Sin Chávez no hay Revolución

Camaradas: Sin Chávez no hay Revolución y nada que se le parezca como afirmó el camarada Diosdado Cabello. ¿Quién como Chávez que tenga capacidad de convocatoria, carisma y fuerza para impulsarla? Sin Chávez los imperialistas y la burguesía nos llevarían en los cachos en menos tiempo que espabila un cura loco.

¿Quiénes la impulsarían?

1º—Los seudos revolucionarios pequeños burgueses de franela y cachucha roja-rojita, carentes de ideas, de lo que es socialismo y de toda solidaridad humana, que su ideología es robar para tener camionetotas, tomar caña, barraganas, hacer fiestas, francachelas y que nada piensan en solucionar los problemas que agobian al pueblo.

2º—Los muy sesudos fanáticos talibanes más chavista que Chávez, sin ideas carentes de ideología, de principios y sentido de país; camaradas: estos son los más peligrosos dicen que están con Chávez, pero en la primera oportunidad nos dejan en la estacada y saltan la talanquera.

Señores quinta columna, chavistas sin Chávez nómbrenme uno, uno sólo. Todos ellos son sigüis de la burguesía y del imperialismo.

El comienzo del primer cuarto del siglo XXI para consolidar la Revolución Bolivariana, está marcado por cambios en la base material del pueblo venezolano, revolucionario por su enjundia e importancia. El pueblo de Venezuela en Revolución, por primera vez en su historia, ha sido capaz de empezar a solucionar muchos de los problemas que a lo largo de estos siglos lo vienen agobiando y frenaron su desarrollo social. Desde el punto de vista de los recursos y tecnologías existentes o que se crean de nuevo, no hay obstáculos para alimentar, dar instrucción, facilitar vivienda y mantener la salud de los millones de venezolanos. Con evidentes diferencias y posibilidades de unos u otros se ha configurado la perspectiva de garantizar condiciones de vida dignas para todo el pueblo. Al mismo tiempo, han surgido peligros naturales internos y externos que ponen en tela de juicio la seguridad de todos. Por lo tanto, debemos estar unidos, pero también se necesitan nuevas normas de convivencia en nuestro país, único en su género, correspondiente a las nuevas y a condiciones políticas cambiantes.

Pero, muchos camaradas que se dicen revolucionarios y socialistas, continúan guiándose por concepciones burguesas caducas, respecto a las formas y métodos de conquistarla, poniendo en riesgo la garantía del Proceso y la seguridad nacional. Como consecuencia, Venezuela está en una situación de conflictos absurdos, hay “revolucionarios” que no están identificados con el Proyecto socialista, lo cual aprovechan los oposicionistas para tratar de convencernos de que el camino a la hecatombe del capitalismo es el mejor. De otra manera es difícil evaluar el punto de vista de los chavistas sin Chávez y de los oposicionistas de que seguir el camino del capitalismo es la solución. Refutarlos no es fácil, precisamente debido a su absoluta falta de argumentación. Puesto que hay que discutir lo que se quiere hacer pasar por axioma. Sin pretender aleccionar a nadie, y comprendiendo la inutilidad de tan sólo constatar la carencia de ideas de estos oposicionistas.

Nos faltan viviendas dignas y por resolver la caótica situación social del país, es cierto, pero el Gobierno Revolucionario está abocado a buscar respuesta a la cuestión de que sí es factible hoy un nuevo modelo de garantías de seguridad para el pueblo, que solucione los problemas sociales más urgentes. Dicho cauce se asienta en la ley Habilitante y los enfoques de las concepciones que se están creando en la elaboración de una nueva mentalidad política, penetrada por una visión realista de la miseria y exclusión que nos rodea, de lo que sucede alrededor, de nosotros mismos, que se distingue por una actitud preconcebida hacia el pasado y por tener clara la propia responsabilidad y seguridad del pueblo.

Camaradas: Es inmoral aplaudir a la burguesía IV republicana, fingiendo no ver que sus beneficios eran repartidos entre un reducido grupo de personas privilegiadas en el país. Mientras millones de seres estaban desnutridos, carecían de un sistema de salud, no sabían leer ni escribir. La mayoría de ellos no tienen techo. Lo que más duele eran aquellos niños que diariamente morían por inanición, por enfermedades, por falta de lo más elemental. ¡Esto sucedió en todos los gobiernos puntofijistas de los últimos cuarenta años a finales del siglo pasado! El siglo de la electrónica, de los vuelos espaciales y de las posibilidades ilimitadas de alimentar a toda la población, dar vivienda y alimentación, dar vestido e instrucción a millones de niños a millones de personas. Pero, además de no aprovechar como era debido estas posibilidades, el puntofijismo las usaba contra el pueblo. Por esta razón el desarrollo de la ciencia y la técnica era más cara aún para los pobres, por la carencia de políticas educativas. Iba aumentando la diferencia entre el reducido número de los ricos, y millones de la gente pobre del país. Mientras ellos se enriquecían groseramente.

