Comentarios sobre el documento del PSUV referido a la crisis mundial y las medidas del gobierno bolivariano

Partimos de considerar que las medidas anticrisis tomadas por el gobierno de Hugo Chávez el pasado 21 de marzo tienen (o deberían tener) estrecha relación con el análisis realizado en el documento que hizo circular el PSUV titulado “Crack en la acumulación del capitalismo mundial”, que apareció públicamente en la misma fecha. Nos ha motivado la convicción de que tanto las medidas anunciadas por el presidente Chávez se quedan cortas ante la gravedad de la crisis y los efectos a corto plazo sobre nuestro país, como que el propio documento del PSUV no culmina coherente y consecuentemente en los escenarios del futuro inmediato ni en las medidas urgentes que deben tomarse para evitar que el hundimiento del capitalismo mundial nos arrastre a los países de América Latina.

Dicho documento, cuyo autor o autores no aparecen identificados, pero que constituye un documento oficial de la dirección nacional del PSUV (así se afirma en la página web del partido), repite las caracterizaciones que en fechas recientes se han realizado sobre la crisis mundial, sus causas y posibles consecuencias. Al respecto deseamos destacar lo contundente de las afirmaciones que en dicho documento se hacen sobre la crisis:

  • “…una crisis compleja y profunda que de seguro, al generar cambios estructurales y reacomodos de las fuerzas productivas, permitirá la apertura de una nueva etapa histórica de la civilización humana”.
  • “…marchamos a otra depresión económica de mayor profundidad, gravedad y alcance que la de los años treinta”.
  • “Lamentablemente, conviviremos con una recesión mundial por lo menos de tres años. No estamos ante una breve pausa temporal en el proceso de desarrollo económico, ésta pudiera ser la crisis más importante del modelo de explotación capitalista desde su génesis ”.

  • “La crisis económica global no nos puede ser indiferente, porque todo lo domina”.

  • “…una crisis mundial con epicentro en 2009, que se extenderá hasta 2011 y tendrá un período de recuperación mínimo de una década”.

  • “El destino de nuestra revolución…está inexorablemente ceñido por las respuestas que sepamos dar a los problemas planteados por la crisis económica capitalista”.

  • “..estamos ante un ciclo de contracción mayor. Lo peor no ha llegado”.

De acuerdo a todo lo anterior, queda claro que esta crisis mundial pudiera trastocar el destino de la revolución bolivariana. Pensamos que ante esta perspectiva o posibilidad, el documento del PSUV se queda corto tanto en las consideraciones sobre las repercusiones políticas de la crisis económica, como en las medidas que deberían tomarse en Venezuela (y en todos los países que propugnan una alternativa socialista, como los miembros del Alba y Ecuador) para evitar que nos hundamos junto al resto del sistema capitalista.

El capitalismo neoliberal tal cual como lo hemos conocido en los últimos 35 años ha entrado en virtual colapso, resucitando esquemas anticrisis neokeynesianos que contradicen toda la teoría económica formulada por los centros de poder mundial en las últimas cuatro décadas. Existe de hecho una profunda crisis ideológica en el sistema capitalista mundial, derivada de la misma crisis económica. El sagrado libre mercado ha sido sustituido por los dólares sagrados de los rescates estatales. Los especuladores del mundo financiero, es decir, toda la banca mundial que ha dominado la economía en los últimos 30 años, que han provocado la actual crisis, continúan haciendo el gran negocio ahora a costa de los dineros de los contribuyentes.

Pues las medidas keynesianas se están aplicando principalmente para salvar al propio capital financiero del colapso total (rescates a los bancos privados), como han sido los paquetes implementados tanto por Bush como por Obama. Nadie habla de resucitar el estado de bienestar que ha venido siendo desmantelado desde los años setenta. Por el contrario, todas las medidas anticrisis de los países industrializados pasan por elevar el desempleo a niveles no vistos desde la segunda guerra, reducir los salarios y restringir al máximo el gasto social y los derechos laborales. Sólo queda espacio para tímidas medidas “compensatorias” para los que perderán sus casas, las cuales está por verse si realmente funcionarán.

