Mis queridos niños lectores, querido Anselmo, estoy seguro que esta historia que voy a contarles les gustará., al igual que a mí, cuando la conocí de la voz de un pequeño y gracioso duende de una magia angelical, que me encantó.
Pasó hace mucho, mucho, muchísimo tiempo, en medio de las praderas, valles y campos de nuestro país maravilloso Venezuela. Un hechizo, que rodeaba los lugares más apartados y encantados, alcanzaba a todos los seres vivos de este pintoresco país en el que existieron cristalinos manantiales con aguas de variados colores: rosa, naranja, azul, verde como los que luce el arco iris en un cielo de paz, luego que despierta risueño al sol, cuando ha pasado un fuerte aguacero que moja los valles, montañas, animalitos de nuestra pradera, y a los niños que jugaban con el agua de las nubes que baja del cielo con los matices del mar, y que llenaba los serpenteantes riachuelos, dicen que parecían un espejo, que los niños y los pajaritos en algunos lugares se podían ver en ellas, los manantiales tenían sabores deliciosos tales como: limón, fresa, deliciosa piña, y había niños que llenaban grandes y coloridos vasos de mandarina, guayaba, dulce tamarindo, mamón, estos ríos de plata bordeaban las laderas de las montañas. También hubo, por supuesto un lago de sabor a piña de inigualable dulzura, había tantas cosas con duende en este país qué pasaría días, semanas, y años, contándoles que además existió un cielo espectacularmente bello, de nubes traviesas en forma de elefantes, árboles enanos, casas, y aves. Todo estaba en armonía con la naturaleza; nada la alteraba, mientras caminábamos, nos encontramos con un fresco y agradable valle de un cielo de azul primaveral, donde bellas aves, revoloteaban tejiendo caprichosas piruetas acrobáticas de belleza sin par.
Este indudablemente fue un lugar encantado, los padres le dieron tanto amor a sus hijos; que ellos, a su vez, amaron a todo lo que les rodeaba; de igual forma quisieron a los animales, allí se les prodigaba igual afecto a un pajarito colibrí, como a Tío Tigre, a quien todos respetaban y le llamaban Tío Colmillos, por sus largos y blancos colmillos afilados como sables. Tío Tigre era muy amigo del amable Tío Conejo, quien tenía siempre en su boca una lustrosa zanahoria, que masticaba golosamente, crack, crack, crack, con sus afilados y anchos dientes. No existía entre los animales ninguna preocupación, todos se respetaban entre sí, la primera ley era amarse unos a otros, sin duda era de ensueño. Todo en ese tiempo estuvo rodeado de paz y felicidad. Los ciervos, bebían y bailaban con sus otros amigos alrededor de un hechizado lago, sin duda fue maravilloso, ya que todos los animales vivieron contentos y felices, porque se amaban sinceramente, allá no existió egoísmo, envidia, indiferencia, esas palabras no se conocían, sólo las palabras amor, confraternidad, armonía, y respeto era lo que se practicaba. ¡De pronto!, se sintió un ruido que llamó poderosamente la atención, y todos miraron, cuando apareció una robusta y graciosa venada con su cervatillo, y decididamente dijo: ¡Cielos! me dijeron: que Doña Zorra y Doña Conejo, vieron a Alegría, la mariposa amarilla, y además que iba de comisión ¿Será cierto?. ¡Ah bagres!, exclamó un Grillo sin darle mayor importancia. Pues sí, señora Venada usted tiene razón, la Rosa Púrpura y el Clavel Violeta, ya la habían visto, dijo serenamente el Cachicamo, y se quedó con las demás chismeando.
Un buen día como eran todos allí, sucedió algo increíble que casi les paraliza el corazón, fogosamente aleteó era algo impreciso que fue tomando forma, y se llenó de luz y color, al acercarse a ellos tímida al principio y luego, muy decidida, se detuvo y posándose enérgicamente sobre los pétalos de una hermosa Rosa Escarlata qué atónita, quedó extasiada ante su belleza, y de inmediato, la roció con su cálido perfume, ¡Cuanta belleza!, y que dicha el poder volar por el espacio infinito sin nadie que ose detenerla pensó la Rosa para su intimidad; y sin titubear le preguntó: .
