Radiografía de una graduación universitaria: La UCV y sus sombras

Mes de diciembre. Tiempos de adviento, según la doctrina de la Iglesia Católica, tiempos de solidaridad, de esperanzas, tiempos de aguinaldos. Para las universidades venezolanas son tiempos de graduaciones, de la organización de estos eventos académicos, de la algarabía juvenil de los graduandos, del stress de los familiares cuidando el mínimo detalle cuando sus hijos reciban sus merecidos títulos después de tantos esfuerzos.

Se graduó mi hija este diciembre, después de casi dos años de retraso, gracias a las guarimbas del 2014 y 2017, la "flexibilidad académica" decretada por las autoridades rectorales de la UCV, de los paros sin pliegos conflictivos, de una dirigencia estudiantil que condujo a la masa estudiantil por los caminos de la derrota y de la vaciedad, aliñada con la violencia y la destrucción. De acuerdo a los intereses de sus partidos políticos y de las autoridades rectorales, alejada de los reales intereses de los estudiantes, sin ningún tipo de autonomía y libertad, tal como les gusta esgrimir esos pseudo dirigentes esas palabras cuando quieren protestar ante el régimen.

Haré un resumen de lo que he vivido como padre, como profesor de esta otrora universidad de lucha y conocimiento y como miembro del consejo universitario (CU) de la UCV, de la graduación de mi hija. Lo que implica graduarse un joven en la UCV en tiempos de Petro y amenazas de intervención al país, desde el punto de vista económico, académico y político. Veamos.

Para graduarse, el estudiante ucevista debe pagar por la medalla la cantidad BsS 591,60; por las solvencias de las bibliotecas: 50 BsS de la biblioteca Central y BsS 180 de la Facultad, debe pagar 2.538 bolívares soberanos para la petición de grado, aparte una "colaboración de 10$ (¡si, dólares, compadre, no leyó mal!) para una donación a la facultad y finalmente, BsS 6.000 por el combo de las fotos, porta títulos, toga y birrete antes del 29 de noviembre, después de esa fecha BsS 6.500 con la única empresa que tiene el monopolio desde hace décadas "Color Center". Es decir, que el estudiante debe pagar una suma total de BsS 9.359,60 antes del 29 de noviembre para poder graduarse en el Aula magna de la UCV. Se de muchos que no lo hicieron por razones económicas, prefirieron graduarse por secretaria (me han dicho que es más caro). No contaré como hice para pagar ese robo, pero les aseguro que no pagué todo (especialmente el combito de la empresa). Tengo años salvando mi voto en el Consejo Universitario de los aumentos descarados por parte de la UCV para las graduaciones y denunciando de los "ingresos propios" que reciben las facultades y el rectorado por la fase final de un proceso académico que merece más respecto y menos mercantilismo académico. He aquí el enlace para aquellos que desean mayores detalles de tales denuncias: ("Denuncia: Las graduaciones millonarias en la UCV https://www.aporrea.org/educacion/a242617.html) y la respuesta que tuve que darle a un dirigente estudiantil del CU cuando protestó por mi denuncia ("Réplica al estudiante Eduardo Lovera" https://www.aporrea.org/educacion/a242947.html).

La segunda parte que viví, fue el acto religioso de la misa, que no sé cómo hacen aquellos graduandos y familiares que son profesos de otra fe o no son creyentes para asistir a la misma. El hecho es que durante el sermón, sospechando que el curita iba a soltar una de política barata (hoy en día, la mayoría de los sacerdotes no pierden oportunidad para agregar el picante político a sus feligreses), me preparé psicológicamente para morderme la lengua y no formar un debate público (que no es la primera vez que lo hago) pero por consideración de los estudiantes y de mi hija me quedé calladito para verme más bonito. Pues mi sospecha se convirtió en realidad, cuando el cura, hecho el paisa, tira frases como "uds muchachos, deben servir al prójimo con sus conocimientos, no importando si es en el país o fuera de las fronteras… recuerden que uds van a representar a vzla en otras tierras, hagan lo mejor de sí para esos países…" No sigo, porque solamente con recordar tales palabras y escribirlas, me quita las ganas de seguir escribiendo… la arrechera fue infinita mi compadre y mucho más cuando la feligresía lo aplaudió.

Entrando a la parte académica que se convirtió en un lodazal político, me tocó escuchar el discurso, si se puede decir eso, del Decano de la Facultad donde estudió mi hija, durante la entrega de la medalla, que por ser profesor y miembro del CU, yo tenía el derecho de otorgársela, por lo que tenía que estar en el estrado. El cielo no me abandonó ese día, me dio un regalo: estuve al lado de tres profesores Chavistas de alta trayectoria en su área del conocimiento, preparándonos para estar bien bonitos, por lo de quedarse calladito…

El discurso fue largo, tedioso, aburrido pero peligroso, muy peligroso. Solamente diré dos frases vociferada por el académico en su verborrea (palabras más, palabras menos): "los nazistas lograron cercar la academia para sus intereses bastardos, la barbarie como en nuestro país, han creado la idea que el conocimiento no es necesario. Esos ignorantes, a través de su partido socialista, han querido asaltar a nuestra UCV, pero graduandos, uds como nosotros estaremos en la lucha por esta casa de estudios, por la libertad y al autonomía, los profesores universitarios somos demócratas". Aplausos, sin embargo, el susodicho decano no sabrá que en el gabinete de Hitler casi todos eran universitarios, profesionales y algunos, incluso, de la nobleza de la sociedad alemana. Por supuesto, los tres profesores y mi persona, ni nos levantamos ni aplaudimos esa propaganda fascista salida de la universidad refundada por nuestro Libertador. Quedamos más bonitos que el palurdo. Un detalle de ese evento "académico": me expresaron mis dos colegas que nunca habían oído tan "acido" al Decano, fue brutal su discurso. Sospecho que no perdonó que al saber que yo iba a estar en el estrado, se vengó de los innumerables episodios que le hecho pasar en el CU, haciéndolo ver su incoherencia política, sus decisiones antiuniversitarias y conductas que rayan en el fascismo.

Finalmente, me llegó el turno a la entrega del título por parte de la eterna rectora de la UCV, en el Aula Magna, cuyo discurso no pienso detallarlo aquí, solamente repito su eslogan favorito al terminar cada vez que está eufórica: "la universidad es autónoma, plural y democrática". Autónoma pero una empresa privada le dicta las condiciones comerciales de las graduaciones. Plural, pero en sus diez años de gestión ha habido expulsados, profesores con expedientes abiertos y trabajadores perseguidos por un fascismo cada vez más intenso en el recinto universitario (Persecución fascista en la UCV. https://www.aporrea.org/educacion/a165737.html). Democrática pero no ha llamado a elecciones por no cambiar el reglamento electoral tal como lo decidió el TSJ, ejerciendo un rectorado ilegitimo, ineficiente y ausente de iniciativas para la comunidad universitaria (Manual para destruir una universidad "autónoma" en diez pasos. https://www.aporrea.org/educacion/a225754.html). No digo más porqué dejaré de estar bonito…

No quiero terminar este artículo con mis felicitaciones a mi hija y para todos los estudiantes ucevistas que se graduaron y que por su conciencia y su ética, no abandonen al país. Amén.

 

*Profesor representante profesoral ante el Consejo universitario UCV

 

miguelacho1998@hotmail.com



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