Coronavirus y Filosofía

Uno de los métodos clásicos de la filosofía para abordar un problema, es determinar en la presencia de diferentes escenarios, los puntos en común, las semejanzas compartidas, ese parecido que tienen unos con otros, para después proceder a hacer un análisis. 

En este artículo limitado en extensión, solo abarcaremos tres espacios de una manera global: la estructura capitalista, la tecnología y el sistema de salud, puntualizaremos solo algunos aspectos del coronavirus, con algunos niveles descriptivos suficientes para hacer un llamado a la reflexión. 

La pandemia causada por el Covid-19, nos hace reflexionar sobre la vida y sus posibilidades de continuar existiendo, recordemos que para Karl Popper: All life is problem solving, la vida consiste en resolver problemas, lo inerte no resuelve nada, solo lo viviente está constantemente inmerso en esa tarea. Adicionalmente, para el antropólogo y especialista en evolución humana paleontólogo Juan Luis Arsuaga, vivir es estar permanentemente a punto de morir. Todo este contexto nos remite en estos días a una pregunta, necesaria e indispensable para prolongar la vida: ¿Qué tenemos que dejar de hacer? 

Las estructuras capitalistas que mayoritariamente dominan al mundo, hacen que muchos de los países desarrollados, tengan como es natural síntomas iguales o parecidos. Por un lado, tenemos a naciones que aparte de ser imperiales, muestran sus armas y poder en todo momento, intimidan, invaden, someten, saquean y roban a los débiles; otros de igual naturaleza, permiten la coexistencia dialogada con su método capitalista sin amenazas. En el momento en que algún país desee la libertad, éste deberá luchar contra los primeros, pero también contra los segundos, solo una mente ingenua pensará que los últimos, no defenderán sus capitales, a buen entendedor pocas palabras. 

Otro síntoma catalizado por el Covid-19 y común a muchos estados capitalistas ha sido el desempleo, se estima que la pandemia afectara a 195 millones de trabajadores a tiempo completo, en Asia y el Pacifico se estima la cantidad en 125 millones, en los países Árabes 5 millones, Europa 12 millones, Estados Unidos ya alcanza los 31 millones y en América Latina se pronostica unos 14 millones de puestos de trabajo que quedaran libres. 

El director de la OIT Guy Ryder señala que las áreas más comprometidas con el Covid-19 son las de entretenimiento y turismo junto a la economía informal, tocando así la manufactura minoristas, hospedajes, restauración, actividades empresariales y administrativas entre otras. 

Existe en el mundo otra tendencia común a las naciones y es el adelanto de tecnologías, bien sea por desarrollo propio o adquirido. Hoy cualquiera podría decir que estamos en un nivel de ese tipo envidiable, sin embargo, nuestros alcances tecnológicos son aplicados fundamentalmente en el campo bélico y espionaje, además un tanto se implementa en la recolección del capital, telecajeros, celulares, bancos, bolsas de valores. La aplicación de tecnología para el desarrollo masivo de bienes para los pueblos, prácticamente no existe (recuerden la falacia de 

generalización o bien llamada Secundumd Quid, el hecho de que existan y se disfruten de uno o varios bienes no significa que toda la población mundial los recibe y vive de estos ), una muestra ha sido la cantidad de disparates, como escasez, robo de containers en aeropuertos, la confiscación de camiones entre fronteras y los sobreprecios impuestos en el mundo, para la obtención de mascarillas fundamentales para la prevención del Covid-19, pero eso sí, busque armas y las encontrará en cualquier parte con todas las municiones que desee, solo en Estados Unidos existen más armas que su población. 

El sistema de sanidad mundial también tiene algunos signos comunes, se divide en varias categorías, dentro de las cuales las más resaltantes son la salud pública universal y la privada. En una gran parte del globo terrestre la salud pública universal no funciona más allá de estar decretada, en muchos otros países la salud ha sido privatizada como es el caso de los Estados Unidos ( a pesar de ser por derecho siempre publica), esto trae consecuencias aparentemente invisibles pero que ahora con el Covid-19, aparecen a la vista de todos; solo en el 2013, en la patria de Washington el 49% de la población recibió un seguro médico privado por medio de su empleador, el 5% tuvo uno independiente, 16% no gozó de ninguno (es decir, 50 millones de personas), el 13% estuvo cubierto bajo Medicare y el 18% tuvo Medicaid o algún otro tipo de seguro médico público. Estas cifras no han variado sustancialmente hasta los actuales momentos, además este país gigante del norte es uno de los más ricos y también uno de los primeros en mortalidad infantil, ocupando inclusive un lugar por encima de países como Hungría, Cuba y Taiwán. 

Según el Banco Mundial y la OMS, la mitad del mundo carece de acceso a servicios de salud esenciales, y los gastos de este tipo llevan hoy a la pobreza extrema a 100 millones de personas. En la actualidad aproximadamente 800 millones de individuos dedican por lo menos un 10% del presupuesto familiar a gastos de salud. 

El Covid-19 ha puesto en evidencia deficiente, a los sistemas de salud de casi todos los países del mundo, como son los casos emblemáticos de España e Italia con 26.299 y 30.201 muertos respectivamente (hasta el momento de terminar este escrito), que ahora se les han sumado con bastante fuerza los de Estados Unidos con 78.200 fallecidos, Inglaterra con 31.241 y Brasil con 9.992 entre otros. También es patente, lo irracional del sistema farmacéutico, la poca inversión en investigación, la escuálida aplicación tecnológica en salud y la lenta capacidad de respuesta ante hechos inesperados como la situación del virus actual. 

La respuesta a la pregunta arriba señalada, la dejaré a su reflexión, solo afirmaré sin ninguna duda que muchos de los males en la gran mayoría de países, viene dado por la aplicación de principios neoliberales impuestos por las potencias dominantes en el mundo 

Se espera un cambio, debates sobre una nueva forma de vivir, mayor nivel de paz, reconfiguración de los sistemas de salud, incremento de presupuestos en educación e investigación y mejores condiciones de trabajo. Seguramente habrá un mayor número de paros y huelgas de trabajadores con el fin de ser escuchados, aparecerán lidias en los organismos internacionales, las economías serán afectadas y se luchará por garantizar la seguridad alimentaria entre un variado abanico de propuestas, naturalmente este contexto tendrá toda la resistencia del capital, ése que le pertenece a algunos pocos y que se aferrará a la inmovilidad. 



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