No lo pise, ni se rasque si lo pica: IVIC publica libro infantil sobre chipos

Portada del libro: "El Chipo va a la ciudad"

Portada del libro: "El Chipo va a la ciudad"

18 de enero de 20202.- Ante una picadura, la primera reacción es espantar al insecto o frotarse frenéticamente la piel. Sin embargo, estos actos, en apariencia inofensivos, pueden acarrear terribles consecuencias si el responsable de la picazón es un triatomino, mejor conocido como chipo.

El chipo de la ciudad va al paraíso es un libro infantil publicado por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), en el que se explica lo que puede ocurrir cuando se pisotean chipos a diestra y siniestra.

"Una compañera de trabajo llegó nerviosa porque había pisado un chipo y se me ocurrió contar una historia en la que la pesadilla recurrente del chipo fueran los pisotones para mostrar a los lectores, especialmente a los niños, la razón de no hacerlo". Así lo explicó Ivonne Fernández, autora del libro y coordinadora de Integración de la Ciencia, la Tecnología y los Saberes a la Comunidad (Uictsc), adscrita al Centro Multidisciplinario de Ciencias (CMC) del IVIC, estado Mérida.

Los chipos son agentes transmisores de la enfermedad de Chagas, causada por el parásito Trypanosoma cruzi. El protozoo penetra el organismo cuando el individuo, en busca de alivio, se rasca la herida y traslada la orina y las heces contaminadas. Lo mismo puede ocurrir si en lugar de atraparlos, se aplastan.

Narrado en forma de cuento, la obra tiene como protagonistas a estos triatominos. En primera persona, un chipo que vive en la ciudad expone la realidad de su hábitat, actualmente alterado por la urbanización descontrolada; mientras otro chipo habitante del "paraíso" (una zona rural donde los niveles de contaminación son menores) narra los orígenes de la lucha contra las pisadas angustiosas de los seres humanos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay entre 6 y 7 millones de infectados por T. cruzi, principalmente en América Latina. En esta región, el control vectorial es el método más útil para prevenir la enfermedad de Chagas. No hay vacuna para tratarla.

Convivir en vez de atacar

Los ancestros del chipo moderno poblaron el planeta hace 200 millones de años aproximadamente. Es decir, mucho antes que la humanidad, ya que los primeros contactos entre ambos grupos pudieron haber ocurrido hace 15.000 años antes de Cristo, cuando el Homo sapiens llegó al continente americano desde Asia.

"¿Quién invadió a quién? Es la pregunta que permite reflexionar sobre un hecho contundente: se están construyendo casas en las zonas rurales sin control y sin los servicios básicos. Y es precisamente en esas condiciones sanitarias donde chipos y personas se encuentran", comentó Fernández.

Para la experta del IVIC, este es un ejemplo patente de cómo aspectos de la cotidianidad humana, aparentemente aislados del resto de la naturaleza, inciden sobre el equilibrio natural de los ecosistemas. Además, "aceleran cambios que pueden desencadenar situaciones que nos afectarán, sin la certeza de que podremos enfrentarlas. Es fundamental tomar decisiones para preservar la vida en nuestro hogar, la Tierra", dijo.

De allí la relevancia de este tipo de material divulgativo. El chipo de la ciudad va al paraíso "puede servir para introducir temas sobre ecología, preservación del ambiente, biodiversidad, entre otros, que son objeto de los proyectos de aprendizaje en el aula de clase", señaló Fernández.

En vista de que el libro podrá descargarse en internet, una alternativa para masificar su contenido es grabarlo en las computadoras Canaima o en los equipos de los Centros Bolivarianos de Informática y Telemática (CBIT). Según Fernández, Venezuela posee un amplio marco legal que promueve el desarrollo y uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) que se debe aprovechar al máximo.

Otro aspecto clave de la obra editada por el IVIC es el trabajo de ilustración, "ya que por estar dirigido a niños y público no especializado, debía capturar la atención del lector. Los breves textos fueron dispuestos con sencillez y empleando una paleta de colores armónica, a fin de estimular a los más pequeños a leer y apropiarse del conocimiento científico de manera natural y divertida", señaló.

Para elaborar este producto, Fernández contó con la asesoría de diversos expertos. Tal es el caso de Hernán Carrasco, jefe del Laboratorio de Biología Molecular de Protozoarios del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (UCV); Óscar Páez-Rondón, profesional asociado a la investigación del Laboratorio de Ecología Sensorial del IVIC; y Elis Aldana, jefe del Laboratorio de Entomología de la Universidad de Los Andes (ULA) de Mérida.

Más allá del vector

Aunque la vía más frecuente de contagio de la enfermedad de Chagas es el contacto directo con heces y orina contaminadas en la picada, ojos, boca o lesión cutánea abierta, T. cruzi puede transmitirse de otras maneras.

De acuerdo con la OMS, la infección ocurre, además, por consumo de alimentos contaminados, transfusión de sangre infectada, transmisión de la madre a su hijo durante el embarazo o parto, trasplante de órganos provenientes de una persona infectada y accidentes de laboratorio.

Se distinguen dos fases de la patología. En principio, no se presentan síntomas, y si los hay, son leves y no específicos. Igualmente, puede surgir fiebre, dolor de cabeza, palidez, dolores musculares, hinchazón y dolor abdominal o torácico.

En la etapa crónica, los parásitos se ocultan en el músculo cardiaco y digestivo. La OMS advierte que con el transcurrir de los años, la afección puede causar muerte súbita por arritmias cardiacas o insuficiencia cardiaca progresiva por destrucción del músculo cardiaco.

Actualmente, el Laboratorio de Ecología Sensorial del CMC del IVIC, en Mérida, estudia el comportamiento de los chipos para diseñar una trampa de control y monitoreo. Asimismo, analiza la distribución geográfica de estos insectos (biogeografía) y realiza control comunitario de la enfermedad de Chagas en el sector El Portachuelo, ubicado en el municipio Campo Elías del estado Mérida.



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