Rastros del Tiempo (CXLIX)

Influencia nórdica y publicidad en la configuración de Papá Noel

La figura de Papá Noel es un ícono global de las festividades navideñas, encarnando la generosidad, la alegría y la magia de la temporada. Sin embargo, su imagen actual es el resultado de una compleja amalgama de tradiciones históricas, folclore cultural y, en gran medida, la influencia de la publicidad. Desde el obispo piadoso San Nicolás de Myra, también conocido como san Nicolás de Bari, un obispo que vivió en el siglo III d. C., hasta el hombre corpulento y barbudo vestido de rojo, la evolución de este personaje refleja profundos cambios culturales y comerciales en Occidente. La comprensión de Papá Noel, requiere un análisis de sus diversas capas de significado, desde sus raíces históricas y míticas hasta su estandarización moderna a través de campañas de marketing.

Antes de la consolidación de la figura de San Nicolás, las culturas nórdicas y germánicas ya poseían ricas tradiciones invernales, que sentaron las bases para un "visitante de invierno", que traía tanto dones como castigos. Muchas costumbres navideñas modernas, como los festines, los villancicos y los árboles de hoja perenne, tienen sus raíces en la mitología nórdica, particularmente en el antiguo festival de invierno conocido como Yule, celebrado en honor al dios Odín, dios supremo de la mitología nórdica, el "Padre de Todos", dios de la sabiduría, la guerra, la poesía, la magia y la muerte; la principal deidad del panteón nórdico, es una figura clave en estas conexiones. Se le representaba cabalgando los cielos en su caballo gris de ocho patas, “Sleipnir”, durante la "Cacería Salvaje" o Yule, un evento que coincidía con el solsticio de invierno. Según la mitología nórdica, “Sleipnir” era el corcel más rápido y poderoso de los Nueve Mundos, capaz de viajar por el aire, la tierra y el inframundo.

Durante estas cabalgatas nocturnas, Odín no solo recogía ofrendas, sino que también entregaba bendiciones o castigos. Sus atributos, como el viaje nocturno, la barba larga y su papel como figura de autoridad durante el invierno, guardan paralelismos con características posteriores de Papá Noel. Aunque no se afirma que Odín sea directamente Papá Noel, o viceversa, la evidencia histórica, mitológica y folclórica, sugiere una inspiración parcial. Otras figuras folclóricas germánicas, como el “Jultomten”, nombre sueco para la figura de Papá Noel o “Nisse” en Escandinavia, eran pequeños duendes o gnomos asociados con la protección de las granjas y la entrega de regalos en Yule, a cambio de una ofrenda de gachas, tradición ancestral donde se preparan y se dejan gachas (una especie de papilla dulce o salada), como ofrenda a espíritus, antepasados o seres mágicos, nórdicos. Estas figuras compartían la cualidad de ser invisibles, o aparecer solo en ciertas épocas, y estaban ligadas al espíritu invernal y a la recompensa por el buen comportamiento. 

El concepto, de un compañero de San Nicolás, que castigaba a los niños desobedientes, también tiene raíces en el folclore pagano. Figuras como “Krampus”, una criatura mitológica del folclore de los países alpinos, cuyo nombre deriva del alemán "Krampen" (garra), se dice que es hijo de Hel, o Helheim, la diosa nórdica del inframundo, en la mitología nórdica y se integró en la tradición cristiana, como un compañero de San Nicolás. Estas figuras, como Knecht Ruprecht y Zwarte Piet, ambos ayudantes de San Nicolás, aparecen en el folclore europeo, pero difieren en región y apariencia, actuaban como el contrapunto oscuro, al benévolo portador de regalos, amenazando con castigar o secuestrar a los niños traviesos, un concepto mencionado por el lingüista, filólogo y mitólogo alemán, Jacob Grimm, en su obra "Deutsche Mythologie", Mitología Alemana.

El sincretismo cultural jugó un papel crucial, en la evolución de la figura de Papá Noel. A medida que el cristianismo se extendió por Europa, muchas de las tradiciones paganas del solsticio de invierno, incluida la veneración de Odín y las festividades de Yule. Estas tradiciones no fueron erradicadas, sino que se fusionaron o adaptaron a las observancias cristianas. Este proceso permitió que elementos de las deidades nórdicas, y las figuras folclóricas invernales, se entrelazaran con la historia de San Nicolás de Myra, un obispo griego del siglo IV, conocido por su caridad hacia los pobres y su piadosa generosidad, y se ha configurado como el núcleo histórico de la figura. La tradición de que los niños recibieran regalos, en su día festivo el 6 de diciembre, comenzó en su honor. 

A lo largo de la Edad Media y el Renacimiento, su leyenda se difundió por Europa, y sus atributos de dador de regalos, se combinaron con las características de los visitantes invernales del folclore germánico. La Reforma Protestante, que a menudo rechazaba la veneración de los santos, en algunos lugares, impulsó la creación de figuras alternativas, para la entrega de regalos, o la adaptación de San Nicolás, para que su visita coincidiera con la Navidad, la celebración del nacimiento de Jesús. 

