Profundicemos el socialismo

Camaradas: Hoy comprendemos mejor que antes toda la profundidad del pensamiento Marxista sobre la concatenación viva entre el socialismo y la democracia. Toda la experiencia histórica se ha demostrado de manera convincente que el régimen socialista garantiza, de hecho, los derechos políticos, las libertades personales y socioeconómicas de los pueblos. Efectivamente, la democracia, que supone el poder del pueblo, es la forma de materializar sus más vastos derechos políticos y cívicos, el interés en las transformaciones y la participación en la realización de las mismas. En la conciencia del pueblo se va afianzando cada vez más esta sencilla y clara idea. Podremos impulsar de verdad la iniciativa y el espíritu creativo, sólo si nuestras instituciones democráticos ejercen una influencia real y activa en el funcionamiento de cada colectivo laboral, sea en la planificación, en la organización del trabajo, en la distribución de bienes materiales u otros, en la selección y la promoción de los camaradas más idóneos, prestigiosos y competentes a los cargos de dirección de instituciones públicas. Se puede afirmar con seguridad que cuanto más pronto se sientan estos cambios en la experiencia de cada funcionario, más enérgica será su actitud cívica y su participación en los asuntos de la sociedad y el Estado. La economía es la esfera más importante del quehacer humano. 

La tarea práctica de mayor alcance consiste en crear condiciones y adoptar formas de organización de la producción que a cada trabajador le permitan sentirse verdadero dueño de su empresa. Es un alto cargo de responsabilidad por cuanto que no sólo confiere amplios poderes para la autentica gestión de asuntos laborales, sino que también supone una alta responsabilidad por cuanto ocurre en el colectivo laboral. Revisten primordial importancia el desarrollo de la democracia comunitaria en el sector de producción y la consecuente implantación de los principios de autogobierno en las actividades de los colectivos laborales. Por eso el desarrollo de la democracia en el sector de la producción constituye un aspecto de primordial importancia en la profundización y ampliación de la democracia socialista en general. Es un resorte que propicia la más amplia y activa participación de los trabajadores en todas las esferas de la vida de la sociedad y permite evitar muchos errores y deficiencias. La reestructuración del sistema de gestión en el sector agroindustrial, así como la decisión de fomentar la cooperación en otras ramas de la economía nacional, ofrecen favorables premisas para utilizar estas posibilidades.  

Al parecer, a algunos camaradas les cuesta trabajo comprender que el socialismo no es una consigna, sino la esencia misma de la reestructuración. Cada uno debe cambiar sus costumbres y sus criterios, para no verse al margen de la vía maestra del desarrollo del país. Insistentemente aconsejamos hacerlo a cuantos tengan dudas y se muevan con demasiada lentitud. Conviene reunirnos y hablar aparte de la electividad de los gerentes de empresas, administraciones, producciones, talleres y de los jefes de cuadrillas. La etapa actual de la reestructuración, la introducción de nuevos métodos de gestión económica, la autogestión financiera, el autofinanciamiento y la rentabilidad, obligan a ocuparse en concreto de esta tarea. Es una medida importante, imprescindible, y no cabe duda de que los trabajadores la acogerán con aprobación. 

Se está empezando a introducir ampliamente, la auto gestión financiera completa, el auto financiamiento y la rentabilidad. Ello significa que todos los ingresos de las empresas, todas las formas de gratificación a la colectividad laboral y las proporciones en que se pueda satisfacer las demandas sociales dependerán de los resultados finales del trabajo, de la cantidad y la calidad de lo producido y de los servicios prestados. En este contexto, a los trabajadores les importa mucho quien esté a la cabeza de la empresa, del taller, del sector o de la cuadrilla. Por cuanto el bienestar de la colectividad va a  depender de las capacidades del dirigente, los trabajadores han de tener posibilidades reales de influir sobre la elección de éste, de controlar su actividad. 

