La resurrección de abril

Cada quien tiene su historia de los hechos que conmocionaron a Venezuela en tiempos del golpe de abril de 2002 y cada día se conocerán más relatos que constituirá la historia reconstruida por el pueblo venezolano.

Entonces me encontraba a cargo de la Dirección General de Desarrollo Regional del CONAC y me tocó salir el 10 de abril hacia Falcón y Lara en las tareas de organización de la redes socioculturales para dar plataforma social al sistema nacional de cultura, atrás dejaba la ciudad capital anunciando marchas y contramarchas mientras que en el interior se consolidaban procesos sociales bullentes de revolución y redención social.

Ya en Falcón luego de una reunión el día 11 a las 9 am prevaleció el tema de la defensa de la Revolución Bolivariana, junto a los compatriotas falconianos seguía con atención los acontecimientos provocadores del Golpe de Abril, que para ese momento no se había consumado, pero era inevitable el desenlace posterior, seguí en la tarde hacia Barquisimeto, donde al siguiente día se realizaría una asamblea de la redes del estado Lara en Palavecino.

Por el tránsito hacia Barquisimeto crucé la Serranía de Falcón, donde no pasó un carro en ningún sentido, parecía que todo el mundo estaba frente al televisor y ante la traición antipatriota de las empresas privadas de comunicación, en el carro que manejaba sólo sintonizaba el circuito Unión Radio, sentía y aprecié que todas las emisoras regionales estaban encadenadas a este circuito.

Al llegar a Barquisimeto me dispuse a hospedarme lo más cerca de la sede de la Gobernación con vista hacia su entrada para observar los acontecimientos que mostraban una tensa calma, movilización policial, nerviosismo y soledad en las calles ya entrada la noche.

Sería la alta noche cuando muchos daban por descontado que la Revolución Bolivariana había apagado su llama redentora ante la arremetida golpista, logré comunicarme con Pedro Corales (cuadro del MVR Caracas) quien era parte del equipo de la Dirección y me dijo con desconsuelo que todo se había perdido, lo que me provocó ira y le indique que teníamos que prepararnos para resistir en otro frente que me avisara su movimiento y que nos veríamos al llegar a Caracas.

La segunda llamada fue al entonces Teniente Coronel Luís Rojas Ballestero destacado en ese momento en Fuerte Tiuna, al primer repique telefónico me indicó sin explicación: “Aldemaro, Ave Fénix, no vuelvas a llamar, Ave Fenix.”, colgó su teléfono celular, me había dado una clave que luego descifré y que me dio una esperanza incierta pero al fin y al cabo una esperanza.

La noche y la madrugada corrió frente al televisor con todo el drama conocido, declaraciones iban y venían, todo era desierto e incertidumbre, hasta muy entrada la madrugada, dormí dos horas, me levanté antes del alba y observé que la Gobernación estaba custodiada o rodeada de vehículo militares o policiales. Aproveche para conectarme a Internet y enviar centenares de mensaje a las redes del país y al exterior para que las organizaciones culturales de América atina y el mundo se enterarán que lo que estaba ocurriendo en Venezuela.

La asamblea del día 12 de abril estaba pautada en Palavecino, las 9 de la mañana, allí estaba desde temprano el pastor y militante revolucionario Exario Sosa, organizador de aquel evento, cabizbajo como todo los que estaban allí, me preguntó “¿Qué haremos después de todo lo que esta pasando en Caracas?”. Le dije discretamente recordando la clave del Oficial Rojas Ballesteros “ renaceremos de las cenizas, no todo esta perdido, tenemos pueblo todavía, roguemos a Dios por el Presidente” Y le indiqué “Exario tu eres pastor evangélico y yo católico, ambos revolucionarios, todos aquí creemos en la resurrección, busca tu biblia y hagamos una oración por la resurrección, recuerdas el capítulo donde la Biblia habla de ello, por favor haznos una suerte de misa y roguemos a Dios”.

Exario me vio con sus grandes ojos húmedos y se dirigió al público presente con la firmeza de un cristiano redentor, convertimos aquella reunión de organización política en una misa revolucionaria que animó a los presentes a hacer oraciones por la salvación del Presidente Chávez y la Revolución Bolivariana.

A concluir le dije a Exario que me iría para Caracas y me bendijo. No pude cruzar Maracay porque el pueblo del estado Aragua como el pueblo caraqueño, como todo el pueblo venezolano se había alzado contra los golpistas para producir el milagro por el cual rezamos en Barquisimeto: fue la resurrección de abril, que devolvió del cadalso traidor al Presidente Chávez aquel 13 de abril de 2002.


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Aldemaro Barrios Romero


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