Los inmigrantes holandeses llevaron la tradición de Sinterklaas (San Nicolás en holandés) a América en el siglo XVII, y aquí, esta figura holandesa se mezcló con otras costumbres europeas y se adaptó al nuevo entorno. La literatura temprana jugó un papel vital, en esta americanización. La publicación del escritor estadounidense del Romanticismo, Washington Irving en 1809, en la Historia de Nueva York, describía a San Nicolás volando sobre los tejados en un carro, fue un paso temprano. Sin embargo, fue el poema de 1823, "Una visita de San Nicolás", comúnmente conocido como "La noche antes de Navidad", atribuido al escritor, académico estadounidense, Clement Clarke Moore, el que fijó muchas de las características icónicas de Papá Noel: un hombre alegre y regordete, que llega en un trineo tirado por renos y desciende por la chimenea. Este poema marcó un punto de inflexión, transformando, a un delgado San Nicolás, en una figura navideña más jovial y robusta.

Aunque las raíces de Papá Noel son profundas y variadas, su estandarización y popularización global se deben en gran parte al poder de la publicidad y las campañas de marketing, del siglo XIX y XX. Antes de la segunda mitad del siglo XIX, la imagen de Papá Noel era inconsistente. El caricaturista político germano-estadounidense de finales del siglo XIX, Thomas Nast, fue fundamental para establecer la apariencia moderna de Papá Noel. 

A partir de 1863, sus ilustraciones para la revista política y cultural estadounidense,“Harper's Weekly”, sentaron las bases del "Santa Claus" tal como lo conocemos hoy. Nast lo representó como un hombre corpulento y barbudo, con un atuendo que empezaba a tomar forma, aunque su imagen de Papá Noel, todavía carecía de la uniformidad actual. Nast incluso lo retrató, como un personaje pro-Unión, en sus dibujos animados de la Guerra Civil. Las ilustraciones de Nast inspiraron a futuras generaciones de creadores y ayudaron a consolidar, visualmente a Papá Noel en la cultura popular estadounidense.

La consolidación definitiva de la imagen de Papá Noel, particularmente su atuendo rojo y blanco y su semblante jovial, se atribuye a las campañas publicitarias de Coca-Cola. Aunque Coca-Cola no creó la leyenda de Papá Noel, ni fue la primera marca en utilizarlo en su publicidad, su influencia fue decisiva en la estandarización y globalización de su imagen. Antes de 1931, las representaciones de Papá Noel variaban ampliamente. 

En 1931, Coca-Cola encargó al ilustrador y pintor estadounidense de origen sueco, Haddon Sundblom, que pintara a Papá Noel, para sus anuncios navideños. Sundblom se inspiró en el poema de Clement C. Moore y en la imagen de un vendedor retirado, amigo suyo para crear un Papá Noel cálido, alegre y humanizado. Sus ilustraciones, que continuaron apareciendo en los anuncios de Coca-Cola, hasta la década de 1960, popularizaron la imagen de un Papá Noel corpulento, de barba blanca, mejillas rosadas y vestido con un traje rojo brillante, de piel blanca. Esta representación se hizo tan omnipresente, que se convirtió en la imagen icónica de Papá Noel, en todo el mundo, unificando un personaje que hasta entonces había sido inconsistente. La influencia de Coca-Cola en la temporada navideña y en la imagen de Papá Noel es significativa, con sus anuncios invernales convirtiéndose en una tradición propia, que se ha extendido por el mundo.

La publicidad moderna, que incorpora la psicología aplicada y estudios de mercado, jugó un papel crucial en la consolidación de la imagen de Papá Noel, en los años 20 y 30 del siglo XX. La figura de Papá Noel, a través de estas campañas masivas, pasó de ser una figura folclórica y religiosa, a convertirse en un símbolo central del consumo navideño. Las marcas capitalizaron su imagen para fomentar la compra de regalos y el espíritu festivo asociado al comercio, transformando la Navidad en una temporada de alta actividad económica. La presencia de Papá Noel en centros comerciales y anuncios televisivos, lo convirtió en el embajador principal de las ventas navideñas, consolidando su rol como facilitador en el comercio de regalos.

La figura contemporánea de Papá Noel, es un extraordinario tapiz tejido con hilos de la antigüedad pagana, la piedad cristiana y la ingeniosidad comercial, desde las misteriosas cabalgatas nocturnas de Odín, durante el Yule nórdico, hasta las benévolas leyendas de San Nicolás, el concepto de un dador de regalos invernales, ha evolucionado a través de siglos de sincretismo cultural. Las tradiciones nórdicas y germánicas, con sus deidades y seres folclóricos, que visitaban los hogares durante el invierno, establecieron un marco cultural para la interacción, entre el mundo humano y figuras mágicas invernales. 

Sin embargo, fue la era moderna, con el auge de la ilustración masiva y, crucialmente, la publicidad del siglo XX, la que estandarizó y globalizó esta figura. Las representaciones visuales de artistas como Thomas Nast y, sobre todo, las influyentes campañas de Coca-Cola, con las ilustraciones de Haddon Sundblom, fijaron la imagen icónica de Papá Noel, que reconocemos hoy. Este proceso transformó a un personaje de múltiples facetas, en un símbolo universal de la Navidad, pero también lo ancló firmemente en la economía de consumo, convirtiéndolo en un motor principal del comercio navideño.

En última instancia, Papá Noel es un reflejo de la historia cultural y comercial de Occidente: un personaje que ha absorbido elementos de diversas tradiciones, para encarnar el espíritu de dar, la magia del invierno y, de manera innegable, el impulso del comercio y el consumo en la sociedad moderna. Su historia es un testimonio de cómo las creencias ancestrales pueden perdurar y transformarse a través del tiempo, adaptándose a nuevos contextos y siendo moldeadas por las fuerzas de la cultura popular y el marketing. 



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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