Revolución Bolivariana y crisis financiera mundial

Desde la pantalla de una computadora, se decide la buena o mala suerte
de millones de seres humanos. En la era de las superempresas y la
supertecnología, unos son mercaderes y otros somos mercancías.
La magia del mercado fija el valor de las cosas y de la gente.

Eduardo Galeano

No es apocalipsis del capitalismo ni réquiem de Mozart el que la compra de bonos del tesoro de E.E.U.U., para cualquier inversionista , hoy no sea el negocio más redondo del mundo, ni que Stándar & Poor, descalificando la condición de riesgo de la deuda norteamericana , aunque Moody’s todavía la pondere “AAA”, y aquella la rebaje a “AA+”; algo así como si en el béisbol, menos que por asunto de average, taquilla o esteroides, se bajara súbitamente a Barry Bonds a las ligas menores, aun cuando ande pisando talones en estadísticas y cifras al mismo Bambino y a Hank Aaron en una promisoria temporada, y Pete Rose ande relancino haciendo apuestas contra su propio equipo, hay que andarse bien mosca, porque, aunque herido, el juego del capitalismo no consiente fácilmente desparecer lo mismo que el béisbol, hasta que no cambiemos las reglas que oportunamente nos apuntaló el comisionado Marx.

Wilhelm, aquél personaje de Carpe Diem de Saul Bellow, refleja perfectamente el caso de la sociedad norteamericana y su crisis actual, donde todo sentimiento humano es negado en pos del egoísmo y el interés individual. El padre del fracasado y soñador Wilhelm, así como el Doctor Tamkin (ese culebrero de las finanzas de Wall Street , quien le tima sus últimos 700 dólares para “invertirlos” a la bolsa en manteca de cochino), ambos representan y son una metáfora de lo que es el hegemónico sistema financiero imperial.

Evocando a Shakespeare, algo huele mal en Dinamarca: Las diatribas de demócratas y republicanos, aunque son caimanes del mismo pozo, para ponerse de acuerdo en fijarle techo a la deuda nacional, oscurece más que aclarar el panorama del ciudadano común y corriente norteamericano en el ámbito social; y ni qué decir cuando el Pentágono pega su chillido al cielo con tal de que no le disminuyan el presupuesto de guerra para continuar el asedio a los pueblos de Irak e Irán en su santa-cruzada contra el terrorismo, mero pretexto para saquear los recursos naturales y energéticos del planeta, con su estela de muerte y destrucción.

No hay ningún ser humano en este momento que no se sienta amenazado en medio de esta crisis, cíclica o no, del capitalismo, modelo globalizador neoliberal y la supremacía de las transnacionales en reciclada colonización, con pestilente hálito de postmodernidad impuesto como modelo de negación de la razón humana tan promisoriamente anunciada por la ilustración y su consorte la democracia burguesa, mercantilista, seductora y prometedora de eterna libertad, oportunista rival del absolutismo, quien, a su vez, también en fundamentos económicos había superado al anterior modelo feudal . En estos tiempos que corren, revoluciones burguesas transcurridas, con el legado de luchas populares en pueblos de África, Asia, países Árabes, América latina y el Caribe, los descontentos y condenados de la tierra, que no es otra que la clase trabajadora, vuelva a tomar sus banderas de rebelión:

Hélos allí, los Indignados de Puerta del Sol que han desnudado a Zapatero y compañía, incluido el rey mangón de la casa de “Bourbon”; la lucha del pueblo griego en pos de su soberanía y dignidad social en la calle contra el monstruo del FMI, como una nueva reedición de batallas de Maratón, los Argonautas, Hércules, Aquiles y Ulises en todo el esplendor del mito haciéndose nuevamente realidad; la multiplicación de rebeliones árabes; el crimen respaldado por la traidora coalición Europea-norteamericana en contubernio con la OTAN versus el pueblo Libio para descaradamente robar su petróleo, no tiene límite ni parangón; el despertar de la juventud judía que hoy puebla calles y plazas de las principales ciudades de Israel, reclamando su justo derecho a vivir en un mundo de dignidad, es porque está floreciendo en el mundo una revolución.

Modestamente desde nuestra patria Bolivariana en Venezuela , hemos estado empujando hacia esa dirección al lado de Cuba y otros países hermanos de América latina y el Caribe, con convenios y propuestas tangibles como el ALBA, PETROSUR, BANCO DEL SUR —para quienes no somos paisanos del capitalismo, como dijera Evo Morales— con el SUCRE como moneda de intercambio comercial regional, para enfrentar la hegemonía del perforado dólar norteño, en una política económica que más allá de la mera ganancia sirva como ariete para estrechar lazos de amistad y solidaridad con nuestros pueblos hermanos del mundo entero.

Más allá de los fastos celebrantes del Bicentenario de gestas libertarias en toda la América mestiza contra el imperio español, precisamente, en este año 2011 que corre, brioso como corcel de nuestro escudo nacional, no es mera casualidad nuestro presencia en el escenario internacional, cómo olvidar que cuando Fukuyama pontificó del Fin de la Historia y que a la caída del muro de Berlín, sin enemigos ya en el Este, y una sola ideología abrazaba a la humanidad, la mano invisible del mercado puesta o propuesta por Adam Smith, en febrero de 1989, en la ciudad de Caracas el pueblo caraqueño tomó las calles por asalto para arruinarle desde ese día la fiesta a la jauría neoliberal y sus lacayos de la corrompida élite política venezolana, al precio de ofrendar su vida contra el paquetazo de Miguel Rodríguez y las medidas del Fondo Monetario Internacional impuestas por el policía Carlos Andrés Pérez y los Chicago Boys, bajo una brutal represión, con miles de muertos y heridos, que nunca les fue fácil disimular, ni menos olvidarlo, al enterrar sus cadáveres en fosas comunes como fue la de La Peste; no obstante esta matanza, dirigida por el general Italo del Valle Aliegro contra las clases más humildes y desposeídas de nuestra sociedad, fue el campanazo inevitable del bipartidismo, que de nuevo hoy, como si a todos nos hubiesen borrado la memoria, invocando cantos de ballena, como María Cristina, en reencarnación de los desafueros del 11 de abril de 2002, la infausta Coordinadora Democrática, y hoy reencauchada Mesa de la Unidad (MUD) sueñan con volvernos a gobernar, como si en el tambaleante desgobierno del chiripero, con su alevosa y premeditada crisis bancaria, y el atraco a mano armada por la tripartita de FEDECAMARAS, la CTV y el estado representado en el ministro delincuente de CORDIPLAN Teddy Petkoff, al robarle todas sus prestaciones laborales, a la clase trabajadora venezolana sin ningún tipo de escrúpulo o consideración.

Hoy que en el mundo entero vemos acciones como las que protagonizó el heroico pueblo venezolano, desde la cuarta república y mucho más atrás para consolidar su emancipación, somos solidarios con todos los pueblos que luchan por sacudirse ese monstruoso modelo de explotación capitalista por la construcción de un mundo mejor.



fredy.araque@gmail.com



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Freddy Araque


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