Constituyente Universitaria

En 1998 y 2001, los y las universitarios solicitamos una constituyente educativa, pero, no conseguimos concretarla, apenas se logro un articulado constitucional sobre la educación como derecho humano, servicio público y deber social y el PEN; para la época fue ganancia. Luego en 2001, con la toma del Consejo Universitario de la UCV, una quijotada por demás, soñamos que era factible una transformación universitaria, es decir, especie de constituyente en todas las universidades del país, pero, fue imposible gracias a las acciones del Miquelinismo y Fuenmayorismo en nuestro gobierno, casi nada, “na pelusa”. Solo Hugo Chávez, fue capaz de replantear esta lucha y abrió las esperanzas a los sectores excluidos de hacer posible que los estudios universitarios fueran accesible, cuando en el 2003, lanzó la política de la municipalización de la educación superior y, donde la creación de la UBV (especie de faro que irradiaría a todas las misiones) y la Misión Sucre (llevando antorchas a lugares remotos del país; como el Mariscal Sucre en Ayacucho), hicieron posible parte de esta proeza.

Hoy, con esa deuda saldada (acceso libre a los estudios universitarios) se abre las alamedas de nuevo para repensar y llevar adelante una propuesta que se engavetó en el año 2010: la nueva Ley de universidades y reafirmación del nuevo subsistema de educación universitaria nacido en y para la revolución bolivariana (proyecto al que tuve el honor de ser promotor por todo el territorio nacional con otros compañeros).

Este año (2017) es propicio para avanzar hacia lo perfectible y con la Constituyente planteada es posible. El modelo de educación universitaria municipalizada debe perfeccionarse y no deslastrarse o reducirse en una gran misión. Hasta ahora es una opción de estudio universitario que tienen los y las hijos de los pueblos en la mal llamada “América” en estos tiempos, pero que nuestro terruño ancestral Abya Yala, lo reclama como modelo de estudio de niveles superiores (espíritu y materia). Venezuela, es tierra donde deben nacer ya, los grandes hombres y mujeres de la ciencia nueva y saberes para la sociedad alternativa al capitalismo. Todos (as) hemos hecho posible el acceso y titulación profesional de miles de hombres y mujeres del país, la UNESCO lo reconoció y otras organizaciones a nivel mundial lo acogen como un éxito, pero, ya es tiempo que fluya e irradiemos con nuestra propia luz al mundo de la oscuridad.

Aprovechemos la Constituyente para impulsar la gratuidad de la educación universitaria en todos los niveles y modalidades, un espacio libre y amplio, aferrándonos en la investigación como pilar fundamental y acudir a la ciencia y saberes populares desde la temprana edad en función de convertirnos de una, en el sueño de Hugo Chávez: una gran potencia.

Es el momento proclive para que la Misión Sucre se convierta en la gran universidad de la comuna, célula fundamental del nuevo estado consagrado en la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela (CRBV), su etapa de misión, culminó, cumplimos la meta, incluso, antes de tiempo (2021). Lo que fue una reivindicación por los cupos universitarios y llevar la educación a todas partes y todos momentos, ahora es, un avance significativo y de profundización constante, esos espacios académicos y pedagógicos creados reclaman ser tecnificados y desarrollados bajo la sabiduría de los pueblos y promotores de la ciencia en los territorios. A la par, la UBV, debe territorializarse, así como las demás universidades del proceso, ya la mal llamadas “universidades experimentales” en este contexto revolucionario adquieren un rango de mayor significación y deben transformarse en resonancia de satisfacción de necesidades de profesionalización y estudio en las áreas que son prioritarias para la republica. Debemos impulsar el desarrollo tecnológico y científico ya, caso como la cibernética, la filosofía bolivariana, redes sociales, almacenamiento de datos, ecología, neurociencia, física cuántica, tecnología nuclear, agroalimentación, telecomunicaciones, mecatrónica, cosmología observacional, tecnificación del campo rural, astronomía, industria y micro medicina, nuevo marco jurídico, economía comunal, entre otras, que requieren todo un nivel de preparación y educación sociopolítica. Es y debe ser la herencia a nuestras futuras generaciones; aspecto que permite consolidar el nuevo estado.

