Donald Trump.... No reconoce la propiedad estatal de los recursos de Venezuela

"Chávez nacionalizó el petróleo y Maduro me robó"

Donald Trump —quien acusa a Venezuela de haber "robado" petróleo y activos estadounidenses— es necesario retroceder más de una década, hasta el momento en que el expresidente Hugo Chávez decidió nacionalizar de forma definitiva la industria petrolera venezolana y expulsar, en la práctica, a buena parte de las grandes compañías extranjeras que operaban en el país.

Aunque el petróleo venezolano había sido nacionalizado formalmente en los años setenta, durante las décadas siguientes el Estado permitió amplios esquemas de participación privada, especialmente a través de asociaciones estratégicas en la Faja Petrolífera del Orinoco.

Empresas estadounidenses como Chevron, ExxonMobil, ConocoPhillips y otras multinacionales europeas operaban campos clave bajo contratos que, si bien reconocían la propiedad estatal del recurso, garantizaban control operativo y márgenes de rentabilidad significativos.

Ese modelo cambió radicalmente a partir de 2006 y 2007. Chávez impulsó una reforma profunda que obligó a las petroleras extranjeras a ceder el control mayoritario a PDVSA, elevar impuestos y aceptar condiciones mucho más restrictivas. Mientras Chevron optó por negociar y permanecer bajo un esquema limitado, otras compañías —como ExxonMobil y ConocoPhillips— se retiraron del país. Chevron es unas de corporaciones energéticas multinacionales estadounidenses, que funciona de forma limitada en Venezuela y con operaciones fuertemente restringidas para evitar que el Gobierno de Maduro acceda directamente a los ingresos. La decisión forma parte de una estrategia más amplia de la Casa Blanca para estabilizar el mercado energético global y presionar por reformas políticas en Venezuela. Algo que el mismo presidente Nicolas Maduro denunció el pasado 1 de septiembre al señalar que su país enfrenta la "mayor amenaza que ha visto el continente en los últimos 100 años" por el despliegue de EE.UU., a cuyos funcionarios señaló de buscar "un cambio de régimen". y el robo de nuestra riqueza petrolera y minera.

El subjefe de gabinete de la Casa Blanca Stephen Miller aseguró este miércoles que Estados Unidos creó la industria petrolera de Venezuela y calificó la nacionalización de 1976 por parte de Caracas como «el mayor robo» de la historia estadounidense.

La industria petrolera venezolana fue nacionalizada el 1 de enero de 1976, durante la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez, y se reservó los derechos de exploración y explotación de los yacimientos del país a la compañía estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

El entonces presidente Hugo Chávez modificó las reglas sobre la industria petrolera para obligar a las transnacionales a convertirse en socias minoritarias de Pdvsa o retirarse del país. Aunque algunas petroleras occidentales, incluida la estadounidense Chevron, siguen activas en el país, sus operaciones se han reducido significativamente a medida que EE.UU. ha ampliado las sanciones y ha fijado objetivos en las exportaciones de petróleo, con el objetivo de restringir, el acceso a mercados y financiamiento desde 2017, buscando "ahogar" la economía, a pesar de la crisis previa, con efectos graves en producción, comercio y migración, aunque Venezuela intenta fortalecer su economía y protege sus y minerales, enfrentando un contexto internacional "hostil" y buscando la autosuficiencia financiera.

Las amenazas de Trump contra Venezuela

Según un informe del diario estadounidense The Washington Post, la administración Trump ha ampliado sin precedentes sus acciones contra Venezuela en los últimos meses, desde operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) y el despliegue de fuerzas estadounidenses en la región hasta la incautación de un gran petrolero cerca de la costa venezolana.

Caracas ha condenado con grave preocupación las recientes decisiones de la administración Trump, luego de que se revelara que la Casa Blanca autorizó a la CIA a realizar operaciones encubiertas en territorio venezolano.

El informe advierte que la estrategia de Washington recuerda los métodos empleados por la CIA durante la Guerra Fría, cuando Estados Unidos apoyó golpes de Estado y operaciones clandestinas contra gobiernos latinoamericanos soberanos. Expertos citados subrayan que estas intervenciones causaron efectos devastadores sobre la democracia, la economía y la estabilidad política en toda la región.

El informe menciona varios ejemplos históricos de intervenciones de la CIA en América Latina, como el golpe de Estado en Guatemala en 1954, donde el presidente electo Jacobo Arbenz fue derrocado con el apoyo directo de Washington. La Operación PB Success incluyó guerra psicológica, financiación y armamento a la oposición, así como la planificación de asesinatos de funcionarios del gobierno. La caída de Arbenz sumió a Guatemala en décadas de inestabilidad y guerra civil.

En Brasil, en 1964, Estados Unidos respaldó el golpe militar contra el presidente João Goulart, incluso preparando un plan para desplegar buques de guerra y enviar municiones a los golpistas. Esto llevó a una dictadura de 21 años caracterizada por torturas, detenciones masivas y represión política.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha reiterado que estas acciones responden a intereses geopolíticos y económicos de Washington, y no a preocupaciones reales de seguridad o lucha antidrogas. Caracas sostiene que las acusaciones de EE.UU. carecen de fundamento y buscan deslegitimar la Revolución Bolivariana para justificar medidas más agresivas contra el país.

El despliegue militar norteamericano en la región, disfrazado de operación antidrogas, es categóricamente rechazado por naciones latinoamericanas como Venezuela, Colombia, Cuba y Brasil, quienes lo ven como una violación flagrante de su soberanía y una provocación que desestabiliza la paz continental.

Una amenaza a la paz y al orden multilateral

Las declaraciones de Trump, que combinan una retórica propia del colonialismo del siglo XIX con la doctrina de la guerra permanente del siglo XXI, son interpretadas por analistas como un intento desesperado por reactivar una agenda de confrontación.

La orden de un "bloqueo total" a los petroleros y la reclamación abierta de activos y territorio venezolano constituyen un llamado a la piratería internacional y un ataque directo a la Carta de las Naciones Unidas.

La comunidad internacional observa con preocupación esta nueva y peligrosa escalada verbal y operativa, que pretende someter a un país independiente y soberano.

El Gobierno venezolano denunció que el discurso de Estados Unidos, que presenta sus acciones como una "defensa" contra el narcotráfico, es solo un pretexto para agredir a un Estado soberano. Además, recordó que la historia evidencia las graves consecuencias de las operaciones encubiertas dirigidas desde Washington, las cuales han socavado la estabilidad política y social en la región

.El informe concluye que las amenazas actuales de la administración Trump, que incluyen operaciones encubiertas de la CIA y la posibilidad de acciones militares directas, siguen el patrón histórico de injerencia de Estados Unidos y podrían generar consecuencias impredecibles para la estabilidad de América Latina.



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Antonio J. Rodríguez L.


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