Hombres y mujeres de la revolución

Confirmados en su veracidad los actos de los gobiernos adeco-copeyanos, por testimonios valederos que soportan el juicio de todos los criterios, nos creemos autorizados para pensar que, si la historia en manos de los historiadores burgueses, oposicionistas es justa cuando trata a los gobiernos de Betancourt, Caldera, CAP y sus compinches con benevolencia, por sus prácticas “democráticas” en todos los períodos que gobernaron; lo es igualmente para justificar la política del disparen primero y averigüen después, el caracazo, la crisis bancaria; cuando arremeten contra los estudiantes, los dirigentes políticos de izquierda, asesinatos y desapariciones; la violación al registro electoral, a la Constitución y las leyes, la persecución a los periodistas, y la crucifixión política de los candidatos de oposición.  

 

De todos modos, no hay nada más irresponsable y vergonzoso que basarse en un episodio de segundo orden para juzgar el rol histórico del pueblo que sufrió  miles de víctimas. Los autores del prefacio adoptan básicamente el tono del castro-comunismo. La desgracia es que estos historiadores piensan y escriben como sí la historia comenzara con ellos. Y les daban ocasión a las masas, burladas en aquellas célebres jornadas, para que cambiasen las preferencias de sus candidatos, los medios de comunicación, la oratoria y las demás prácticas de la vida legal, por el sistema de la resistencia y revolución, a que viene apelando desde entonces, para corregir los abusos de esos mandatarios, dar triunfo al partido de la Revolución y solución a los problemas del país. Plantear “ellos” los puntofijistas un mínimo debate, nunca, porque en sus términos y códigos no hay reflexión, ni lógica, porque  sobre la mentira han construido sus peroratas discursivas. 

La verdadera política revolucionaria comenzó con la insurrección de la juventud militar liderizado por el Comandante Chávez, el 4 de febrero de 1992, con su oposición irreconciliable a las políticas entreguistas del puntofijismo. El objetivo de esta Revolución es unificar a todos los oprimidos y explotados contra la oligarquía y el imperialismo, apoyados por la conchupancia de los partidos adeco-copeyanos. Chávez quería la unidad de las masas revolucionarias basada en la lucha de clases, no la unidad de los charlatanes de la “elitista y rancia izquierda trasnochada” al servicio de la CIA para engañar al pueblo. Cualquiera que no entienda la diferencia de esta forma de unidad debe ser barrido del movimiento revolucionario.  

Al obligar a la parásita burguesía puntofijista a reconocer y respetar las elecciones del 98, la Nación se puso en orden bajo un régimen nacionalista y socialista con Chávez, amado por el pueblo; con un partido disciplinado y doctrinario: con dirigentes dignos y gobernantes en regiones y alcaldías de más o menos carácter, iniciativa y talento, pero sostenedores todos (con excepciones) con firmeza de las instituciones en la paz, y propulsores del país por la senda del progreso socialista. Ya pasaron doce años desde que Chávez está jugando un rol activo, ¡todo un período histórico, pletórico de grandes acontecimientos nacionales! Durante este lapso, el “chavismo”, en el sentido formal de la palabra, se dividió o mejor dicho, muchos “conversos” saltaron la talanquera. 

Ha tocado a una pléyade de hombres y mujeres redactar en 1999, una nueva Constitución, para construir un país de igualdad y derechos, hacer la revolución incruenta contra la política puntofijista, fascista, excluyente, y agotar en ella sus esfuerzos para alcanzar la victoria. Por una acumulación pausada de generosos principios certeros. Y por ser dueños de instrumentos que en ellos precedieron a lo que llegaron a ser sus extraordinarias perspicacias políticas. Los dotó la Naturaleza de una insólita sensibilidad y de una incomparable finura de espíritu. El talento la cultura y el desprendimiento hicieron lo demás, al tallarse en sus propias experiencias.  

Hay en el Comandante Presidente Chávez, cierta virtud, sublime sobre todas, de amor al pueblo y a la libertad; cierto natural criterio para favorecer la causa de los desgraciados, de los pobres y oprimidos; inquebrantable voluntad para sobrellevar en su defensa los rigores del infortunio; y una como superior fuerza mágica, para convertir hombres y mujeres en soldad@s heroicos de las buenas causas; cualidades e instintos del pueblo que los funcionarios de Estado no debieran ninguna vez desconocer. Pero la tarea del Comandante no consiste en educar a la parásita burguesía — ¡ya son un caso perdido!— busca educar al pueblo en el espíritu de oposición intransigente al capitalismo y de las buenas ventajas del socialismo  

En los primeros días de organización y lucha del Gobierno Revolucionario, se han visto confundidos en una misma fila salteadores y políticos. Hombres empecinados en la maldad, manipuladores y explotadores del pueblo, con hombres y mujeres de honor y sentimientos puros, como si las revoluciones para cambiar las costumbres, la estructura social, las instituciones político-administrativas y el predominio de unas castas, se asemejaran a los asombrosos sacudimientos seísmicos, que hacen brotar del centro de la tierra, en hirviente torbellino, elementos de muerte y manantiales regeneradores de la vida. En los meses críticos de la revolución los partidos oposicionistas y la oligarquía apátrida, cercados por el pueblo revolucionario, no encontraron otra forma de defenderse que la calumnia más vil contra los hombres y mujeres revolucionari@s. Caían como llovidas del cielo las acusaciones de que los chavistas y Chávez estaban ligados al eje del mal. La ralea de burgueses lacayos del imperialismo y sus agentes internacionales no inventaron nada; no hicieron más que desarrollar hasta niveles gigantescos las bajas calumnias del State Departament.  

