Profundicemos el “yo” del Comandante Chávez

Don José Ortega y Gasset, en su ensayo “sobre la leyenda Goya”, nos explica, muy claramente, que “una vida humana no es nunca una sarta de acontecimientos, de cosas que pasan, sino que tiene una trayectoria con dinámica tensión, como la de un drama. Toda vida incluye un argumento. Y este argumento consiste en que, algo en nosotros, pugna por realizarse y choca con el contorno a fin de que este lo deje ser. Las vicisitudes que esto trae consigo dice a toda hora: “yo”. 

 

El filosofo insiste en que “nuestro yo es en cada instante, lo que sentimos tener que ser en el siguiente y tras éste en una perspectiva temporal más o menos larga”.

“El ‘yo’ no es un querer ser, ni tampoco un desear ser, sino un necesitar ser”.

“La vida de un ser humano no es entonces una simple relación de cosas que pasan, sino de cosas que pasan a alguien”.

Por lo tanto, para escribir u opinar sobre una persona hay que buscar constantemente el “yo” del personaje para poder expresar una aproximación, más o menos veraz, a lo que él realmente es, es decir, a lo que él aprecia que necesita ser.

Las explicaciones de Ortega nos llevan a hacernos esta pregunta:

¿Cuál es el “yo” del Comandante Chávez?

¿Qué es lo que él necesita ser? 

Después de examinar todos los acontecimientos que pasaron desde la insurrección militar del 4 de febrero de 1992 y su “POR AHORA”; la pasantía por la cárcel de Yare; el arrase en el proceso eleccionario de 1998; el llamado al pueblo a debatir una nueva Constitución; el desastre humano y material ocasionado por la tragedia de Vargas; el golpe de estado empresarial del 11 de abril de 2002 y el golpe petrolero de diciembre 2002-2003; las recientes lluvias (catástrofe climático nacional que anegó más de la mitad del país) que nos dejó pérdida de vidas humanas, pérdida de viviendas, pérdida de sembradíos, y miles de damnificados; puede decirse, probablemente sin equivocación, que lo que él “necesita ser” en su propio yo, lo que él pugnaba por realizar, aparece con claridad cuando llega a ser Presidente de Venezuela. Antes de ser Presidente ese “yo” no lo conocíamos claramente. Después de ser Presidente ese mismo “yo” volvió ha manifestarse y luego de buscar varias nuevas expresiones, de la intimidad del propio ser, con todas las manifestaciones. 

¡Escuálidos oigan al Comandante! Por eso es tan importante para conocer, examinar y tratar de interpretar al Comandante Chávez, acercarse a lo que él hace y dice como Presidente. Existe para ello la ventaja de habernos facilitado Chávez esa investigación. El Libertador Simón Bolívar y el Ideal Bolivariano se convirtieron en su estrella guía. Simón Rodríguez en el maestro de su integridad educativa como pueblo. Zamora en el modelo de país que necesitamos construir. 

Con todos estos datos puede afirmarse que ese “yo intimo” que, para usar la frase de Ortega, pugnaba por mostrarse en él, necesitaba ser sólo una cosa. Presidente de Venezuela. No es una ambición sino un requerimiento existencial. Sabía que podía lograrlo y estaba dispuesto a ello, a todo riesgo y en el momento oportuno. 

Destacan, entre las características psicológicas del Comandante Chávez, “el alto sentido del deber, de la responsabilidad y de la obligación con el pueblo pobre y necesitado, que forma parte de su yo y súper-yo” La pasión como expresión y de un auto control. Tiene una agresividad bien controlada y bien dirigida y es “tolerante con firmeza”. Cabe destacar, en primer lugar, su profundo, vital y manifiesto interés en presentarse como un Presidente que no traiciona a su pueblo. Le resulta inaudita e inconcebible aceptar la acusación que contra él, lanzan algunos representantes de aquella “elitista” y vieja “izquierda trasnochada”, muy “democrática ella”, ni es tampoco la prolongación de los mismos en el tiempo. 

Y cuando pensamos sobre la estimación de valor, que el futuro hará sobre Chávez, no vacilaremos en afirmar que tendrá mañana una alta significación para la vida social del pueblo de Venezuela, no sólo por la reconstrucción de la estructura material y social del país, sino por su intento de remodelar la psicología colectiva con lecciones de ética política, persuasión y ejemplo. El Comandante Presidente Chávez nos está legando el patrimonio de la igualdad. 

La primera exigencia, perfectamente normal, que pedimos a los burgueses, oposicionistas, es la de respetar al pueblo, al Comandante Presidente y a las Instituciones del Estado. Nos quejamos del irrespeto y la vulgaridad de ciertos medios de comunicación, que confunden la democracia con la falta de cultura, sí la política de irrespeto continua, es precisa y obligatoria el reducir su presencia en la vida pública de toda Venezuela. Es evidente que, dentro de la falta de costumbres políticas sanas, es muy difícil, para la oposición, deslindar la libertad de crítica al Gobierno, a las instituciones, y al pueblo, con la posibilidad de llegar a la ofensa. Es, al menos explicable, que los medios no acostumbrados al debate democrático, no se puedan percatar, fácilmente, de cuál es el límite de la crítica que al pasarlo, la puede convertir en insulto.  

