En el marco de las profundas revoluciones que se están librando en nuestra Suramérica (donde la participación protagónica de las bases son la ecuación latinoamericana para la construcción del socialismo de hoy, en la Patria Grande) y el actual momento histórico de crisis financiera global que ataca principalmente a EEUU, nos estamos exigiendo, colectivamente, en la combativa Parroquia del 23 de Enero, “ un reto unitario y orgánico” para la “articulación consciente” de todas las expresiones organizativas afectas al proceso revolucionario -respetando sus particularidades- para participar y promover de manera protagónica y autonómica, la convocatoria de un Referendo Popular como instrumento que contribuiría a potenciar niveles de conciencia contra las bases militares imperiales yanqui, en la colonizada Colombia de Marulanda y contra el “Tegucigolpe” en Honduras: ofensiva imperial que tienen como principal objetivo frenar los avances del “poder originario” (Poder Popular) y los cambios progresistas en “Nuestramérica” como parte de la lógica destructiva del capitalismo mundial.
Es tiempo del que el PSUV y los partidos aliados (PCV, PPT, UPV, etc.) de la revolución bolivariana, profundicen su sintonía con el poder popular y en vinculación con los movimientos populares como premisa, para que la injerencia yanqui en nuestro territorio nacional no sea una sorpresa. Para ello es necesario salir, de la dispersión organizacional y resolvernos a impulsar la solidaridad colectiva como parte esencial de las tareas de la revolución. Corresponde al PSUV y a todos ser parte fundamental de la acción colectiva convocante para repotenciar la acción vinculante con todas las organizaciones de la revolución bolivariana y en el 23 de Enero. Solo mediante la acción protagónica unificada y el ejercicio movilizador , será posible avanzar hacia la articulación de las organizaciones sociales y políticas y hacia iniciativas que animen la decisión, la participación y acción directa para convertir la conciencia en destino de nuestra parroquia.
También es hora y momento, de que los órganos vitales del proceso bolivariano de transformación se vistan de pueblo para educarnos en praxis colectiva, sustituyendo la psicología de las costumbres burguesas y para que surjan así, las instituciones verdaderamente revolucionarias, que actúen revolucionariamente para eliminar el Estado Burgués de Democracia Representativa. Sobre esta base, es posible la Revolución Socialista. Es decir, para construir la conciencia transformadora, libertaria y que tiene su insumo esencial en la voluntad de cambio de nuestro pueblo.
El PSUV tiene una tarea y una misión: dejar de ser un partido del gobierno que despliega toda su actividad hacia las victorias electorales -sin restar importancia a éstas- para ser un partido propulsor del cambio revolucionario. De la misma manera, los movimientos populares tienen que soltarse las amarras del poder constituido para ser los actores principales de la revolución, mediante la presión consciente del Poder Popular hacia la burocracia partidista e institucional y como irreverentes enemigos contra los esquemas dominantes del pasado; comprendiendo que deben demolerse, decididamente por completo, las estructuras políticas, económicas, sociales, militares, culturales etc., sobre las cuales se afinca el predominio de la clase dominante; sin olvidar la sintonía con el destino del pueblo y la lucha revolucionaria, signada por el objetivo estratégico y común de hacer una patria socialista.
Es en el Estado Burgués (democracia capitalista de las minorías como forma de dominación) donde se concentra toda la potencia de la clase dominante para mantener intacta su condición de privilegio. El Estado Socialista no puede encarnarse en la democracia capitalista a través de la burocracia confiscadora de los espacios de la revolución; puesto que esto, es el paso previo a la burguesía roja.
Estamos en una transición hacia el Socialismo y todo aquello de la crisis Gramsciana; pero este fenómeno de la organización del PSUV desde el gobierno, es un tema que no debe ser tratado a la ligera porque habitualmente, un partido va contra lo establecido y debe ser entendido con la conciencia de que las instituciones heredadas son el resultado de la configuración general de una sociedad, hoy dominada por las leyes impuestas por el capitalismo salvaje.
El partido de la revolución debe funcionar, mancomunadamente, con el Poder Popular para la creación de un nuevo Estado Socialista; con instituciones de nuevo tipo, en las cuales el soberano con sus organizaciones tomen conciencia de sus responsabilidades y actúe en co-gobierno, y no al arbitrio de “dirigentes” sin identificación histórica con los movimientos populares, secuestrando así, al proceso revolucionario dentro de las formas del partido. Sin integración no hay socialismo posible.
“Todos los movimientos sociales son lo mismo porque tienen
el mismo lío, buscan la jeraquización, la acumulación de poder y no la
transformación de la sociedad y aplanar las jerarquías”
István Meszaros
¡SÍ AL REFERENDO…
NO A LAS BASES IMPERIALES!