El derecho al voto a los 16 años, todo un progreso

“Los jóvenes son como las plantas:

por los primeros frutos se ve lo que

podemos esperar para el porvenir”

Demócrates



Los 33 artículos de la reforma a la Constitución Bolivariana, antes rechazada por la irracional oposición venezolana, denominada La Bicha, aunque aprobada en referendo por el pueblo en absoluta o aplastante mayoría, ahora parece ser reconocida como lo que realmente es, por los mismos opositores, a punto de rechazar con el mismo furor e irracionalidad de ayer, que no “se le toque un pelo”; aunque no por una inteligente aceptación de sus maravillosos avances que la hacen una de las mejores del mundo, sino porque gente que no sabe pensar, lo único que acata es, estar siempre en contra del gobierno i fundamentalmente, contra el presidente Chávez que los sigue teniendo locos. Apenas se modifica menos de un 10% i con la consiguiente estupidez, algunos piden que se haga una nueva constituyente i otros, que de aquí a diciembre no alcanza el tiempo para debatir la reforma de solamente 33 artículos (para mejorarlos i hacerlos más adaptables a las necesidades del país), pero bastaron apenas seis meses para elaborar una Constitución de 350 artículos, de 17 Disposiciones Transitorias, una Disposición Derogatoria i una Disposición Final única, aprobado todo en un Referendo, naturalmente en “bloque” como se emplea tan mal el término, en vez de conceptuarlo como en su totalidad o conjunto, i no artículo por artículo. He asistido a las reuniones de mi batallón, en la parte norte de mi ciudad, al cual designamos “Nigale” (por el primer indígena de los Zapara rebelado contra el dominio español en Maracaibo) i allí, con una mediana asistencia, leímos paso a paso los artículos i sus modificaciones i creo que, en el criterio de muchos como en el mío, estuvimos de acuerdo con esas reformas. He dicho ahora, conversando con amigos que, la exposición que hace el abogado Carlos Escarrá por televisión sobre estas modificaciones a la Constitución, la suscribo totalmente i que las muchas observaciones o cambios que algunos desean, es pura pantallería i ganas de figurar; en ello destaca Ismael García i algunos más de ese grupo minúsculo que se llama PODEMOS, partidito puro cogollo, cuyo abanderado tiene las piernas abiertas sobre la talanquera hace algún tiempo, i ahora decidido a brincarla completo con su sainete en la Asamblea Nacional. Sí, que se vayan. Es la misma despedida que celebraron los Roberto en Como ustedes pueden ver, con la triste figura (sin ser Quijote ni Sancho) de Pablo Medina, el izquierdoso más derechista del planeta. La reforma es positiva, racional i justa i estoi seguro que así la aprobará el pueblo en diciembre; ya pasó el ridículo espectáculo mediático de RCTV; en diciembre pasará esta oportunidad de la oposición de formar espavientos i ruidos vanos i, luego, veremos que otro motivo se ponga en el tapete, para cosechar rebuznos i disparates. Por eso no me ocupo ni de los artículos más polémicos, puesto que todos son justos i las argumentaciones presentadas en contra, como negar la reelección que tienen muchísimos países en el mundo, han sido debidamente tratados con firmeza i veracidad, por parte del gobierno revolucionario i bolivariano. Seguimos en el socialismo bolivariano.

Entonces, lo que voi a tratar es lo que anuncia el título. Una modificación que no expuso el presidente, pero seguro la comparte, de establecer la edad de 16 años para el derecho a votar en elecciones nacionales, lo que sería un gran logro, un eficaz avance en esta Constitución de frente al porvenir. Como es natural, las mentes dogmáticas, acartonadas i estériles parea las nuevas ideas, reaccionan alarmadas i distorsionan todo con mala intención, sin detenerse ni unos minutos a reflexionar. Son mentes oligofrénicas, o como dice el común de la gente: son más tapados que un bombillo.

Cuando en el estudio de las profesiones, en el terreno de la educación, algunos autores consideraban que la deserción universitaria de muchos se fundaba en que, cuando tenemos que decidir que profesión elegir, qué carrera universitaria seguir, o que oficio realmente nos apasiona, estamos en una edad inmadura para hacerlo debidamente i muchas veces estamos mal orientados por el entorno o la realidad que nos toca vivir; creo que esa equivocación se ha superado. En verdad, el entorno muchas veces ejerce una gran influencia, pero positiva. Hombres notables como Marañón –el médico español endocrinólogo que perteneció a seis academias-, Santiago Ramón y Cajal, el magistral escudriñador de las maravillas del Sistema Nervioso i Premio Nóbel de Medicina; i otros como Blanco Soler o Pío Baroja, todos además, grandes escritores, confesaron en alguna ocasión haber estado influenciados en su escogencia por la medicina, deslumbrado por la figura casi patriarcal del médico cuando llegaba al hogar; lo mismo entre nosotros, lo dice Pepe Izquierdo, el Dr. Hernández D’Empaire i hasta mi padre i mi hermano mayor Armando, con la consecuente influencia sobre quien escribe. A la vocación se le ha llamado, “una voz interior que nos motiva u ordena a tomar un camino” i esa misma voz para todas las profesiones i oficios, habla desde mui temprano en la edad del hombre. Por eso, mientras más temprano es el llamado, desde la niñez por ejemplo, explica las grandes genialidades de algunos seres humanos excepcionales, especialmente en las artes, como en la música a Mozart i Beethoven; en la escultura i la pintura a Miguel Ángel, el Giotto o Leonardo i en la ciencia a miles de seres especialmente dotados para cambiar al mundo. Se ha establecido científicamente que la inteligencia humana, llega a su pleno desarrollo a los 8 años de edad, o si es posible, antes. De modo que, cuando llegamos a la edad de 16 años, ya tenemos el doble de tiempo andado o transcurrido, para pasar de ser menores de edad, a la condición de adultos.

