Carta abierta a pseudochavistas y socialistas ligth a propósito de la Constituyente

Hemos visto como han surgido grupos de seudo-chavistas y socialistas light, quienes han fijando posiciones en contra del presidente Nicolás Maduro y el proceso constituyente, manifestando que se está traicionando y destruyendo el legado del Comandante Supremo Hugo Chávez y la Constitución Bolivariana, a raíz de la convocatoria a la Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución Nacional.

Ante esto quiero hacer algunas consideraciones: es necesario recordar como los factores oposicionistas llevaron a cabo una vil y atroz campaña mediática en contra de Maduro, en donde lo vilipendiaron, lo ridiculizaron y trataron de crear una imagen de una persona inepta, ignorante, bruto, incapaz de tomar las banderas del chavismo y continuar con el legado de Chávez y el proceso socialista bolivariano. Dijeron que no era Chávez, obviamente que no es Chávez y dudo que alguien en el mundo pueda tener las características de personalidad y liderazgo del Comandante Supremo. Dura y titánica tarea la de andar los pasos del gestor y líder del socialismo del siglo XXI. Sin embargo, los apátridas lograron que un grupo de "chavistas" compraran la versión malévola de que Maduro no podía ser el relevo de llevar adelante y liderar el proceso revolucionario.

A estos seudo-chavistas y socialistas light es de puntualizarles que Hugo Chávez juzgó imperativo y necesario hacer a un lado su enfermedad y venirse desde Cuba a su patria, a Venezuela, y, en cadena nacional, se dirigió a toda la nación para pedirnos que escogiéramos a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Dudo que el Comandante haya tomado una decisión tan trascendental como ésta a la ligera; dudo que no haya reflexionado y pensado mucho al decidir, entre tanta gente que conocía, incluso entre sus hermanos y su propio papá, escoger a Maduro como continuador de su legado. A sabiendas que iba a partir, se vino a alertarnos de que vendrían tiempos difíciles, a pedirnos que nos mantuviéramos unidos, a decirnos que tendríamos que luchar, batallar, vencer y a rogarnos que eligiéramos a Nicolás Maduro como conductor del proceso revolucionario.

Decir que son seguidores y defensores del legado de Chávez y rechazar a Maduro muestra más bien lo débil que es la ideología revolucionaria de estos seudo-chavistas y socialistas light, lo frágil que es su psique, al caer en la trampa psicológica y mediática creada por los oposicionistas para destruir al proceso bolivariano. No se dan cuenta que el ataque a Maduro no es tal, ya que el trasfondo, su fin, es el de destruir la revolución socialista bolivariana, solo que disfrazan sus objetivos con el espejismo de que Maduro no es Chávez. Basta simplemente ver el decreto emitido por Obama en donde se acusa a Venezuela como un peligro, una amenaza a la seguridad del país más poderoso del planeta, para darnos cuenta que los EEUU consideran a Maduro como continuador radical del legado de Chávez. No es este un simple decretico, como se ha querido hacer ver, es la carta legal que da el piso para cualquier acción interventora en nuestro país. Obviamente, no se refieren ellos a una amenaza militar sino a la amenaza ideológica y pragmática que representa la democracia participativa y protagónica a sus intereses imperialistas. Jamás, jamás, en ningún país colonialista, opresor y capitalista se convocara al pueblo para que discuta sobre su proyecto sociopolítico y económico, que discuta y luego apruebe su constitución nacional.

Además de ese legado de Chávez, de esa arma poderosísima nos pidió acompañar y defender a Nicolás Maduro como continuador de la gesta bolivariana socialista.

Sin embargo, parece que estos seudo-chavistas y socialistas light olvidaron esta petición del Comandante y olvidaron algunas ideas pronunciadas por Chávez que aplican en este momento histórico del proceso revolucionario. Entre estas está la construcción del Socialismo Bolivariano del siglo XXI a través de procesos constituyentes, el poder popular, y, el inventar o errar, como mecanismo de ruptura del estatismo.

No se puede pretender que la Constitución del 99 sea estática e inmodificable, considerando que el mismísimo Comandante intento reformarla y expresó en muchas oportunidades la necesidad de irla adaptando a fin de perfeccionar nuestro modelo socialista.

En el 2007, cuando propuso la reforma a la Constitución, lo hizo al ver que se habían colado algunos "gazapos" capitalistas y se habían omitido algunos fundamentos importantes del poder popular. Claro en aquella oportunidad éramos mayoría en la Asamblea Nacional y no había problema en que se discutiera el nuevo articulado por los diputados, pero, en este momento, si sería un verdadero suicido el convocar una reforma en vez de una nueva constituyente. Por otra parte, la materialización de los objetivos planteados por el Comandante, en el Plan de la Patria, no podrán conseguirse sin una modificación profunda de la Constitución, ya que la simple implantación a través de leyes o gestiones ejecutivas de la Presidencia de la República crea la posibilidad de ser desmontado con una Asamblea en contra, como es el caso actual.

Resulta hipócrita llamarse chavista y criticar la constituyente. Nada más chavista que la materialización del poder popular a través de la convocatoria de una Asamblea Constituyente que nos permita conjurar, de manera pacífica, los ataques terroristas de los grupos oposicionistas y enfrentar la guerra a la que estamos sometidos todos los venezolanos. Que se corre el riesgo de que los constituyentistas modifiquen totalmente la Constitución del 99, sí, pero no podemos llamarnos demócratas y pretender hegemonizar e imponer nuestra versión de la realidad al poder popular porque pensamos que se perderá el proceso revolucionario. Esta visión oculta el que se está tomando al pueblo como ignorante e incapaz darle continuidad al proceso revolucionario y que pueda acelerar el cambio del sistema económico, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista al modelo productivo socialista.

Este momento es crucial porque veremos si las semillas sembradas por Chávez cayeron en terreno fértil y sino aró en el mar.

O inventamos o erramos.



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Ysrael Salinas


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