¿Tú eres nueva por aquí?. ¿Creo no haberte visto antes?
¿ Y, Cómo te llamas?, disculpa mi curiosidad, le dijo la Rosa a nuestra amiga, que de inmediato sonrió y henchida de gozo respondió: Me llamo Alegría. Pero de nuevo la Rosa la interrogó: ¿Es cierto, que vas en busca de la codiciada Flor Verde?. Y nuestra espectacular mariposa amarilla asintiendo tímidamente, emprende su vuelo, mientras tanto algunos animales habían oído la conversación de las dos y estuvieron muy pero muy atentos a la respuesta que daría Alegría. La rosa, viendo que todos morían de curiosidad les dijo para tranquilizarlos: Ustedes vieron que Alegría estuvo posada en mis frágiles pétalos, para nadie es un secreto la Gran amistad que nos une, y aprovechó la oportunidad para vanagloriarse, llena de sano orgullo.
Alegría, levantó vuelo, y fue a posarse sobre el pétalo de una hermosa Violeta de encantadora y de delicada aroma. El perfume de las flores impregnaba los campos y praderas. Ahora, sigamos a la mariposa amarilla, en su búsqueda de la inigualable Flor Verde!, ¿Existe una Flor Verde? -Preguntó la violeta con gran desparpajo.-
Todos los animales que estaban en esa pradera estuvieron atentos a la respuesta que daría la pizpireta Violeta: Bueno.... Alegría estuvo posada en mis pétalos muy de mañana, tenemos una gran amistad, desde hace mucho pero mucho tiempo. Mintió, la violeta sonrojándose . Nuestra Flor Verde, se encontraba en medio de una pradera rodeada por un bosque lleno de miles y miles de flores . Alegría, tenía una poderosa razón para buscarla, ya que cuando logre libertar a la Flor Verde, ocurrirían cosas mágicas y maravillosas. Alegría, le piensa dar este regalo a todos los seres vivientes de este Universo, que es la ilusión de una vida eterna y feliz para todos, que se encontrarán sin enfermedades, y libres de injusticias, hombres y animales no se perseguirán entre sí por ninguna razón, los animales comerán en la mano de los niños, y la brisa dejará sus cantos melodiosos, y una eterna fragancia de flores recorrerá siempre las praderas, los valles y las montañas. Por esta razón, Alegría, seguirá buscando a la mágica Flor día tras día antes que las frías manos del tiempo puedan alcanzarla y paralizar el gracioso batir de sus lindas alas amarillas. Pero es grande la pradera, y enorme la montaña, y su misterio encierra todos los encantos del presente y del pasado, la mariposa amarilla, tiene que recurrir a su especial instinto para dirigir así su vuelo, Alegría, estaba volando en medio de la pradera y de pronto, se encontró con una alargada y elegante Libélula.
Hola linda Libélula.
¿Me podrías decir si has visto en tu incesante y largo vuelo por estos campos a la inigualable flor verde?.
No, no la he visto desde hace muchos días, respondió la Libélula con cierta indiferencia. Sin embargo Alegría insistió y le dijo:
gracias Libélula, y se marchó enseguida.
Más adelante Alegría, nuestra mariposa, se encuentra con un joven Ruega Dios, tan delgado y de cuerpo verde que parecía una pajita, y decidida le preguntó:
¿Sabes dónde puedo encontrar a la mágica Flor Verde?
" Él Ruega Dios le contestó complacido, no la he visto, sin embargo te diré, que la Rana Coquí, me contó que la vio en el Castillo del Hada de Cristal.
Alegría, continúa su misión y de pronto ve a un pretencioso Coquito Rojo y lo interroga: Buenos días Coquito, ¿tú conoces el lugar donde se encuentra la flor verde?.