Es exorbitante ya la diferencia de nuestro pueblo con la parasitaria burguesía, la cual es consecuencia del egoísmo expoliador del capitalismo. Esto es comprendido ya por las amplias masas populares, y los sectores progresistas. Lo más importante es que esta comprensión se transforme en acciones activas y organizadas contra la burguesía, en pro de medidas concretas que posibiliten la disminución de la diferencia entre pobres y ricos. Las advertencias a los políticos oposicionistas sobre su responsabilidad se traducen en manifestaciones de desconfianza hacia quienes soslayan sus deberes, pasan por alto las realidades y exclusión del pueblo.

Nueva mentalidad revolucionaria es también liquidar las diferencias entre las palabras y los hechos. Convencidos estamos que el capitalismo es un gran mal y la amenaza de miseria más horrible para nuestro pueblo. Cada vez les resulta más difícil intimidar a las masas con la “amenaza del castro-comunismo”, justificar con ello al capitalismo y dilatar el advenimiento del socialismo. En el país hay fuerzas —y esto la quinta columna y los oposicionistas lo saben muy bien— que los ven con malos ojos. Estas fuerzas ya han emprendido acciones concretas para impedir que crezca la desconfianza entre pueblo y Gobierno. Creemos que una política realista la necesitamos todos, y no sólo la oposición. Esta política presupone, como mínimo, una actitud seria hacia las propuestas del socialismo, analizar hasta que punto ellas son constructivas, ver si tienen en cuenta los intereses de la parte desposeída, la opinión de todo el pueblo y las conclusiones del Comandante Presidente. Lamentablemente, en respuesta a las iniciativas del Gobierno Revolucionario, recibimos, por regla general, una negativa inmediata del oposicionismo y la Quinta columna interna, una dogmática confirmación de las viejas posturas. Así, resulta que ahí falta realismo político. Hoy día, la política del país también vive, por así decirlo, una transformación. Y este Proceso, posee muchos adeptos y partidarios sinceros. Así también a muchos que dicen ser chavistas este Proceso sume en profundas reflexiones.

El nacimiento del socialismo en Venezuela, anuncia el nacimiento del nuevo Estado de obreros y campesinos, afianza los principios humanitarios del desarrollo socioeconómico del pueblo, eleva el prestigio de los trabajadores, brinda amplias posibilidades a la iniciativa y la labor creativa de las masas. Todo ello nos posibilita, en corto lapso histórico, hacer el país que todos queremos, solucionar felizmente los problemas sociales más complejos, formar una gran alianza multinacional de pueblo y Gobierno en su avance por el camino del socialismo. En la etapa actual, el pueblo venezolano, el PSUV y los partidos aliados, guiándose por la doctrina socialista y desarrollándola de manera creadora, continúan la causa de la Revolución mediante la renovación de la vida social en todos sus aspectos. Tenemos que examinar hoy uno de los problemas más importantes del proceso renovador: la reforma radical de la gestión económica, los cambios cualitativos del mecanismo económico-social, cambios que brindaran nuevas posibilidades de aprovechar las ventajas del sistema socialista.

No puede considerarse seguro el país sí en él se pisotean y se obvian los derechos del pueblo. Sólo agregaré una cosa: si la Quinta Columna y las clases burguesas no permiten condiciones elementales para una digna existencia del pueblo, si a millones de personas no se les concede el pleno “derecho” a vivir dignamente, a no tener techo digno sobre su cabeza, quedar sin trabajo y sufrir enfermedades sin poder curarse, si, este oposicionismo en definitiva, desprecian el principal derecho del pueblo, el derecho a la vida, no podemos tener paz. Su primer efecto es potenciar al pueblo para el mal, negándoles su calidad de sujetos, al reducirlo a ser objeto. Es lo más eficaz para matar su conciencia… el dar al mal categoría de “necesidad”, hasta lo consideran, como elemento de síntesis, trasmutable en “bien”. ¡Gringos Go Home!

¡Libertad para Gerardo!

¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!

Hasta la Victoria Siempre.

Patria Socialista o Muerte. ¡Venceremos!


manueltaibo@cantv.net


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Manuel Taibo


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