Chávez es una persona fundamentalmente honrada diferente… Pero su honradez y su amor al pueblo, los absurdos oposicionistas burgueses la están utilizando en canalladas. En todas las agresiones de los medios de comunicación de la oligarquía, de sus flabistanes palangristas, y de sus analistas tarifados está manifestada la imagen del Comandante Presidente: la importancia de la enseñanza como factor fundamental del Estado y el papel educador de la Obra de Gobierno.  

Hay en Chávez una constante preocupación por la falta de interés en la acción educativa, por la necesidad de una enseñanza amplia, por la adecuación de la enseñanza al pueblo. Ese deseo o necesidad de ser respetados va unido a una actitud que nos parece sincera o íntima, por parte del Comandante, producto de una convicción profunda y es la tolerancia ante la crítica razonada, ante el comentario adverso e incluso frente al ataque no equilibrado. 

Es la tolerancia una de las virtudes políticas, que más reclama para sí el Comandante Presidente, considera como una obligación del Gobierno, el contestar a la oposición apátrida dando ejemplo de virtudes públicas y privadas, endureciendo la piel con la tolerancia para hacer menos sensible el espíritu al irrespeto y la incomprensión. Pero quizá lo más difícil es no dejar confundir la tolerancia con la impunidad y cuando sea necesario, ante el agotamiento de los medios persuasivos, utilizar la acción enérgica amparada por la majestad de la ley. Consecuencia directa de ese espíritu de tolerancia es el respeto a la libertad de expresión del pensamiento. 

El Comandante Chávez constantemente, califica a su Gobierno como Bolivariano y socialista. Bolívar resulta para él un ídolo de la vida en lo político y lo social. Examina cuidadosamente, sus campañas militares, es lector atento de toda la obra Bolivariana, y está convencido de la importancia de Bolívar como Maestro y ejemplo de nuestra América. 

Esta actitud lo hizo pensar que, en medio de las enormes dificultades, violentos movimientos políticos y diferencias de criterios, que aparecieron en el país a raíz del derrumbamiento de la IV República, Bolívar bien podía significar un punto de unión para todos los venezolanos y motivo de reflexión para intentar una búsqueda de soluciones a los distintos problemas. 

Por último, el “Ideal Bolivariano” impone, en la conducta del Comandante Presidente, la realización del más puro nacionalismo, que en lo interno consiste en el equilibrio cultural y económico de todas las clases sociales, y en política exterior el respeto en igualdad y el derecho como pueblo, y el mutuo apoyo a los países de nuestra América para lograr el bienestar común. 

Toda esa compleja personalidad espiritual y cultural es el reflejo de nuestro personaje en quien encontramos las características psicológicas que ya hemos mencionado: sentido del deber, autocontrol, agresividad controlada, tolerancia y firmeza y que va paulatinamente evolucionando a través del tiempo. Proveniente de un grupo familiar con principios éticos. Con una juventud disciplinada en la Escuela Militar; al graduarse como subteniente, entra al servicio activo del Ejército Nacional. Ya como Teniente Coronel lo encontramos ejerciendo de comandante del  batallón de paracaidistas Nicolás Briceño. Allí empieza su gran Quimera, comandando la insurrección militar del 4 de febrero de 1992; su marcha a paso redoblado, buscando la estabilidad y el engrandecimiento de la Patria. 

Camaradas: Con la autoridad moral que nos demuestra el Comandante, está bien justificada la solicitud de una Ley Habilitante, y la concesión por parte de los diputad@s asambleístas al autorizarlo para que pueda legislar y crear leyes para favorecer al pueblo y poder salir de la crisis social y económica generada por el cambio climático que azotó nuestra Patria. 

Su lema: Todo soldado debe luchar contra los usurpadores del poder público, contra los grandes infractores de las leyes, que son la égida de la sociedad y de la inocencia. 

 P.D. Comentario final, a todos los chavistas y simpatizantes sobre los recientes procesos eleccionarios del 26S y 5D: ¡Camaradas! En “nuestro Proceso Revolucionario Socialista” contra la parásita oligarquía apátrida y el imperialismo, no votamos por fulano o mengano, no podemos personalizar el voto ¡fuera amiguismos!, ¡no al abstencionismo!, ¡abajo revanchismos! Votamos por un proyecto político-social, llamado Socialismo; se vota por Chávez, y Chávez es Socialismo. No podemos, ni debemos por la ambición y la traición de unos pocos perder la gran oportunidad. La Patria está en juego. Al funcionario electo que no cumpla lo revocamos, para eso tenemos la Constitución Bolivariana y la Ley de Partidos Políticos.

Gringos ¡Go Home!!!!!

¡Libertad para Gerardo!

¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!

Hasta la Victoria Siempre.

Patria Socialista o Muerte ¡Venceremos! 

manueltaibo@cantv.net



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Manuel Taibo


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