Mística y cuántica: Lindes entre nada y vacío

"Los dos fundamentos de la Física del siglo XX, la Teoría Cuántica y la Teoría de la Relatividad, ambas, nos obligan a ver el mundo, mucho más, a la manera en que un hindú, budista o taoísta, lo ven, y cómo esta similitud se hace más fuerte cuando miramos los recientes intentos de combinar estas dos teorías con la finalidad de describir los fenómenos del mundo submicroscópico. Aquí los paralelismos entre la Física moderna y el Misticismo oriental, son más sorprendentes".

Fritjof Capra, El Tao de la Física.

Siendo que estamos somos lo que creemos, es la realidad que se puede colegir desde los sentidos, intuimos, percibimos que hay algo, que las cosas que están son, porque hay algo, estoy yo y creo lo que como observador tengo frente a mí, lo que mi mente es capaz desde el cerebro, la computadora que idealiza desde el pensamiento todo lo que tiene origen, un principio anterior al contenido desde la nada que se crea y va copando el vacío, y con ello lo real trasciende desde cuanto sea que esté, es decir, desde que se manifiesta lo que encarna en este cuerpo, con estas características, adaptándonos a cada instante mientras transcurre el tiempo como materia compuesta de la partícula combinada que da la sensación de solidez, de agregados de energía que hace que la singularidad como conciencia se exprese en un momento dado presente en transformación.

La mística o también si se quiere la cualidad mental o existencia mental, como propuesta de una existencia no una entidad absoluta e independiente, sino que insta un proceso subjetivo generado desde percepciones y pensamientos humanos. La teoría se encarga en tratar en tiempo y espacio en el mundo, la vida, sus constantes y transformaciones, lo que emerge desde aspectos micros a los macros una sináptica de la materia y sus elementos moleculares. La idea de mística es reflexiva y relativa, ya que considera que todo lo que se observa en el mundo es un hecho de las percepciones humanas. Además, mencionan que, de manera similar, sentimientos y elaboraciones son ideas que desempeñan un papel relativo dentro de la realidad narrativa que se cuenta.

La computación cuántica y la matemática son creaciones en teoría más allá de la física clásica, la descripción del comportamiento de sistemas microscópicos que integran las partículas al lograr dividir los átomos, y verlos, desde el punto de vista de su comportamiento cuántico de ondas. Un marco animado desde la lógica empírica y las observaciones reales como forma de predecir variables teóricas, que no se puede graficar completamente. La cuántica puede llegar a describir fenómenos que pululan como se observa en el mundo de lo macro como fluctuaciones de átomos o la difusión de partículas. Sin embargo, llena de obscuridad y desafíos matemáticos, al no poder trasegar con claridad cómo los sistemas microscópicos parecieran reflejar aspectos propios y originales, sujetos a su comportamiento cuántico como hecho determinante, particular no lineal.

El reconocimiento es relativo al revivir en las teorías principios empíricos de la naturaleza. La mística refuerza de cierta forma la idea de que lo que se observa en el mundo, es un hecho de la percepción, previendo que los sujetos se reflejan desde pensamientos subjetivos. La cuántica, por otro lado, propone que algunos aspectos microscópicos están fijamente determinados, aunque son tan amplios y complejos, que no son fáciles de tratar. Desde la lógica, lo empírico y añadidos de cuanto se lleva observado del mundo macro, ciertas teorías permanecen con consistencia empírica que apoyan la física moderna.

Es vital seguir en detalle recomponiendo lo que como existencia cognitiva de lo que somos, es reflejo de la propia realidad percibida, abriendo un portal fascinante entre la cosmovisión científica. Si bien la cuántica es una formulación reciente, no debemos olvidar que en culturas pretéritas se abordó desde la conciencia, una realidad cuyas perspectivas siguen resonando con profundidad en los conocimientos de los principios cuánticos. En base a lo cual presentamos como evidencia ciertas tradiciones de la India, el Tíbet, de China, como la Advaita Vedānta, que postula que el yo esencial (Ātman), es idéntico a la conciencia cósmica (Brahman); unidad que recuerda la no localidad cuántica donde todo está interconectado.

Del Budismo Mahāyāna y Yogācāra se enseña que la conciencia no es sustancia sino flujo condicionado. Esta escuela propone que la realidad es una proyección de la mente, similar a la idea de que el observador colapsa la función de onda. En China es el principio invisible, el Tao, que le da forma a todo, no puede ser nombrado, solo vivido, semejante al campo cuántico como potencial puro antes de la manifestación. Pero también entre las culturas aborígenes ancestrales, como la cosmovisión andina del cambio de era (Pachakuti), implica una transformación en la conciencia colectiva; materia y espíritu inseparables, como en la dualidad onda-partícula. En la sabiduría amazónica el uso de plantas maestras como la ayahuasca, revelan realidades múltiples, donde el espacio tiempo se disuelve; lo que se reconoce como los estados cuánticos superpuestos. Y en la tradición náhuatl, el Tonal y el Nahual representan la conciencia diurna y el inconsciente profundo. El Nahual es el campo invisible que sostiene la forma, como el vacío cuántico.

Físicos como Roger Penrose y Stuart Hameroff con enfoques contemporáneos han propuesto que la conciencia podría surgir de procesos cuánticos en los microtúbulos neuronales. Mientras desde otros estudios se sugiere que el observador consciente, influye en el estado cuántico de las partículas, esto conectaría con la idea mística de que la realidad es cocreada desde la conciencia.

En un marco comparativo entre tales cosmovisiones y postulados desde la mística y la cuántica, un salto integrando por ambos enfoques descolonizados, presentes en un esquema comparativo que nos lleva a romper con superadas teorías, ante la proposición de que es posible que la unidad del yo y el cosmos interactúen desde procesos impermanentes, en una conciencia como proceso donde se interconectan al campo cuántico, y como un colapso de la función de onda sin localidad en el vacío generador de una dualidad viva de espíritu y materia, onda-partícula que todo lo transforma en realidades múltiples y visiones expandidas como superposiciones y multiversos.



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Franco Orlando


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