¿Tú la conoces? Le respondió el Coquito cínicamente: Allí están tres de tus amigos dijo, la muy respetada Coquí, además el serio Ruega Dios, y la esbelta señorita Libélula, alguno de ellos te puede informar, y se fue dejándola con la palabra en la boca, pero arrepentido de su falta de colaboración y cortesía se devuelve, y le dice: Yo no sé, si será cierto, creo que esto es un secreto, se dice que la tienen bien custodiada, pues está prisionera en el Palacio del Hada de Cristal, en lo más alto de la montaña, al final del bosque, donde el follaje es más tupido y el frío es más intenso. Todos estuvieron escuchando al Coquito, con mucha atención. Gracias Coquito, le dijo Alegría, luego del desplante y arrepentimiento del cínico Coquito, la mariposa decide marcharse y reemprende el vuelo de inmediato, sin tomar en cuenta que una gentil y por demás afable Oruga había estado oyendo la conversación de este singular trío. La Oruga siguió dormida sobre la hoja de la orquídea morada pensando para sí: ---Que eso de buscar la mágica Flor Verde era demasiado trabajo para ella, y de inmediato se durmió, sin decir nada.-
Alegría, siguió volando rumbo a la espesura en su misión, adentrándose en lo más alto y tupido de la montaña, de inmediato, escuchó un familiar zumbido: Zum, Zum, Zum, Zum, Zum. Era el de una gentil y afable Abeja viendo y oyendo toda la conversación del singular trío, pero de pronto al grupo, se incorporó una holgazana Chicharra, y les dijo: Amigos el trabajo no va conmigo.
Alegría no llegó a enterarse, lo que la holgazana Chicharra les comento, pues había ya, reiniciado su vuelo.
La Chicharra de nuevo le repitió al grupo, pues ella, quería ser escuchada por ellos, y ¡gritó más alto¡: Amigos, amigos, no es por nada pero el trabajo no va conmigo. el grupo la miró y en coro le gritó: ¡cínica!, y dando media vuelta como dicen, cada uno se fue por su lado. Y de pronto. Un bien proporcionado y engreído Grillo, que estaba en el penacho de una palmera tocando su fino violín, y cantando, crí, crí, crí, en compañía de una saludable bonita y coqueta Mariquita, muy apreciada y respetada entre sus distinguidas amistades; cuando la vieron de improviso, e interrumpidos por la presencia de Alegría, quien agotada por el esfuerzo de volar de allá para acá resolvió posarse bajo la sombra de un girasol a descansar de la inclemencia del calor y de la brisa que le robaba el aliento a cada instante.
Ambos al percatarse de semejante sorpresa le dieron un recibimiento espectacular y :le dijeron entusiasmados:
Alegría, tú, sí sabes cuanto le pedimos al Creador que te proteja de todos los peligros, también del frío y del calor.
Ella sonrió y besándonos, los miró cálidamente, y se elevó al cielo. Agradecida por esa cariñosa demostración de afecto.
Guiándose por la suave aroma de la mágica Flor, la mariposa, se dirige en busca del Castillo Encantado del Hada de Cristal.
Sí, el Hada de Cristal, vivía en el Castillo Encantado. De donde venía un suave olor que embriagaba y atraía poderosamente a nuestra querida mariposa, y entonces, atónita, Alegría ve con sorpresa como dentro de una jaula de cristal y en medio de una fuente de aguas de muchos colores, se encuentra prisionera la Flor, que ella buscaba con tanto esfuerzo, se encontraba allí, y estaba finalmente, frente a ella, encerrada por mandato del Hada de Cristal, dueña y señora de aquel encantado palacio. Siendo solamente, el hada y sus súbditos, quienes gozaban de los mágicos poderes de la Flor Verde. Niños les diré que por este motivo el Hada, era considerada un ser muy egoísta pues, no quería compartir con el mundo las maravillosas bondades que esta flor, le prodigaba. En la vida real, mis niños, hay personas egoístas, que no comparten las cosas buenas y además, son envidiosas todo lo bueno lo quieren para sí, cuando nuestro mundo está hecho por Dios para que todos lo compartamos y disfrutemos por igual, los niños a veces tienen lo que no quieren, y ansían lo que no tienen. Nuestra amiga, Alegría se posa en un Clavel Rojo, dejando de aletear sus espectaculares alas, y le dice. -Siento una inmensa satisfacción al posarse de nuevo sobre tus delicados y suaves pétalos ¡OH! , Clavel Rojo y desde aquí extasiada, puedo ver a la Flor Verde. Clavel Rojo: tú eres dichoso ya que desde este lugar, puedes contemplar a tus anchas la belleza sin par de la Flor Verde, dijo Alegría, y balbuceando pidió disculpas de nuevo: es que amigo estoy muy emocionada, contestó Alegría. Deseo con todo mi corazón que el buen Dios te acompañe.