El anhelo de la verdadera
libertad en la Humanidad es tan nuevo como nueva es la idea de compartir
en justicia todo lo que existe en nuestro hogar –La Tierra– conformado
por la diversidad de los seres autoconscientes y los que no lo son y
están bajo nuestra responsabilidad, por nuestra condición de humanos,
de la que somos indignos cuando anteponemos los valores efímeros del
egoísmo a los valores universales de la tolerancia y la convivencia
social, es decir, cuando preferimos y anteponemos los fines materialistas
a los espirituales sin saber o no recordar insensatamente que lo material
viene como añadidura de lo espiritual. Actualmente, por estas preferencias
egoístas, estamos a un paso de quedarnos sin hogar, sin nuestro mundo,
por que vivimos en la esclavitud de una estructura, sistema y modelo
injusto (capitalismo en todas sus formas) subordinado al propio interés
lucrativo de unos pocos a expensas del sufrimiento del colectivo -del
que formamos parte sin tener en cuenta o sin recordar que es nuestro
Todo.
Este desconocimiento
o ignorancia destruye insensible e irracionalmente lo que la sabiduría
del inegoísmo o solidaridad ha construido universal o colectivamente
a través del histórico proceso de elevación de conciencia social
que significa el cultivo y preservación del trabajo humano creador
–la cultura del bien común compartido o lo que es lo mismo, la cultura
republicana o comunitaria de la cosa pública o Cultura del Alma Republicana–
herencia que Simón Bolívar recogió de sus dignos y sabios antecesores
indoamericanos, afrodescendientes, europeos, grecolatinos -entre otros-
y legó a la posteridad para ser perpetuada solidaria o altruistamente
en la regeneradora institución humanista del “Poder moral”
en el contexto de una Sociedad Justa cuya estructura, sistema y modelo
revolucionario de regeneración de la costumbre humana (Socialismo Bolivariano)
favorece infaliblemente al verdadero desarrollo de “la justicia,
primera ley de la naturaleza, y garantía universal de los ciudadanos”.
El “Poder moral”
es la propuesta humanizadora socialista de Simón Bolívar, que tiene
como propósito el perfeccionamiento integral de la familia humana,
individual y colectivamente, por la vía de un conocimiento
necesario o útil para la formación ciudadana: “la ciencia
de Gobierno”, “que se adquiere insensiblemente por la
práctica y el estudio”, haciendo posible concebir y establecer republicana o popularmente
que “el sistema de Gobierno más perfecto es aquel que produce mayor
suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma
de estabilidad política”, realizable
sobre dos grandes categorías de construcción de conciencia social
del hombre o mujer a través de los polos republicanos moral y luces
del mencionado “Poder moral”: una, por la vía de la responsabilidad
social de la “opinión pública” sobre el principio de
“la primera de todas las fuerzas que es la opinión
pública”, y la otra categoría, la senda de
“la educación popular” que tiene como fin “dar alma por
la educación”. Así,
el corolario del “Poder moral” de Simón Bolívar es el de
“la verdadera libertad que es inseparable de la práctica de la virtud”,
o sea, el de “la felicidad que
consiste en la práctica de la virtud”.
Esta proyecto revolucionario inédito del Libertador constituye la cultura humana que toma conciencia de sí misma al reconocer la verdad que la inspira e ilumina interculturalmente: “Haz a los otros el bien que quisieras para ti. No hagas a otro el mal que no quieras para ti, son los dos principios eternos de justicia natural en que están encerrados todos los deberes respecto a los individuos”. Esta verdad universal socialista, concebida como esencia del amor fraternal de la Humanidad y reconocida por Simón Bolívar como “Ley del Deber” en la Constitución de la República de Venezuela del año 1819, es esencia de poder popular o poder comunal republicano de paz, consistente en un saber integral de valores, propósitos y principios soberanos emancipadores cuyo estudio y práctica permiten mantener el optimismo y la convicción de realizar un mundo mejor mientras hagamos por nuestra parte el mejor esfuerzo de servir a la noble causa de eliminar el materialismo que con su espejismo de bienestar pasajero confunde, desampara y enajena a los desprevenidos y no preparados en el verdadero conocimiento que tiene como fin al amor puro y desinteresado que el Padre de la Patria practicó y nos enseñó con todos los poderes de su ser mediante su praxis humanista y espiritual de moral y luces republicanas:“hacer bien y aprender la verdad, únicas ventajas que la Providencia nos ha concedido en la tierra” por la que construimos la “Suprema Libertad Social”, sólo posible por el camino revolucionario de moral y luces del Nuevo Socialismo Venezolano, Socialismo del Siglo XXI o Socialismo Bolivariano.
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