Ahora bien, otra idea, no menos importante, pero, de orden estratégico es la creación de la Universidad de la Diplomacia Bolivariana, la constituyente debe servir para definir la política exterior de la revolución bolivariana. Los viceministerios de la cancillería y relaciones establecidas de la política exterior, deben comprimirse o pulverizarse, para dar paso a los nuevos diplomáticos, cónsul, canciller; hombre y mujeres, cuadros bolivarianos que permitan profundizar las relaciones con el mundo. Una vez, soñé a un camarada, que lo hacía posible, incluso corrimos juntos y señalamos que podría funcionar esa universidad en el “el Sambil” de la Candelaria (Caracas), aquella estructura hecha en el gobierno de Juan Barreto (Alcaldía Metropolitana) y que fue detenida por no sé quién. Allí, quedaría perfecto ese primer plan y donde los hijos e hijas de los barrios de Caracas podrían iniciar e instruirse en el área de las relaciones diplomáticas de nuestro país, bajo el marco de la doctrina bolivariana.

Ahora bien, esa idea insurgente sale a flote en estos tiempos de nuevo, aunque le agrego que esa interrelación deben darse y prevalecer desde el propio territorio, es decir, las nuevas relaciones diplomáticas deben establecerse desde lo que pudo llamarse en un tiempo un “municipio”, hoy comuna, con una provincia o región de Lisboa, Etiopia o Sarajevo, cualquier territorio del mundo. Como ejemplo, cito a mi pueblo (Boconó- Trujillo, con la producción más alta del país de hortalizas, según cifras del INTI) o el corredor comunal Antimano, puede directamente relacionarse con un pueblo de los países bajos de la Europa, África Asia u Oceanía. Aunque éste tipo de relación es potestad del Presidente de la República, aún así, esas competencias pueden ser transferidas al pueblo organizado; aprovechando que el propio Nicolás Maduro, dijo “les entrego el poder a ustedes..”, referencial de rigor para que en este marco sean aprehendías y cedidas a los pueblos y comunidad organizada, cumplimiento del legado y mandato originario (Artículo 184 de la CRBV).

Lo relevante, es que en esta nueva fase y transformación de las relaciones diplomáticas con el mundo, sean para cambiar todo lo que pueda ser cambiado. Para los hijos e hijas de Hugo Chávez, sería un privilegio tener en ambientes de aprendizaje a hombres y mujeres de la talla de Roy Chaderton, Samuel Moncada, Isaías Rodríguez, Jorge Valero, Rafael Ramírez, Delsy Rodríguez, Nicolás Maduro, Reinaldo Bolívar, entre otros tantos, formando a la juventud de relevo en la política exterior bolivariana con esta nueva universidad, caminando cerros y campos de manera libre con morral al hombro y dejando sus sabiduría en el seno del pueblo y por otra parte, esos miles de hombres y mujeres (profesionales y políticos) que están en nuestras embajadas, viceministerios creados en la política exterior cuyo requerimiento de financiamiento y funcionamiento es elevado, sobretodo ahorría divisas, estarían distribuidos y organizados prestos servir como maestros a plenitud. Unos y otros asumiendo labores administrativas con ese arsenal de vida empírica y de estudio convertirían su nueva labor en gendarmes de la revolución, al compas del “aprender haciendo” de Simón Rodríguez. Tarea de primer orden para mantener la revolución bolivariana y construcción del nuevo estado comunal, proyectado en el Plan de la patria.

Dos ideas para la constituyente universitaria, cuyos resultados de impacto ayudarían al avance vertiginoso por la nueva sociedad socialista, la educación universitaria hecha comuna y donde se requiere convertir a la Misión sucre en universidad y la UBV fortalecerla en territorio, diluirla en las sedes que mantiene y colocarla a merced de la revolución. Y, en el ámbito de la política exterior la creación y lanzamiento de la Universidad de la Diplomacia Bolivariana, implica comprimir todas las instancias de la cancillería (propias del estado burgués que heredamos) y convertirlas en formación permanente de nuestros jóvenes futuros cuadros que permitan las nuevas relaciones con el mundo multipolar que visualizó Hugo Chávez.

Cúmplase el legado de Chávez.


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Angel Tiodardo


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