Las conclusiones del documento del PSUV coinciden con análisis realizados por diversos economistas que se ubican en el campo marxista y revolucionario. La incapacidad del capitalismo para recuperarse de la actual crisis mediante la aplicación de innovaciones tecnológicas y nuevos estilos de consumo, tal como ocurrió en los anteriores ciclos depresivos, hace prever que la actual crisis se prolongará por un tiempo bastante considerable (Beinstein, 2009, La crisis en la era senil del capitalismo. Publicado en Rebelión).

Este autor establece que las modificaciones impuestas en el capitalismo mundial gracias a la hegemonía del capital financiero, las cuales han alejado cada vez al sector productivo industrial del sector financiero especulativo, impiden que se sigan repitiendo las recuperaciones observadas en los anteriores “ciclos de kondratieff”, ciclos de crecimiento y recesión que duraban de 50 a 60 años (la primera mitad de ascenso y la segunda descenso). Estos ciclos se habrían producido el primero entre 1790 y 1848, el segundo entre 1848 y 1893, el tercero entre 1893 y 1940-45, y el cuarto a partir de 1945 debía haber culminado entre 1992 y 1996 (el ciclo de descenso). El último ciclo de descenso, que debía durar según el promedio de los anteriores, unos 22,5 años, ya tiene 41 años de desarrollo y todo apunta a que se prolongará por lo menos por un lustro más.

Además, los sistemas productivos innovadores que anteriormente catalizaron el crecimiento económico capitalista ya no pueden cumplir ese papel. El papel jugado por la máquina de vapor en el primer ciclo, por los ferrocarriles en el segundo ciclo, por la electricidad y el motor de combustión en el tercer ciclo, y la electrónica, la petroquímica y los automóviles en el cuarto ciclo, ya no puede ser jugado por las actuales innovaciones, como la informática. Esta última se ha expandido gracias al capital financiero especulativo, que ha entrado en crisis, y tiene muy poca vinculación con la economía productiva real que es la que necesita potenciarse.

Además, todos los anteriores ciclos de crecimiento económico se basaron en la explotación intensiva de los recursos naturales y de las fuentes de energía no renovables, principalmente del carbón y el petróleo. Actualmente, la crisis ambiental derivada de esta irracional explotación que el capitalismo ha hecho de los recursos del planeta durante los últimos 200 años, y el agotamiento progresivo de las fuentes energéticas (agua y petróleo principalmente), establecen un techo muy bajo para cualquier intento de resucitar el sistema productivo capitalista de la misma forma en que se levantó de las anteriores crisis. Lo previsible, según Beinstein, Samir Amin y otros autores, es que el capitalismo siga atravesando crisis una tras otra, con pequeños períodos de relativa recuperación (como ha ocurrido desde los años 80), lo que establecerá una declinación general de los factores de poder mundial (G-7, organismos multilaterales y empresas multinacionales), con todas las implicaciones político-militares que ello traerá sobre la paz y la estabilidad del sistema de naciones.

Las probables consecuencias económicas y político-militares de la crisis, y de la consiguiente declinación de los factores de poder en el mundo, no aparecen en el documento del PSUV, pero deben necesariamente considerarse al momento de determinar las medidas anticrisis.

El pasado 20 de febrero de 2009, la cadena de televisión estadounidense Foxnews transmitió un programa que intenta preparar a los norteamericanos para un eventual “11 de septiembre económico”. Dicho programa, construido sobre parámetros de análisis de escenarios propios de la estrategia militar, debatió sobre los posibles escenarios que se producirían ante un eventual colapso económico en los Estados Unidos, afirmando que ese ejercicio de análisis ya lo ha realizado el propio gobierno norteamericano.

