El valor del nombre y la gravedad de cambiarlos

El país vive cambios acelerados, propuestas van y propuestas vienen, algunas, incorporan un nuevo modelo de país, sustentado en los valores nacionalistas y en la igualdad social, otras por el contrario, resultan absurdas y polémicas, por el fondo y la forma de su planteamiento. A propósito de una propuesta del Consejo Nacional Electoral, que especifica la creación de una ley, para evitar los nombres “extraños” a los registradores y con la disposición de una lista de 100 nombres sugeridos. Resulta increíble y hasta cómico, pretender crear esta ley, que menoscaba el derecho a la libertad de elegir precisamente -el nombre que decidimos para nuestros hijos-, es preocupante pensar, que esta iniciativa, surja del CNE, ente rector, que como Poder Electoral, es el máximo organismo encargado de organizar las elecciones.

Nuestros abuelos, aquellos bien católicos, daban valor simbólico a los nombres, combinaban a María, José, Jesús, Coromoto. Por ejemplo, mujeres llamadas María Jesús y hombres llamados José María, mezclados además, con los nombres de almanaques, según el día de nacimiento de sus hijos, lo que significaba una lotería, por el santo que tocaba, pues, habían nombres con sonoridad curiosa (por ejemplo: Tolomeo, Angustia, etc)...o con héroes patrios como Simón y Francisco. Esta tradición y orgullo de algunos padres con sus nombres, lo continuaban con los nietos (en este sentido, la batuta la llevan los zulianos). Los irreverentes de la época, los revolucionarios o los que simplemente les gustaba la moda, buscaban nombres de figuras emblemáticas, como Lenin, Stalin, Winston, Adolfo, Benito, Charles, Juan Vicente, Cipriano...o mitológicos, Zeus, Eros, Osiris, Isis, así como monarcas o emperadores, a lo Julio César o César Augusto (por cierto, los dos meses: Julio y Agosto, incorporados al calendario anual que regía 10 meses)

Algunos padres sin embargo, mantenían la tradición de Coromoto, María, José, etc, pero, curiosamente, combinados con héroes de televisión, políticos o grandes líderes y personajes de la historia...Ernesto, Fidel, Camilo, Rómulo, Paul, John, Elvis, Marilyn...particularmente, me tocó esta época, y me coronaron con Larry (por mis rulos crespos amarillo y el parecido con “Larry” el personaje de los tres chiflados). Y de estos años, aparecieron además, masculinos por femeninos y femeninos por masculinos, tales como: Rudy, Kenny o Kelly. Con el paso de los años, se fue manteniendo esta tradición, entre la influencia externa y local, los nombres surgían luego de dibujos animados y artistas, Heidi, Marco, Candy, Melissa, Karina, Maikel o Deivi (la pronunciación criolla de Michael y David) son parte de una generación de los 70 y 80 pero, aquí nacía otra modalidad, la cual, se impuso con la combinación de los nombres de los padres.

A mi particularmente, me gustaban los nombres rusos...Ana, Natacha, Iván, Alexander, etc...aunque mis hijos entraron en la línea de la combinación o nombres “extraños”. Tal como lo hicimos mi esposa y yo, Kelly y Larry (de allí combinamos a mis niñas, que se llaman Keimarly Coromoto y Karem Dubraska), en el caso de mi hijo mayor, lo quise llamar, Fidel Ernesto (toda la familia se opuso en ese momento), y decidí entonces llamarlo Larry Gabriel (por mí y el Arcángel). Así que me resultan lindos y originales estos nombres. En Venezuela, son escasos los nombres autóctonos como Tiuna, Terepaima, Yocoima, Arichuna, Yurubí. Aunque, hay personas que conozco, con el nombre de Venezuela o al revés, Aleuzenev, así como de otro país... lo que es prohibido en países como Portugal, donde no es permitido, la utilización del nombre de esa nación, en nombres comunes de personas.

Ahora bien, lo que si me preocupa, y allí debe meter la lupa el estado, es lo referido a una ley, que pueda sancionar frontalmente, a los registradores que cometen errores con los nombres, por el daño que causa el cambio de una letra, de nuestros nombres originales, en cuanto a los registros, aún sin ser nombres extraños. Como soy una persona que le ocurren cuantas curiosas, coloco como ejemplo mi nombre y el de mi hijo:

Originalmente me llamo Larry Alfonzo (he vivido un vía crucis por el cambio de una letra en mi segundo nombre por Alfonso), actualmente mi caso se encuentra en los tribunales para su corrección, (me he enfrentado a partida inexistente en la Jefatura San Juan, donde incluso, me cobraron unidades tributarias, por una constancia que dice que no existe mi partida, a causa de pérdida y extravío de parte de ellos, amén de las largas colas y espera). En la Onidex para obtener datos filiatorios con errores, mas la cola y otras unidades tributarias o en el Registro Principal, una copia fotostática de la partida con errores, mas una larga cola y el pago 50.000 bolívares en unidades tributarias.

Actualmente fui rechazado a concursar en la Asamblea Nacional, por no presentar el título de bachiller, el cual, no obtener actualizado aún, hasta que no tenga la partida de nacimiento correctamente. Mi cédula de identidad aparece con este error y mis datos personales salen cambiados en la Onidex, el Registro Electoral e incluso, en la base de datos del PSUV. Lo insólito, después de llevar el caso a Tribunales, cambian también mi nombre Larry por Latry. En el caso de mi hijo, luego de poseer su cédula de identidad correcta como Larry, actualmente aparece en la Jefatura de La Vega, cambiado por Jarry y en el Registro Principal está correcto su nombre Larry Gabriel, pero, mi segundo apellido en vez de decir Peralta (dice Peratta)...-me pregunto- ¿No es una angustia, no es un vía crucis?, ¿quién responde por los daños causados a mí y tantas personas en igual situación en el país?...De esto, si se debe preocupar el CNE y las autoridades responsables. El valor del nombre es único y esta situación de cambio es grave.

Como quise indagar sobre el valor de mi nombre, Larry, supe que es el diminutivo de Lawrence (Lorenzo), es decir, Laureado, Glorioso...sin embargo, espero que al CNE, no se le ocurra proponer una ley con los apellidos también, o los nombres artísticos y seudónimos. Eso, asustaría a mas de uno, sobre todo personas de apellidos Petkoff, Saab o los extranjeros chinos, polacos, árabes, etc...Por aquí, han desfilado artísticamente, nombres como Renny Ottolina, Doris Wells, Jean Carlos Simancas y muchos mas...¿Cómo quedaría el seudónimo de Chepa Candela, Marciano u Oriel Dukey?. Porque, mientras tanto, me inventé un seudónimo combinado para mis poemas, Oriel (por Omaira mi madre y Gabriel mi hijo), Dukey (por Dubraska y Keimarly mis hijas, así como Kelly mi esposa)...Me hago llamar poéticamente, Oriel Dukey, para escribir un guión llamado “El Vía Crucis de mi Identidad”...

larryubv2004@hotmail.com



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Larry Márquez Peralta


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