La Constituyente económica como salida frente a la guerra económica

La guerra económica es la justificación suficiente para lo que va a ser precisamente la convocatoria desde el punto de vista de una constituyente de temas económicos".

En la actualidad Venezuela está cumpliendo diez décadas desde que el petróleo surgió como una actividad importante en el país, pero igualmente indicábamos que estamos en la antesala del agotamiento de un modelo de desarrollo rentista y clientelar que, apalancado en la explotación de los hidrocarburos, se inició hace más de 100 largos años cuando esa actividad económica asumió su influencia determinante en la economía nacional. Por ello, en los albores de ese desarrollo, Arturo Uslar Pietri señalaban los peligros de la explotación rentista de ese recurso natural no renovable y, ya para entonces, planteaban la necesidad de invertir la riqueza producida por el petróleo en la modernización de la Venezuela agro exportadora.

El manejo rentista del ingreso fiscal derivado de la explotación de los hidrocarburos ha sido constante a lo largo de la historia de la Venezuela con graves consecuencias para el país. La cultura del rentismo, heredada de la colonización española, ha sido determinante en el manejo de nuestro recurso petrolero y en la forma de hacer política y de hacer gobierno que con frecuencia ha prevalecido en el país, con gobernantes autoritarios adeco- copeyano que gestionaron los recursos públicos propiciando el popularismo, el nepotismo, el amiguísmo y el clientelismo como estrategias de gestión para preservar su poder, y el de su grupo, todo ello apalancado en el uso poco transparente de los recursos de Estado, administrados a su arbitrio, generalmente en forma ineficiente y con frecuentes escándalos de despilfarro y corrupción.

Venezuela Saudita, los altos ingresos petroleros fueron característicos durante esos años, lo que fue la época de las vacas gordas;. Los precios del petróleo se dispararon a causa de la crisis en el Medio Oriente (1973) y Venezuela vio multiplicado el aumento de ingresos por este producto.

Para canalizar los ingresos adicionales y tomar medidas urgentes, CAP pidió al Congreso, y le fueron otorgados, poderes extraordinarios en materia económica. Esto le permitió la creación del Fondo de Inversiones de Venezuela (FIV).

En su administración hubo un enorme crecimiento de los gastos del gobierno, muy superior a lo que la economía podía asimilar. Aumentaron considerablemente las importaciones y nuestra dependencia del exterior para lograr el abastecimiento interno, y aumentó también el nivel general de precios, la inflación llego a un 68%.

La economía venezolana cayó a partir del endeudamiento que generó el país después del "boom" petrolero en los 70. A partir de ese momento, comenzó una caída paulatina a medida que el Estado venezolano aumentaba su recaudación y gastos. Esto causó una devaluación de la moneda en 1983. A partir de entonces las políticas económicas de los gobiernos de Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi no fueron capaces de frenar las espirales inflacionarias, generando desconfianza en las inversiones y pérdida de credibilidad en la moneda nacional. Algunas de las políticas que emplearon estos gobernantes para frenar los efectos estructurales fueron controles de cambio a través de RECADI (Luis Herrera Campins) y un control de precios (Jaime Lusinchi), medidas que devinieron en corrupción administrativa y mercados negros de divisas y bienes. Sin embargo la quiebra estructural del mercado interno, la falta de Soberanía Económica y Alimentaria,


La crisis sistemática en la industria bancaria, la cual tuvo como detonante el cierre y la posterior intervención del Banco Latino- segundo gobierno de caldera , cuya onda expansiva arrastro nueve bancos comerciales, nueve bancos hipotecarios y diez sociedades financieras. La prolongada incubación del proceso de insolvencia hizo que el sistema bancario venezolano acumulara pérdidas cuantiosas, que con la emergencia de la crisis, se traducirían en costos económicos y sociales muy elevados, aún en el supuesto negado de que las autoridades diseñarían una estrategia efectiva, viable y coherente para combatir sus efectos más perniciosos y no se hizo.

El tema económico debe convertirse en una materia de debate nacional, así lo concebía nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez en el Plan de la Patria: "Al presentar este programa, lo hago con el convencimiento de que sólo con la participación protagónica del pueblo, con su más amplia discusión en las bases populares, podremos perfeccionarlo, desatando toda su potencia creadora y liberadora. Este es un programa que busca traspasar "la barrera del no retorno". Para explicarlo con Antonio Gramsci, lo viejo debe terminar de morir definitivamente, para que el nacimiento de lo nuevo se manifieste en toda su plenitud". Pasa entonces a detallar, nuestro Presidente Chávez, el segundo gran objetivo histórico del Plan de la Patria: "se prefigura en las formas de construcción del socialismo nuestro para alcanzar la suprema felicidad social del pueblo, esto pasa, en primer lugar, por acelerar el cambio del sistema económico, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista al modelo económico productivo socialista, dando paso a una sociedad más igualitaria y justa, rumbo al socialismo

Por ello en esas circunstancias la constituyente económica es el consenso lograr los acuerdos necesarios para conformar un nuevo proyecto de país, deslastrado de los vicios del rentismo y con visión de largo plazo. Además para lograr ese objetivo fundamental y necesario se requiere superar la crisis de valores éticos e institucionales que nos lleve al nuevo Estado Socialista.

 

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Antonio Rodriguez


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