Íngrid: Lo que dijo ayer y lo que afirma hoy

Es lamentable, pero entendible que, a medida que avanza el tiempo, la ex rehén de las FARC, Íngrid Betancourt, vaya muriendo por la boca cual pescadito fresco.

Lo más trágico y triste de esta realidad, es que la propia ex candidata presidencial colombiana se ha encargado de sacarnos a todos de la inevitable satisfacción que nos produjo su liberación junto a 14 rehenes de las FARC.

Cuando todavía teníamos en nuestros ojos la imagen dolorosa, empalidecida y cadavérica de la citada ex rehén, dada a conocer por las FARC como prueba de supervivencia, hoy nos encontramos con una nueva y repotenciada Íngrid Betancourt que, con toda su artillería política puesta al descubierto, dispara a quemarropa desde la trinchera militarista armada por Uribush y su ministro de la Defensa, Juan Manuel Santos.

Tanto es así que la señora Betancourt -minutos después de recobrar la libertad- asumió un asombroso, insolente orgullo, furor político y la inconfundible característica mediática de los perdonavidas: “Les puedo decir que a los guerrilleros de las FARC, los dejamos vivos” -dijo en tono autocrático la ex rehén a los periodistas que la entrevistaban en ese momento.

Alcanzada su liberación, la ex candidata presidencial de Colombia, quien había permanecido retenida por las FARC desde el 23 de febrero de 2002, se convirtió -como dicen algunos- en el verso suelto dentro del poema.

Por consiguiente, sus palabras y su talante, propio de una integrante de la oligarquía colombiana, acabaron con la dramatizada melosidad inicial, con la espectacularización que los medios le dieron a la noticia del rescate de los 15 rehenes que estaban en poder del grupo guerrillero fundado por Manuel Marulanda Vélez, fallecido recientemente.

Para ilustrar, analizar y aclarar los aspectos a los hemos hecho mención, tomaremos como referencia lo que la ex rehén decía ayer en carta enviada a su mamá, Yolanda Pulecio, y a lo que afirma hoy ante los periodistas.

Ayer: “A Piedad y a Chávez, todo, todo mi afecto y mi admiración. Nuestras vidas están ahí, en el corazón de ellos que sé que es grande y valeroso. Al presidente Chávez, yo quisiera contarle tantas cosas y, sobre todo, como disfruto de su manera de ser espontánea y generosa, cuando lo oigo por la radio en Aló Presidente”.




Hoy el zalamero encanto que la señora Betancourt sentía por el jefe del Estado venezolano se transformó en su contacto con Uribush en una dura y desagradable advertencia: "Creo que la intermediación de Chávez y de Rafael Correa fue muy importante en este proceso, pero bajo un condicionante: que tiene que haber respeto con la democracia colombiana”.

Es decir, Betancourt, en lugar de distanciarse de sus propias pasiones, antepone su visión política y lanza al pipote de la Historia todo el esfuerzo hecho por el presidente Hugo Chávez por alcanzar su liberación. Cautiva, Betancourt ensalza a Chávez. Encontrándose libre, denigra del presiente Chávez Así pagan los desagradecidos: con reconcomios clasistas y excluyentes. Así han sido siempre.

Ayer: “Yo trato de guardar silencio, hablo lo menos posible para evitar problemas”. “Estos casi seis años de cautiverio me han demostrado que no soy ni tan resistente, ni tan valiente ni tan inteligente”.

Hoy Íngrid Betancourt, de una manera “ni tan inteligente”, se va de bruces y habla demás. Oigámosla: “Uno de los golpes más duros que se les ha dado a las FARC, fuera de este extraordinario operativo, fue la reelección presidencial (de Uribe)”.

La falta de inteligencia o la desinformación malintencionada de Betancourt, la aclara la senadora Piedad Córdoba de la manera siguiente: “La ex retenida no tiene mucho conocimiento. No sé si conoce a profundidad que más de la mitad del Congreso y, sobre todo, los partidos uribistas, en alianza clara con el paramilitarismo, eligieron al presidente Uribe".