En el país se acumuló  determinada experiencia en la elección abierta y pública de dirigentes del PSUV, teniendo en cuenta la opinión de todos los colectivos y organizaciones de base, que ha sido bien acogida por la militancia y repercute positivamente en los resultados de dirección del partido. En general, se mire por donde se mire este asunto importante, la conclusión es una sola: ha madurado la necesidad de efectuar cambios y democratizar el proceso de formación de cuadros y de dirigentes de las empresas, aplicando en todas partes los principios de colectividad. Como se puede ver, esto permite hablar de una experiencia cualitativamente nueva, de que la participación de los trabajadores en la gestión de la producción ha cobrado un carácter nuevo, de principio, y que se eleva sustancialmente el papel y la responsabilidad de los colectivos por los mejores resultados de su labor. 

Los socialistas estamos contestes que los próximos legisladores a elegir a la AN, a todos los niveles estará representada la causa obrera, los estudiantes, los intelectuales y profesionales, mujeres y hombres, veteranos y jóvenes, todas las regiones y etnias, la diversidad de los intereses de toda la población. La aplicación práctica de estas propuestas sería un primer e importante paso hacia la democratización socialista del proceso de formación y del funcionamiento de los órganos del poder regional. A partir de las experiencias acumuladas en el pasado y con arreglo a las nuevas tareas, debemos volver a analizar minuciosamente el acervo socialista sobre el sistema estatal venezolano, aprovechándolo en la solución de los problemas que hoy encara el pueblo, es absolutamente lógico ampliar la democracia interna de toda la comunidad. 

Con toda la importancia que supone el control “desde arriba”, no es menos importante, y es cuestión de principio en el proceso de democratización de la sociedad, hacer más eficaz el control “desde abajo”, para que todo dirigente no deje de sentir su responsabilidad y su dependencia respecto a los electores, a las colectividades laborales, a las organizaciones sociales y al pueblo en general. Lo fundamental aquí es crear y fortalecer todos los instrumentos y formas de efectivo control, ejercido por el pueblo. Al perfeccionar el control, hay que reglamentar sin demora todo género de inspecciones y revisiones. Seguramente ha llegado la hora de comenzar la elaboración de actas legislativas que garanticen la publicidad en la actividad de las organizaciones sociales, que den a las masas la posibilidad de expresar su opinión acerca de cualquier problema de la actividad y vida social del país. 

La crítica y la autocrítica son un instrumento probado de la democracia socialista. A veces  se llega hasta tal punto que las más insignificantes observaciones críticas algunos funcionarios las califican de atentados contra el socialismo y su prestigio, defendiéndolo por todos los medios posibles. Aparece gente más experimentada que reconoce la justeza de la crítica, incluso expresa su agradecimiento por la misma, pero no se apresura a eliminar los defectos, suponiendo que todo se le va a perdonar. Tal actitud hacia la crítica no tiene nada en común con los principios y la moral socialista. En la etapa actual en que reafirmamos los nuevos enfoques en la vida sociopolítica y la espiritual, crece invariablemente la importancia de la crítica y la autocrítica. La actitud hacia la crítica es un criterio importante para apreciar la actitud hacia la reestructuración, hacia todo lo nuevo que se está desarrollando en el país. 

Se debe señalar, lamentablemente, que seguimos tropezando no sólo con el rechazo de la crítica, sino también con hechos de persecución por la misma y de amordazamiento de ésta. Con frecuencia esto cobra dimensiones y formas tales que el Comandante Presidente  se ve obligado a inmiscuirse para restablecer la verdad y la justicia, para apoyar a las personas honradas que velan por la obra que se está realizando. Cuando nos referimos a la democratización de la sociedad, lo que para nosotros es una cuestión de principio, vale la pena volver a recalcar el rasgo principal que determina la democracia socialista. Nos referimos a la combinación orgánica de la democracia y la disciplina, de la independencia y la responsabilidad, de los derechos y las obligaciones de los funcionarios, de todo ciudadano. La democracia socialista nada tiene que ver con la impunidad, la irresponsabilidad y la anarquía. La verdadera democracia está al servicio del pueblo, defendiendo sus derechos políticos y sociales. Al mismo tiempo está al servicio de toda la colectividad defendiendo sus intereses. 

¡Compatriotas!, el 26-S votemos socialismo.

¡Gringos Ho Home!

¡Libertad para Gerardo!

¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!

Hasta la Victoria Siempre.

Patria Socialista o Muerte.

¡Venceremos!   

manueltaibo@cantv.net



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Manuel Taibo


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