Esos escenarios serían: 1) Colapso financiero total en los Estados Unidos, con el derrumbe de la bolsa de valores, colapso del mercado inmobiliario, quiebra de los bancos y aumento desproporcionado del desempleo. 2) Limitaciones a los derechos civiles y las garantías democráticas por parte del gobierno (de USA) para poder controlar la situación y evitar levantamientos populares. 3) Disturbios civiles globales derivados de la pérdida de poder de los Estados Unidos y de las distintas potencias hoy hegemónicas, con la consiguiente generalización de conflictos y guerras entre países, comenzando por el medio oriente. 4) Un ataque terrorista de grandes proporciones dentro del propio territorio norteamericano.

Los dueños del mundo se están preparando para lo peor, obviamente para que luego de ese eventual colapso ellos puedan continuar dominando mediante nuevas formas institucionales, geopolíticas y productivas.

Lo correcto, entonces, es que nosotros también nos preparemos para lo peor, a paso veloz, si consideramos que pesan nuestras limitaciones en cuanto al tamaño de nuestro aparato económico, escasa población y débil capacidad militar en términos geopolíticos.

El pasado 11 de octubre de 2008, los académicos e investigadores asistentes a la Conferencia Internacional de Economía Política, celebrada en Caracas, emitieron una Declaración Final que propone una serie de medidas urgentes a ser tomadas por los gobiernos de los países latinoamericanos, considerando las perspectivas de un shock financiero muy violento y en el cortísimo plazo”. Entre estas medidas destacamos:

  1. La realización inmediata de una Cumbre Extraordinaria de Presidentes de América Latina y el Caribe, o al menos de la UNASUR, en la cual se discutan y aprueben medidas conjuntas para enfrentar la crisis.
  2. Es fundamental una salida post-capitalista, ejemplificada en lo que desde Venezuela se ha llamado el Socialismo del Siglo XXI.
  3. Profundizar las formas de integración alternativas, como el ALBA y el Banco del Sur. Poner en funcionamiento en forma inmediata del Banco del Sur. Estas medidas enmarcadas en la necesidad de reconformar la arquitectura económica y financiera internacional.
  4. Protección estricta de los recursos naturales y productivos.
  5. Dar prioridad al mantenimiento de los gastos sociales que garanticen el empleo y los derechos de los trabajadores y de la población en general.
  6. Control del sistema bancario mediante la intervención o nacionalización sin indemnización, para prevenir la fuga de capitales al exterior, las corridas bancarias, las transferencias de fondos desde las sucursales de bancos extranjeros a sus casas matrices y el entrabamiento del crédito interno por parte de los bancos que no prestan los fondos que reciben.
  7. En el marco de iniciativas como la UNASUR y el Banco del Sur, estudiar un acuerdo monetario latinoamericano que proteja a las economías regionales de la suerte que corra el dólar.
  8. Donde no exista, establecer el control de cambios, y ratificarlo en donde esté aplicándose (como en Venezuela, desde 2003), a fin de proteger las reservas e impedir la salida de capitales.
  9. Considerar la suspensión de pagos de la deuda externa (medida que ya ha tomado el gobierno de Rafael Correa en Ecuador). De esta manera se protegen los recursos nacionales y se evita el vaciamiento de la tesorería de nuestros países.
  10. Retirarse del FMI, del Banco Mundial (como ya lo ha hecho Venezuela) y del CIADI (como lo ha hecho Bolivia), organismos responsables de la actual crisis y que están profundamente desprestigiados.