Pero viniendo a la seca realidad de la historia; a la narración fiel, aunque helada de los hechos positivos, no se nos hace dificultoso decir, porque así  es la verdad, que esta es la época heroica de nuestra Revolución; que sí de cierto luchamos con fiereza, lo hacemos también por arraigadas convicciones. Llegó nuestra hora de gran Júbilo: El de la Independencia y la soberanía, política y económica, que tanto están irritando al imperialismo y sus lacayos en todo el mundo. Sabemos que nuestros perfiles ideológicos deben completarse y madurar. No de otra fuente brotó la concepción de la Revolución. La dignidad es como una esponja. Se la oprime, pero siempre conserva su fuerza… El que muere por la vida, si muere donde debe, sirve.   

Hay moral en la política del Comandante Presidente, y en las ambiciones de los socialistas, tenemos patriotismo, ideología, fe y pasión cualidades indispensables para el triunfo de la Revolución. No hay que considerar la revolución como una tentativa de naturaleza individual; como agresión de un hombre audaz a la oligarquía y a una clase media que se está beneficiando con las medidas que toma el Gobierno Revolucionario; cuando la filosofía de la historia, por el contrario ve en ella una expresión del estado general del país, un signo, de la determinación bien asentada en la conciencia del pueblo, de modificar la política, estableciendo un nuevo orden socio-económico, y poniendo en manos revolucionarias las riendas del Estado. 

Es un deber y obligación de la Iglesia Católica defender los intereses del pueblo y no de los que lo explotan, pero los obispos y curas no deben intervenir directamente para cambiar los acontecimientos, su presencia puede influir positivamente en dar luz en muchas circunstancias. Su misión es ver como los venezolanos hacemos los cambios. Si asimilamos la amarga lección de los gobiernos IV republicanos, y si en verdad podemos construir un país decente. Deben los religiosos acompañar al pueblo y compartir con él todos los acontecimientos. Los obispos y curas deben dejar de usar sotana y reemplazarla por unos buenos pantalones. Deben probar que, que están a la altura de las circunstancias, y el símbolo de la hombría son unos buenos pantalones. Recuerden la frase popular: “fulano de Tal lleva los pantalones bien puestos”, o a fulano le quedan grandes los pantalones. Señores obispos y curas aprovechen la coyuntura que hoy vive Venezuela y vamos a la lucha: El desempleo, los salarios bajísimos con que una gran parte del pueblo tiene que conformarse, mientras la burguesía empresarial aumentan considerablemente sus groseras ganancias; las injustas condiciones en que muchas veces efectúan las mujeres su trabajo en las empresas de la burguesía capitalista, son hechos lamentables que están impidiendo a una gran parte de compatriotas poder aprovechar, la hora de riqueza moral y económica que vive nuestra Patria. No obstante el esfuerzo realizado por el Gobierno Bolivariano, y la ley del trabajo y los instrumentos legales previstos para la defensa de la clase trabajadora. 

El Gobierno Revolucionario sigue creando nuevas instituciones, pero desde los directivos para bajo todos son quinta columna; así les sucedió a la Junta de Gobierno de 1958, y a Wolfang Larrazábal. El Gobierno debe preocuparse y los dirigentes revolucionarios también. Sí no nos queremos dar cuenta que debemos hacer los cambios para completar la derrota del puntofijismo fascista burgués y forjar una nueva sociedad, o queremos repetir las mismas escenas del pasado. Tal vez están tratando los interesados vende Patria y quinta columna interna en abortar la Revolución, motivado a esa rara facultad que tenemos los venezolanos para olvidar pronto. ¿Estamos viendo la misma película? 

—La democracia imperialista se pudre y desintegra. Un programa de “defensa de esa democracia” para nuestro país es reaccionario. Aquí la única tarea progresiva es el triunfo de la revolución socialista. Su objetivo es romper los marcos del viejo estado nacional burgués y construir la economía de acuerdo a las condiciones de nuestras capacidades, de nuestras necesidades.  

“Los cretenses, nos dice MONTESQUIEU, para obligar a los magistrados a la dependencia y obediencia de las leyes, empleaban un medio muy singular: el de la insurrección. Esta institución que hacia legal la sedición para impedir los abusos del poder, parece que debía concluir (moralmente hablando) con la República; sin embargo, ella no destruyó a Creta”. Hagámosle lo mismo a esa oposición burguesa.

manueltaibo@cantv.net

¡Gringos! ¡Go Home!

¡Libertad para Gerardo!

¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria Socialista o Muerte ¡Venceremos! 


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Manuel Taibo


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