Hace ya muchos años nos hacía mucha ilusión, como se dice, ser profesor universitario. Cuando ese nivel del sistema educativo venezolano era privilegio de una élite. Hoy Misión Sucre y más de 50 universidades hace de tal ejercicio una experiencia común, no remunerada sino con estipendios.
Cuestión que se ha extendido al personal de todas las universidades, no hay sueldos y salarios sino un bono universal de Guerra Económica, igual para todos, sin importar el escalafón: titular e instructor 120 $ al mes y estatus social por el suelo; como ha denunciado del Prof. Alexánder Moreno. En las décadas de 1980 o 1990, o antes, en 1979 dizque era de 3000 $.
Qué irán a hacer desde el gobierno? Van a adecuar los salarios en 2026? Será pura nostalgia?
Fue leyendo la revista Sic, Centro Gumilla de los jesuitas, otras revistas como Protesta o Familia Cristiana, ediciones Paulinas, también la revista Bohemia o Momento, cadena Capriles o Armas, donde entrevistaban a intelectuales, abogados o graduados en ciencias sociales que nos nació ese deseo confuso de desempeñarnos como profesor universitario, un deseo concedido por los cielos.
Cierta experiencia en una Casa de Formación en donde había una biblioteca muy surtida con libros de literatura e historia nos hizo entrever el significado del ejercicio intelectual. Durante unos tres años recibimos formación humana con profesores de excelente educación formal en Europa, México y Venezuela, en cuya interacción y como al desgaire fueron motivando el interés por las ciencias, ello como un deber para desarrollar la inculturacion del evangelio en el mundo de la cultura y promover la promoción humana y social en los sectores populares.
Haríamos justicia al nombrar algunos de tales profesores en cursos especiales, por ejemplo y sin agotar la lista: un docente inglés cuyo nombre olvidamos con un curso breve de Sagrada Escritura, de impresionante lógica y quien insistía en la importancia del rigor en la hermenéutica; también un joven mexicano, de Medios de Comunicación, Pedro Cháves, así con s, Profesor de cursos de verano de la UNAM; Angel Bagnoni sobre Historia de la iglesia, que conoció al Che en Cuba y director de la revista Protesta; Jackeline Hurtado de Barrera, experta en psicología e investigación, Marcos Barrera ofreció un curso de análisis crítico de medios de comunicación, Antonio Pérez Esclarin, el conocido joven jesuita autor de ensayos y novelas, luego escritor de áreas pedagógicas de Fe y Alegría, entre otros como un fotógrafo croata con su curso. En fin, todos dibujaron un interesante panorama del rol del docente universitario e intelectual.
Pasado el tiempo y una vez egresado en ciencias sociales mención historia de la UPEl IPB, en 1995, habiendo observado más de cerca el desempeño de ciertos docentes dignos de admiración como las profesoras Lucila Mujica de Asuaje, de quien fuimos Ayudante como parte de una beca trabajo que otorgaba la unidad de servicios estudiantiles, la profesora Luisa Rodríguez Marrufo, de tan grata memoria, los profesores Andrés Montero, Ramón António Ángel y Reinaldo Rojas.
Una vez que iniciamos estudios de Maestría en Educación Mención Enseñanza de la Historia hacia 1997, conocimos al Maestro Dr. Federico Brito Figueroa; a quien siempre saludábamos espontáneamente. Después nos enteramos que era gruñón, pero nos la llevamos muy bien, hasta tomábamos café en el cafetín y un día como premio por un artículo sobre don Mario Briceño Iragorry que nos publicara el diario El Impulso, me regaló un libro suyo sobre un poeta a quien hizo la biografía; en esa maestría conocimos también al geógrafo Ramón Tovar y José Marcial Ramos Guedez, grandes figuras de las ciencias sociales, así como algunos investigadores de Francia y España vistos de lejos que asistían a un congreso de historia que organizaba cada dos años el Dr. Reinaldo Rojas y Fundación Buria desde 1985 a 2010, más o menos; antes de que la crisis se tragara todos esos esfuerzos académicos en Venezuela.
Tal experiencia de la maestría y los congresos de historia y ciencias sociales, actividad científica que reunía a investigadores de toda Venezuela y del exterior, fueron muy motivadores para jóvenes docentes, jóvenes no tanto por edad, como siempre decía el maestro Brito, sino por la nueva metodología científica al modo de Marc Bloch.
Andando en esas actividades, una vez en 1998 el Dr. Francisco Zambrano nos comunicó que necesitaba un profesor que no fuera egresado del seminario, pues ya tenía suficientes curas en el staff; en todo caso, quería que le atendiera unas secciones de historia de la ética y docencia, por ahí comenzamos este camino, hace 27 años. Gracias a ese amigo! Que una vez nos condecoraron por su mediación un 5 de diciembre, Día del Profesor Universitario, junto a otros colegas de la UPEl IPB y la UPTAEB, un compromiso grande.