También en octubre de 2008, la Asociación Latinoamericana de Economía Marxista, reunida en Caracas, propuso las siguientes medidas para enfrentar la crisis, que en cierta forma constituyen un complemento de las anteriores:

  • No basta con nacionalizar empresas y bancos (modelo keynesiano), es necesario avanzar en el cambio de las relaciones sociales de producción. La nacionalización de empresas debe ejecutarse bajo la figura de la expropiación (sin indemnización), y debe acompañarse con la transferencia a los trabajadores de la conducción de dichas empresas, mediante la figura de los consejos de trabajadores.
  • Expropiar los medios de comunicación privados audiovisuales.
  • Aumento de impuestos a las ganancias de la burguesía.
  • Reducción de la jornada laboral a 6 horas.

Otros autores proponen, además de lo ya dicho, medidas que igualmente son pertinentes ante la crisis:

  • Desarrollo de programas productivos tendientes a lograr la autosuficiencia alimentaria.
  • Transformar las reservas internacionales en bienes que contribuyan al crecimiento interno de la economía.
  • Suprimir todas las importaciones de artículos de lujo.
  • Exigir a los Estados Unidos una indemnización por los daños que pueda causar la crisis en América Latina, considerando que la crisis la generaron ellos y que nuestros países no tienen responsabilidad en la misma.

Es de resaltar que la no adopción de las medidas anteriormente mencionadas por parte de los gobiernos latinoamericanos, y por el resto de gobiernos de los países dependientes, dificultarían el enfrentamiento de las pretensiones por parte del capitalismo internacional de hacer cargar al conjunto de países y pueblos del mundo el costo de la crisis y de los rescates a bancos y otras instituciones quebradas. Las medidas anticrisis tomadas por los países centrales apuntan a una mayor concentración del capital, y de no existir una firme oposición de los pueblos, se profundizará en forma perversa la propuesta de reestructuración mundial destinada a salvar a los sectores privilegiados.

Está latente también el peligro del regreso de las tendencias autoritarias como mecanismo de funcionamiento del capitalismo, es decir, del resurgimiento del fascismo, de la discriminación racial, de los gobiernos dictatoriales, de la represión masiva y selectiva contra quienes protestan, de la promoción de guerras e invasiones armadas contra los países que no se pliegan a la estrategia de los poderes mundiales.

De todas las medidas propuestas, muy pocas aparecen señaladas en el documento del PSUV sobre la crisis, y muy pocas se cuentan entre las anunciadas por el presidente Chávez el 21 de marzo:

  • El documento del PSUV acoge la idea formulada por los países del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), de crear una “divisa de reserva supranacional”, y la diversificación obligatoria de la estructura de las reservas de divisas y de las operaciones de los bancos nacionales y organizaciones financieras internacionales.
  • Por su parte el Presidente Chávez ha establecido la continuidad del gasto social del estado con el fin de proteger los derechos fundamentales de los trabajadores y del pueblo en general.
  • Simultáneamente se hacen esfuerzos por el inicio definitivo del Banco del Sur y por el fortalecimiento de los acuerdos del ALBA.

Por ahora han sido descartadas como políticas del estado venezolano ante la crisis mundial las siguientes medidas, que constituyen parte fundamental del programa histórico socialista y que la izquierda latinoamericana ha enarbolado desde hace varias décadas como programa mínimo revolucionario:

  • La nacionalización o mayor control sobre el sistema bancario (más allá de la nacionalización puntual del Banco de Venezuela).
  • La moratoria de la deuda externa.
  • El cambio en las relaciones de producción al interior de las empresas del estado.
  • El aumento de impuestos a las ganancias de la burguesía.

No existen mayores precisiones, ni en el documento ni en las medidas de Chávez, sobre cómo se avanzará hacia el socialismo. En el documento del PSUV, en el quinto punto de las conclusiones se habla del socialismo como algo futuro, que no tiene relación con las medidas a tomar para enfrentar la crisis. Dice específicamente dicho material:

El Gobierno Revolucionario y el pueblo organizado de Venezuela enfrentarán los coletazos de la crisis mundial siendo leales en la coyuntura a los programas de la igualdad (gasto social) e intentando preservar la inversión para sostener el crecimiento y el empleo, y en el mediano y largo plazo, lo estratégico, sosteniendo el proyecto de sociedad socialista…”

 

El socialismo es a mediano y largo plazo, es lo “estratégico”. Lo sorprendente es que esta es la conclusión de quienes han dicho previamente que la crisis abrirá “una nueva etapa histórica de la humanidad”, que constituye la mayor crisis jamás conocida por el sistema capitalista, y que el destino de la revolución bolivariana está “inexorablemente” vinculado a las respuestas que demos ante la crisis.

