La función pública y la función política

Todos somos políticos, inclusive aquellos que desdeñan de la actuación política, confundiendo su definición con participación partidista que es otra cosa. Todas las personas que conforman una sociedad en cualquier momento histórico actúan políticamente de acuerdo a la misma situación determinada. También es importante denotar que cualquier funcionario público por su condición como tal, también actúa en función política, por cuanto su eficacia o eficiencia se traduce en el pleno acierto o desacierto de las políticas desarrolladas por el gobierno nacional, regional o local. Su condición de funcionario público ya determina su condición política, por cuanto nadie esta obligado a permanecer como tal, aun sí esta en contra de las políticas definidas por el gobierno, de allí nace la obligación de ser eficiente en el trabajo. Lo que no debemos aceptar es que por la condición de funcionario público, sea él quien determine la función política.

El presidente de la república lo ha dicho en reiteradas oportunidades, que no debemos colocar la carreta adelante de los caballos y deducimos que es a esto, precisamente a lo que se refiere. Esta definición la traemos a colación en virtud de la condición de algunos funcionarios del gobierno revolucionario en el estado Lara, quienes se han dado a la tarea de involucrarse en la conformación de un partido político, estando a su ves en el ejercicio de una función pública determinada. Esto representa una aberración del actual proceso de cambio ya que el partido político debe ser una instancia para el debate y la creación de las políticas que los funcionarios deben desarrollar y no al revés, por creerse ellos los únicos conocedores de la verdad revolucionaria develada o por estar cerca de quienes ejercen el poder constituido. Sirve también esta reflexion para no caer en otro error de los partidos tradicionales, como es la creación de cúpulas podridas que negocian los derechos del pueblo. Esta situación desvirtúa considerablemente la necesaria soberanía popular de tener un órgano partidista verdaderamente revolucionario, que pueda recoger de los colectivos sociales, que lo deben conformar, las ideas, el conocimiento y las políticas generadas en las bases para que el gobierno las desarrolle en función de los intereses de la mayoría.

Un problema grave que se presenta a continuación es el referido a que un funcionario por su doble condición de funcionario publico y político, no es eficaz ni eficiente en su trabajo publico (la cual en si; es su función política y de vital importancia) es doblemente mediocre por estar pendiente de la conformación del partido político, cuadrando sus partidarios en puestos salidores del mismo, utilizando los recursos del estado.

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Delfín Amaro


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