El coronel tiene quien le escriba

La ventaja de la “mala praxis” cuando es un médico quien la lleva a cabo, es que los afectados van directo al cementerio o son fáciles de identificar, puesto que quedan lisiados de por vida.

Por desgracia, las víctimas de la impericia o mala fe de un periodista no pueden exhibir las cicatrices o los daños que les causan quienes usan el título como patente de corsario para destruir a quien tengan en la mira.

Sería difícil y poco menos que suicida que un médico se jactara de las demandas que cursan en su contra por los presuntos daños infligidos a sus pacientes. En cambio aquí, en estos días, escuché con cierto asombro a una columnista de prensa regodearse al anunciar que existen 16 juicios o demandas que, según imagino, tienen como base presuntas ofensas o calumnias proferidas por ella.

Soy periodista y considero que este oficio, así como el de la política, figuran entre los más nobles que se pueden desempeñar en la sociedad moderna.

Sin embargo no me ufano de pertenecer al Colegio Nacional de Periodistas, institución que la mayoría de las veces es usada como un sindicato cualquiera y no como una corporación dedicada a enaltecer y dar renombre al ejercicio de la profesión.

No conozco ni de vista, ni de trato o comunicación al coronel (Ej) Ángel Bellorín, pero deseo expresarle mi solidaridad y admiración ante las circunstancias que lo colocaron como víctima por partida doble. Por una parte fue agraviado por noticias falsas que perjudicaron su carrera militar, así como su honor y reputación. Por la otra se ha visto sometido durante varios años al viacrucis de defenderse en los tribunales venezolanos, donde los demandantes muchas veces salen demandados y el que tiene más saliva traga más harina.

De hecho, ya el coronel Bellorín perdió algo que nunca podrá recuperar, pues debió dedicar una buena parte de su tiempo para asegurarse de que la demanda introducida por él no fuera engavetada o traspapelada en los tribunales.

Lamentablemente también metocó ver cómo, entre un grupo de reporteros que lo entrevistaban, se destacó un hincha de la señora de marras que intentó hacerlo quedar como agresor o victimario. Es por eso que sostengo que las víctimas de los médicos tienen más suerte. A ellos, por lo menos, no tratan de rematarlos sus colegas.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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