Ayer: “Yo aspiro a que algún día tengamos la sed de grandeza que hace surgir a los pueblos de la nada hacia el sol. Cuando seamos incondicionales frente a la defensa de la vida y la libertad de los nuestros, es decir cuando seamos menos individualistas y más solidarios, menos indiferentes, más comprometidos”.

Conozcamos hoy la falta de solidaridad y la muestra de indiferencia que hoy engalana a la ex rehén con sus compañeros de infortunio. Betancourt descartó recientemente participar en una marcha contra el secuestro programada para el 20 de julio. “Creo que me puedo quedar aquí (en Francia) y desde aquí puedo aportar mucho más''.

Por lo dicho, Íngrid Betancourt tenía razón cuando le escribió a su madre: “Esa grandeza está ahí dormida en los corazones, pero los corazones se han endurecido y pesan tanto que no permiten sentimientos elevados”. O sea, ahora cuando se encuentra libre, solidaridad cero con los demás.

Ayer: “Estoy mal físicamente” –se auto diagnosticaba Íngrid Betancourt en la carta dirigida su madre.

Hoy: La prescripción actual -como por arte de magia- es totalmente diferente: “Estoy bien de salud gracias a Dios. (…) Me siento muy amada, en un estado de salud en el cual quiero estar toda la vida”. Sana, sanita, culito de rana, si no sanas hoy, sanarás mañana. Sana, sanita, bolita de gato, si no sanas hoy, sanarás dentro de un rato.

Pareciera que Betancourt es una manipuladora idéntica a su admirado uribush, quien sufre del mal palaciego de mentir. Como prueba de ello, recordemos lo que Betancourt escribió hace poco a su madre y su versión actual.

Ayer: “No he vuelto a comer. El apetito se me bloqueó. El pelo se me cae en grandes cantidades. No tengo ganas de nada. Y agregaba: “Estoy cansada de sufrir, de llevarlo por dentro todos los días, de decirme mentiras a mí misma”.

Hoy la socarronería, el enmascaramiento, la cachaza la descifra la propia señora Íngrid Betancourt con su cara muy lavada, como quien se recupera de una cirugía estética a corazón abierto: "Escribí unas cartas por esos días que llegaron a manos de mi mamá. Estaba mintiendo en lo que escribí” (El Nacional, página Mundo/15, 06/07/2008, en nota enviada por diario El Tiempo de Bogotá).

Ante esta tramoya, maquinación, trama, en entrevista concedida al diario Journal du Dimanche, la ex candidata presidencial colombiana formuló su deseo de contar su experiencia como retenida en la selva colombiana. No podíamos esperar menos. A confesión de parte, relevo de pruebas: “Haré una obra de teatro”. O sea, va a continuar en lo que siempre ha hecho.

Por lo visto, la señora Betancourt está metida de lleno en la farsa, en el montaje, en la política teatral y mediática montada por Uribush, bajo la dirección general de la CIA estadounidense y el Mossad israelí.

Así lo constató el ministro de la Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, al dejar ver que las personas que participaron en el rescate de Íngrid Betancourt y de los otros 14 rehenes de las FARC, se sometieron a clases de teatro. ¡Arriba el telón!:

-Se ensayó muchas veces y todos actuaban como si sintieron que iban a participar en la película más grande de su vida. Los asesoraron expertos en actuación –dijo Santos al quitarse la máscara ante los periodistas, incluyendo a los del diario El Tiempo de Bogotá, propiedad de su familia.

Lo grave de esta dolorosa, de esta cultura del engaño y exclusión que vive Colombia y, que en los últimos años, ha contribuido a montar el patrañero Uribush, es que -en forma lastimosa y dramática- los protagonistas tienen seis décadas enfrentados de manera imperturbable y moviéndose a pasos agigantados e indetenibles hacia el desenlace fatal de la muerte. Y esto, antes que teatro, es una indudable y terrible realidad que viven los colombianos.

Pero sólo cuando se alcance la justicia y se termine la exclusión, se bajará definitivamente el telón de la paz. ¿Lo permitirá la oligarquía colombiana? Uno no sabe.


vchavezlopez@hotmail.com


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Vidal Argenis Chávez López


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