Para los europeos i el mundo anglosajón, hasta en los Estados Unidos, la edad de 16 años, es la “del consentimiento legalmente refrendado” para muchas cosas, entre ellas el consentimiento carnal de una chica, puesto que con o sin su voluntad, por debajo de esa edad es un acto delictivo: de este ejemplo siguen con una serie de casos que no difiere en el varón i se pasa además a especificar las cosas permisibles como ciclomotores, carritos de inválidos, tractores i segadoras, mientras no es permitido ni el manejo de motos ni automóviles; en muchos países se calcula el inicio de la educación-instrucción, de manera que a los 16 años (en Dinamarca, Francia, Holanda, Noruega, Suecia i Gran Bretaña) finaliza la enseñanza secundaria, mientras hai irregularidades como, no se permiten las bebidas alcohólicas, pero si el tabaco. En los Estados Unidos, país más desordenado que muchos, cada vez lo que más se baja es la edad de poder ver filmes o películas con calificaciones restrictivas, i dejan cada día más permisibles las películas más violentas i subidas de tono. En un tiempo el límite era la edad de 17 años, pero creo que ha bajado. En Bélgica, cuando viví en Lovaina, habían bares para menores de edad, como locales liliputienses, barras i sillas con mesas, donde creo que desde los 12 años se permitía vender cerveza; i en España, Madrid, una noche saliendo de la Zarzuela en Vallecas, en un bar vi una pareja con un niño de unos siete años, que se sentaron en la barra i ordenaron ¡tres cañas! Que eran tres jarras de cerveza. Todos estos ejemplos ponen de relieve lo difícil que resulta a los jóvenes, a los adolescentes, saber donde está el límite entre la adolescencia i la adultez. I ya en Inglaterra, los delegados de una Asamblea General del Partido Liberal en septiembre de 1982, votaron a favor de una moción que preconizaba –cita el escritor Desmond Morris- “el establecimiento uniforme de una mayoría de edad a los 16 años, lo que permitiría a los jóvenes ser del todo independientes en los aspectos económicos, social, sexual y político” i si esto se materializaría en una lei, permitiría a los jóvenes presentarse a las elecciones para diputados.. Esto no sé si se conformaría así, pero tengo entendido que uno de los problemas de todos los gobiernos en el mundo, es que nunca se han establecido claramente estas cosas, i siguen existiendo edades distintas para muchas actividades humanas, sin frontera conocida para pasar de la adolescencia a la edad adulta o condición de adulto. Desmonds cita que Terencio, el comediógrafo latino, decía que los dieciséis años “es la flor misma de la juventud” i lo mismo pensaba Shakespeare.

A los 16 años fue coronado Iván el terrible como Zar de Rusia en 1547; Nerón fue proclamado emperador a esa edad i Buda, se casó con una princesa llamada Yasodara, también de 16 años. Gustavo Flaubert, novelista francés, tenía 16 años cuando escribió MÉMOIRES D’UN FOU (Memorias de un loco); Albert Einstein empezó a mostrar su talento a esa edad; Doménico Scarlatti presentó su primera ópera con sonado éxito; la actriz norteamericana Brooke Shields se hizo famosa a esa edad i así muchos otros personajes destacaron a los 16 años. Obviamente que no se puede generalizar, pero precisamente si algo observamos cada día, es la precocidad de la mayoría de nuestros niños: mis nietos entre los 3 i los 15 años, se desenvuelven i actúan de un modo tal, con inteligencia i creatividad que, cuando miro al pasado, parece que yo hubiese sino un retrasado en el tiempo. En la escena nacional, lo que hemos visto con los diez brillantes jóvenes que presenciamos en la AN defendiendo el proceso revolucionario, es una muestra maravillosa de cómo cada vez las nuevas generaciones van superando etapas, aunque también vimos su contra partida, los retrasados, los dogmáticos, los sometidos, que no prometen mucho si no repetir bípedos implumes iguales a los pseudos líderes de la IV República. Pero como los diez del brillo esplendoroso, de fácil palabra i demostrada inteligencia, existen miles o millones en nuestra patria. Si todos pensaran que necesariamente, las nuevas generaciones nos tienen que superar i que la mejor inversión que podemos hacer, es invertir en ellos todos los esfuerzo inimaginables para hacerlos mejores, para hacerlos hombres i mujeres nuevos, republicanos, patriotas i seres cultos i en civilización de oro, el porvenir de la patria i de todos los países que actuaran así, sería el secreto descubierto, para salvar el planeta i lograr la paz i la felicidad.

Por todo esto, i mucho más que, escapa a la meditación sobre este aspecto de la vida ciudadana i política, creo que establecer la edad de 16 años para tener derecho al voto, es declarar o establecer el límite racional i justo entre adolescencia i adultez, inculcando las responsabilidades materiales, morales i éticas que hace al hombre un ser civilizado. Lo que algunos llaman “la mayoría de edad”. Creo que incluir esto en nuestra Constitución, sin importarnos quienes lo hayan hecho o no, es poner un brillante o una perla más, en el articulado de, quizás, la mejor Constitución del mundo. ¡Cómo estamos respondiendo a los sueños maravillosos de nuestro Libertador!

robertojjm@hotmail.com


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Roberto Jiménez Maggiolo


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