- Tu estadía sobre mí ha sido un honor. - Le respondió el Clavel Rojo muy contento, y de inmediato, Alegría comenzó a entonar una mágica canción que con sus cálidos y acompasados acordes logra derretir las murallas de cristal de la hermosa prisión que impedía la libertad de la mágica Flor Verde, dichas murallas caen convirtiéndose de inmediato en serpentinas, golosinas, muñequitos, flotando al unísono, todos sobre el aguas de la fuente. La Flor Verde; gira sobre el agua y se detiene frente a un canal del majestuoso Palacio de Cristal, que va recorriendo un hermoso planeta llamado Tierra, pasando también por Venezuela. Este río sin duda, fluirá por todo el mundo terrenal y se encargará de llevar los mágicos poderes de la inigualable Flor, a todos los rincones. donde los niños, necesitados de pan, amor y felicidad, la puedan tener, y donde los ancianos cansados y faltos de hogar también se deleitarán al respirar su delicada aroma, así todos los seres, plantas y animales del planeta percibirán la felicidad, juventud y amor de esta mágica flor a quien de alguna manera pueda verla o siquiera oler su fragancia mágica benefactora.
Alegría nuestra encantadora mariposa, aturdida por todo lo sucedido y por el gozo de ser la triunfadora y de haber cumplido, con tan noble misión, se posó a descansar sobre una rosa de púrpura encendida, y de inigualable belleza, no había, ni habrá, otra como esa en el jardín del Palacio de Cristal. Su encantadora aroma, embrujaba a todo aquel que tuviese la fortuna de olerlo. Y, visiblemente satisfecha, se quedó dormida sin poder evitarlo por la fatiga y el esfuerzo de los últimos acontecimientos, estos, habían sido agotadores. Para nadie era un secreto, el largo y peligroso recorrido que hizo para cumplir con su cometido, tuvo muchos colaboradores, pero... también, ¡no fue nada fácil¡. Mientras tanto, el recio e implacable invierno, viéndola tan bella, decide conservarla para él .El invierno pensó para sí, y sin pensarlo dos veces, se decide y dice así:
-De veras, siento tanto tener que hacer esto, pero es la única manera de tenerte y conservarse por siempre a mi lado, y de inmediato comienza a soplar vigorosamente copos de nieve, y sopló tan fuerte como le fue posible, una y otra vez: ¡Shos! ¡Shos!, ¡Shos!. ¡Shos!
La voluptuosa e inquieta mariposa, quedó presa debajo de aquel impiadoso hielo, que con prisa la transformó en una sin igual mariposa de cristal de inigualable belleza. Mis queridos niños, yo quisiera preguntarles hoy algo tan sencillo como:
¿Creen ustedes que si nosotros encontráramos una mariposa con ese corazón tan sublime, nuestra vida, verdad, sería mejor?
Niños, hemos seguido con emoción ese recorrido fabuloso de nuestra singular mariposa amarilla, porque desde el primer momento nos ha cautivado con la nobleza de su tierno corazón, ¿ Creen ustedes que podríamos encontrar de nuevo una mariposa como esta?.
Ella nos ofreció la placidez de su vida, a cambio de la felicidad de todos nosotros, de todos los seres vivientes. ¿Creen ustedes que si nosotros encontrásemos un amor tan sublime, como el amor que tenía ella y sentía en su corazoncito, la vida nuestra seria más bella y llena de paz y de amor para todos nosotros?. Sí, amiguitos, Alegría estaba llena de amor, amor y más amor, y su amor fue siempre desinteresado.
Moraleja: Mis queridos niños, todas las cosas buenas hechas por Dios, para nosotros sus hijos, son para compartirlas con todos nuestros hermanos, hay que dar amor para recibir amor, mis queridos amiguitos.
Por eso les digo para terminar este bello cuento: nos amamos l
os unos a los otros.
Dónde está el amor, allí también está Dios.