Saime: Ahora resulta que no existo

Mi padre, venezolano de Ciudad Bolívar, era –como algunos jóvenes latinoamericanos de la época (hablamos de 1945)- estudiante en la Universidad de La Plata, en Argentina. Ahí se casó y nací yo, y fui debidamente registrado en el Consulado Venezolano en Buenos Aires. Tenía un año cuando me trajeron a Venezuela. Después vivimos 10 años de exilio durante la dictadura de Jiménez.

De regreso en Venezuela, en 1958, saqué mi primera cédula de identidad en Identificación y Extranjería (hoy SAIME) de Caracas. A esa primera cédula siguieron otras y una docena de pasaportes. Hasta aquí todo normal.

En este momento estoy en Portugal por razones médicas, y necesito una copia apostillada de mi Partida de Nacimiento. Tengo un amigo con un cargo en el SAIME y le pedí me "hiciera la segunda" de localizar el documento. Pero, para mi sorpresa, me informa que lo único que reposa en los archivos es una (1) cédula de identidad, y ni siquiera pueden decir quién es mi madre… No tengo eso que elegantemente llaman "datos filiatorios", no existo.

Claro, me queda el último recurso –desde tan lejos y en época de confinamiento- de que algún o alguna camarada busque la bendita partida de nacimiento en el Registro Principal que queda en Los Teques. Puede que tenga suerte.

Pero la pregunta es ¿qué pasa en el SAIME? ¿Cómo me dieron la primera cédula? ¿Basados en qué documentos? ¿Cómo es posible que mis datos hayan desaparecido? Me he casado y divorciado, he registrado hijos, he fundado Asociaciones, he tenido pasaportes diplomático, oficial y especial, además de los otros. Y ahora resulta que no existo.

Me pregunto si no es la vieja venganza de algún funcionario del pasado, por un feroz artículo titulado "Perdimos en SAIME", que publiqué en Aporrea en diciembre de 2013 criticando la corrupción que se había instalado después de la brillante gestión de Dante Rivas.

¿Paranoia? Por un artículo contra el maltrato a los ancianos en el Seguro Social, el infausto, inamovible y finalmente traidor Rotondaro retrasó mi pensión por 10 años. No hubo forma ni manera: yo estaba vetado. Sólo cuando Maduro decretó el otorgamiento de pensiones a un lote de periodistas entre los cuales me encontraba, pude gozar de ese derecho. Para entonces ya Rotondaro estaba prácticamente al pie del avión y ocupado en ignominias más importantes.

No veo otra explicación para que el SAIME no tenga ni un dato mío. Es totalmente irregular que en un Estado moderno desaparezcan todos los datos filiatorios de un ciudadano… quizás están traspapelados ¿en una caja detrás del botellón de agua potable? Pero ¡OJO! no estoy responsabilizando a la gestión actual, el SAIME es un mal que viene de lejos. Claro, mi amigo estaba preocupado y lo menos que se puede pedir es que los altos funcionarios se preocupen tanto como él y como yo y resuelvan este misterio

¿Por qué los antecedentes penales y policiales nunca se borran? Seguro que en el SEBIN si buscan encuentran mi ficha de la DIGEPOL donde, a los 17 años me catalogaban "Jefe de Banda Terrorista". Pero en el SAIME no encuentran ni el documento que justifica qué me otorgaran mi primera cédula de identidad, y más de medio siglo de pasaportes.

He ahí un misterio de la ciencia que me afecta directamente. ¿Quién podrá ayudarme?



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Eduardo Rothe


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