtúa la realidad. Las Operaciones de Guerra psicológica (OPSIC) buscan cambiar “la realidad” y crear caos y zozobra. Sí bien Chávez ha mantenido silencio desde el anuncio de la reaparición del cáncer el 9 de diciembre de 2012, miles de voces han hablado por él. La voz del campesino, del indígena, del excluido, la de los intelectuales, la de los políticos en Bolivia, Ecuador, Perú, Chile, Venezuela, México, España, Italia, Argentina, China se ha hecho sentir para decir Basta de mentiras y desinformación. El 18 de febrero de 2013, la canallada mediática se quedó sin recursos ante el retorno de un hombre, cuya lucha por la vida, refleja la lucha y la voluntad de vida de miles de millones en todo el mundo.

*Historiador

Juane1208@gmail.com


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Juan Eduardo Romero

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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