Nosotros nos hacemos estas preguntas:

¿Si el capitalismo se hunde, porqué el socialismo como propuesta de organización social no es de ejecución inmediata, sino para el mediano y largo plazo?

¿Es que acaso la dirección del PSUV piensa que podemos salir de la crisis recurriendo exclusivamente a políticas que no trascienden el esquema capitalista?

¿Por qué no se han definido formas de organización de la producción –en las empresas y fábricas del estado- que vayan más allá de los modelos productivos keynesianos que existen en nuestro país desde los tiempos de Betancourt, Caldera y Carlos Andrés Pérez?

El aumento del IVA (una de las medidas anticrisis anunciadas por Chávez) forma parte de las medidas propuestas en los paquetes de ajuste neoliberales. ¿Es que acaso no se está consciente que el aumento del IVA perjudicará casi exclusivamente a los estratos más bajos de la clase media venezolana, el cual constituye una proporción muy significativa de la población nacional?

Existe una evidente falta de coherencia entre el diagnóstico que sobre la crisis realiza la dirección del PSUV, y las conclusiones a las cuales llega. Igual incoherencia existe en el campo de las medidas anunciadas por el presidente Chávez.

Lo fundamental de las medidas del gobierno bolivariano se enmarcan en una mezcla de neoliberalismo (aumento del IVA) con keynesianismo (desarrollo del gasto social). La venta de bonos de la deuda pública a la banca privada tampoco es una medida a favor de los intereses populares y mucho menos socialista. Ante la crisis financiera mundial y el peligro de un crack bancario, el gobierno bolivariano ha optado por fortalecer a la banca privada, medida insólita cuando la misma sólo garantiza favorecer al enemigo de clase, a la burguesía financiera que no tiene ningún tipo de compromiso ni con los intereses nacionales y mucho menos con los intereses del pueblo bolivariano que lucha por construir el socialismo.

Estas medidas han sido acompañadas por fuertes advertencias gubernamentales contra la beligerancia que pueda mostrar la clase trabajadora. Escudándose en los vicios del sindicalismo cuartarrepublicano, se ataca la disposición de lucha de los trabajadores y su protesta ante las violaciones reiteradas de contratos colectivos y derechos laborales conquistados. El socialismo sólo se conquistará mediante la lucha de la clase trabajadora en su sentido más amplio (obreros industriales, empleados públicos, profesionales, educadores, campesinos, amas de casa, estudiantes, cooperativistas, pequeños empresarios). El socialismo nunca será un hecho histórico real si no se constituye una fuerza social que lo empuje y lo mantenga como proyecto político viable. Esa fuerza social son los trabajadores. Pero resulta que en vez de convocar ampliamente a los trabajadores para proceder a construir el socialismo ante la catástrofe de la crisis capitalista, el gobierno bolivariano ha optado por amenazar y reprimir las manifestaciones obreras que reclaman respeto a sus derechos y una mayor participación en la conducción de las empresas estatizadas.

El aumento de salarios en un 20 % (en dos partes) está por debajo de la inflación (que el año pasado fue de un 30%). En la práctica, significa un deterioro de los ingresos de los trabajadores venezolanos.

