La revancha de Exxon Mobil en El Esequibo

Más allá del indiscutible impacto social y político que ha tenido el referéndum consultivo, es necesario difundir y explicar que nuestro verdadero enemigo no está del otro lado del Esequibo. Guyana, es solo el foco geoestratégico de un plan desestabilizador contra el país y la región, diseñado y dirigido desde el Departamento de Estado, utilizando la Corte Internacional de Justicia -CIJ- como instrumento de la geopolítica y el impulso financiero del capital transnacional representado por la ExxonMobil.

La empresa Exxon y la Mobil (con sus antiguas denominaciones mercantiles) estuvieron participando en la explotación petrolera en Venezuela desde el año 1919 hasta el año 1976 cuando abandonaron el país por la Nacionalización del Petróleo. Regresaron a comienzos de los años 90 con la nefasta Apertura Petrolera impulsada por el gobierno de Rafael Caldera y constituyen Asociaciones Estratégicas para la explotación de los yacimientos petroleros "La Ceiba" y "Cerro Negro" ubicados en la Faja Petrolífera del Orinoco.

En 1998, se firma un acuerdo de fusión entre la Exxon y la Mobil dando origen a la ExxonMobil que se convierte en la empresa petrolera con mayor capacidad de movilización de capital e inversión en el mundo. La empresa petrolera más poderosa del mundo, con sus alianzas y jugadas monopólicas, mantiene el control de la producción de "Cerro Negro" y "La Ceiba" que se reconocen como yacimientos emblemáticos de la mayor reserva de petróleo del planeta.

En el año 1999, de manera arbitraria y desafiante, Guyana pretendió otorgar a la ExxonMobil una concesión para explorar y explotar recursos petroleros en el territorio Esequibo, específicamente, en el Bloque Stabroek que colinda y penetra el Delta del Orinoco. Una actuación impecable de José Vicente Rangel, como Canciller de la República, frenó las pretensiones de la ExxonMobil e impidió que Guyana ejecutara tal decisión.

El 26 de febrero de 2007, el Presidente Hugo Chávez promulga un decreto que ordena la migración de las Asociaciones Estratégicas a Empresas Mixtas con 60% de la participación accionaria para el Estado venezolano. La ExxonMobil no aceptó las condiciones y sus activos fueron expropiados y PDVSA recuperó el control de nuestras reservas petroleras en la Faja Petrolífera del Orinoco.

La ExxonMobil inició una batalla contra Venezuela. Acudió al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones -CIADI- y a la Cámara de Comercio Internacional -CCI- con la intención de imponer una indemnización por 20.000 millones de dólares. Tras una larga y tortuosa lucha en este terreno, Venezuela logró que se hiciera justicia, se respetara la Soberanía Petrolera y la ExxonMobil recibiera una derrota histórica.

La revancha de la ExxonMobil comenzó cuando se convirtió en el brazo ejecutor de un plan de desestabilización regional impulsado por el Departamento de Estado y el capital transnacional. Este plan fue esbozado en la llamada "Iniciativa de Seguridad Energética para El Caribe" que contempla el control del Mercado Común del Caribe, la apropiación de las cuantiosas reservas petroleras certificadas en el territorio Esequibo y la intervención política de la CARICOM y su centro de decisiones ubicado en Guyana.

En el año 2012, Guyana entregó el Bloque Stabroek a la ExxonMobil y comenzó la progresiva entrega de otros bloques petroleros a distintas empresas transnacionales bajo la dirección y supervisión de la ExxonMobil que mantiene el control monopólico de las licitaciones internacionales que, arbitrariamente, han sido convocadas.

La envilecida casta burocrática que hoy gobierna Guyana no oculta que toda su actuación ante la Corte Internacional de Justicia está siendo financiada por la ExxonMobil. Tampoco puede disimular, el descarado manejo que mantienen los altos ejecutivos de la transnacional petrolera sobre las licitaciones de 14 bloques petroleros ubicados en el territorio Esequibo.

Las transnacionales del petróleo han encandilado a Guyana con el "espejismo petrolero" que proyecta un sorpresivo progreso económico y social que no pasa de la algarabía financiera y, seguro, dejará una estela de miseria. Su objetivo siempre ha sido la acumulación de capital sin consideraciones de ninguna naturaleza.

En este momento de tensión política y diplomática entre Guyana y Venezuela, debemos tener claro que la única salida favorable a nuestros pueblos es la negociación bilateral que permita retomar lo pautado en el "Acuerdo de Ginebra" para alcanzar una solución favorable a ambos países.

En este momento, el verdadero enemigo de nuestra integridad territorial es la ExxonMobil. Guyana es solo el foco estratégico…



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Darío Morandy


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