A manera de conclusiones, puntualizamos lo siguiente:

  1. Las medidas económicas tomadas por el gobierno bolivariano, si bien no constituyen un nuevo paquete neoliberal ni está en sintonía con la forma como el capital mundial ha reaccionado descargando todo el peso de la crisis sobre los trabajadores y el pueblo en general, tampoco constituyen medidas que favorezcan al pueblo y están muy lejos de ser propias de un gobierno que se autodenomina socialista,
  2. Las medidas son básicamente keynesianas y neoliberales. Terminan descargando en forma “leve” la crisis sobre los trabajadores y demás sectores populares, con medidas como el aumento del IVA, el endeudamiento público y el aumento de salarios por debajo de la inflación.
  3. No hay ninguna medida que tienda hacia el socialismo. Por lo contrario, se han realizado fuertes advertencias a los trabajadores para que no protesten ni exijan el cumplimiento de sus contratos colectivos y derechos laborales.
  4. Hay una absoluta falta de coherencia entre la caracterización de la crisis que se hace en el documento oficial del PSUV, y las medidas que el mismo documento propone. Igual ocurre con las medidas anunciadas por Chávez.
  5. El mejor momento histórico para avanzar en la construcción de una sociedad socialista es precisamente el actual, cuando está colapsando el sistema capitalista mundial y se derrumban todos los paradigmas económicos que han guiado al capital financiero en las últimas décadas. Este momento se está desaprovechando, y salvo la retórica socialista del presidente Chávez, el gobierno bolivariano sigue actuando bajo parámetros políticos, económicos y administrativos que no trascienden el capitalismo keynesiano.
  6. Las trabas impuestas por el propio gobierno bolivariano para que se constituya una fuerza social de trabajadores que respalde históricamente al proyecto socialista y permita que el mismo avance en el futuro inmediato, se comenzarán a revertir progresivamente en la pérdida de apoyo popular hacia una ejecución gubernamental que es pura retórica y más de lo mismo (como se puede comprobar en multitud de ministerios e instituciones del estado). Ya en otros documentos hemos advertido que el progresivo crecimiento electoral de la derecha, la cual el 15 de febrero alcanzó por primera vez los cinco millones de votos, son expresión de que algo no marcha bien dentro del gobierno bolivariano, que la política revolucionaria que se define en Miraflores no alcanza mecanismos de ejecución viables, y que el futuro del proceso está en entredicho si no se introducen correcciones de fondo que modifiquen radicalmente lo que ha venido siendo esta primera década de revolución.
  7. Reivindicamos el programa de transformaciones económicas que apunte hacia el socialismo, y que hemos expuesto en este mismo documento. Exhortamos al presidente Chávez a modificar radicalmente su entorno político y las medidas ante la crisis. Llamamos a toda la militancia del PSUV para que debata esta realidad en los escenarios internos del partido, en los movimientos sociales y gremios, para que la presión de las bases incida en una dirección nacional que parece estar al margen de la realidad, al no comprender los peligros reales y las oportunidades revolucionarias que se abren ante la crisis mundial.

Maracaibo, 08 de abril de 2009.



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Roberto López Sánchez

Roberto López Sánchez (Caracas, 1958). Profesor Titular de la Universidad del Zulia (LUZ) con ingreso en 1994. Licenciado en Educación (LUZ, 1994). Magister en Historia (LUZ, 2005) y Doctor en Ciencias Políticas (LUZ, 2013). Actualmente dicta 6 materias en la Licenciatura de Antropología en LUZ: Historia de América; Historia de Venezuela; Intercambios Económicos; Poder y Movimientos Sociales; Culturas Afroamericanas; y Modo de Vida e Identidad Nacional. Ha dictado seminarios a nivel doctoral y nivel maestría en universidades venezolanas; y seminarios de Historia de Venezuela en universidades de Chile y España. Actualmente coordina la Unidad Académica de Antropología. Ha dirigido proyectos de investigación a través del CONDES-LUZ, y CLACSO. Línea de investigación: estudio de los movimientos sociales. Ha publicado más de 50 trabajos científicos. @cruzcarrillo09

 @cruzcarrillo09

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