Es liberar a la Pachamama del capitalismo

Mujer, liberarse es quitarse de encima la sociedad patriarcal, al macho que envuelve a toda la sociedad

En el día Internacional de la Mujer

Mujer, es palabra bonita, dulce, maternal, tierna, solidaria, colectiva, por eso nuestros ancestros a lo más hermoso lo llaman mujer, a nuestra madre grande Pacha Mama, no "El" Planeta tierra. Yo llamo a mi mamá biológica AnaYlia y aún la siento interna y externamente porque se sembró en nuestras vidas. Menos no se podía esperar de esa mujer-madre-revolucionaria. Aprendimos con ella el sentido del matriarcado, cuando la mujer era el eje fundamental de la familia y la comunidad, mi madre matriarca, nos enseñó a ser libres a ser libres, pero hay hermanos que en vez de copiarla a ella, siguieron a mi papá patriarca. Esta enseñanza directa se perdió con la imposición progresiva del patriarcado, tal como nos dice Federico Engels, "La abolición del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó las riendas también en la casa y la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción. Esa baja condición de la mujer, que se manifiesta sobre todo en los griegos de los tiempos heroicos y todavía más entre los de los tiempos clásicos, ha sido gradualmente retocada, disimulada y, en ciertos lugares, hasta revestida de formas más suaves, pero ni mucho menos ha sido abolida.

F. Engels: El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.

Aunque Engels lo llama Derecho por eso del lenguaje europeo olvidadizo, pero esta era la forma natural de convivir entendiendo los orígenes reales de la vida, así sin formalismos jurídicos impuestos desde los famosos "Derechos del Hombre" sacados de la ilustración burguesa de Francia, es decir, a partir del Derecho Burgués, todas las ganas de vivir debe formalizarse jurídicamente para que se permita.

La Mujer de las Comunidades Indígenas (Comunas), serían motivo de envidia por parte de las mujeres del capitalismo, nos comenta el mismo Engels, y quizás las luchas de hoy serían por una reconstrucción de la humanidad, si las mujeres en sus luchas feministas como género y todos como humanos entendiéramos, dónde está la raíz que explica la existencia del matriarcado y la desgraciada imposición del patriarcado que vino a sustituir el matriarcado, esa hermosa experiencia humana por decenas de miles de años e impuesto el patriarcado con unos pocos miles de años para que cubriera sobre la cultura de las sociedades de clase, cargada de los extremos discriminatorios sobre la mujer, criterios propios de las clases convertidas en propietarias, reforzadas a través de religiones y todas las estructuras políticas e ideológicas como la educación, los medios comunicacionales, las relaciones entre las familias patriarcales etc, las cuales por ser precisamente superestructuras, son capaces de convertir a un resultado histórico, en algo natural para unos, y para otros, en un resultado inevitable.

Pareciera muy simple, si dijéramos, que la raíz de esta tragedia humana está en el aparecimiento de la propiedad privada, llevada a lo máximo por la sociedad burguesa. Así de simple es, pero, mujeres y hombres no queremos entenderlo y asumirlo como base de nuestra conciencia liberadora para luchar por la emancipación de todas las ataduras constituidas por las sociedades donde ha imperado la propiedad privada, y comprender que la lucha no es liberarnos de una atadura en particular, lo cual es como no liberarse, es como pelear encadenado para seguir con cadenas.

La Sociedad Capitalista ha sido la más astuta y cruel de todas, puesto que se constituyó a partir de las fracturas de la sociedad en clases, luego intensificó las fracturas de las clases, hasta llegar a quebrar a la clase trabajadora en pequeñas parcelas con aparentes intereses "sociales" diferenciados incluyendo a los géneros que si bien es cierto presentan diferencias, estas son de carácter fundamentalmente natural, pero el capitalismo desigualador profundiza las desigualdades sociales de los géneros hasta llevarlos a confrontaciones absurdas. Esto le hace cómoda la lucha contra nosotros los trabajadores, porque caímos en la trampa de perder de vista la totalidad social contra la cual tenemos que luchar, llevándonos a luchas parceladas de cada sector surgido de las fracturas convertidas en sectores, los cuales para defender sus supuestos intereses se organizan como Movimientos Sociales diferenciados. Más grave aún, cuando cada parcela se subdivide en muchas parcelas. Es la concresión de lo recomendado por Julio César: Divide y vencerás. Subdivide y seguirás venciendo.

El enemigo histórico de clase, nos hace empleados y trabajadores, clase baja baja y clase media y con eso logra distraer nuestras fuerzas, por supuesto, eso lo fortalece y le da argumentos para burlarse de todos nosotros, que ya no somos trabajadores como un todo,sino pedazos de trabajadores. Recuerdo mi proceso como estudiante en la UCV. Cuando ingresé luchábamos por cambiar la sociedad. En la Facultad de Ciencias dentro de esta concepción impulsamos la Renovación Académica; luego del allanamiento de Rafael Caldera, pasamos a enfrentarnos contra la imposición de autoridades por el gobierno y contra la semestralización extraída del Modelo de los tecnológico gringo (dividir a los estudiantes, romper las relaciones estables que da un año, con el criterio de ocupar a los estudiantes en el estudio intensivo y dejarán de luchar ). Nos ocasionaron la ruptura que buscaban; la lucha pasó a ser por la "elección democrática" de las autoridades de escuelas con participación de los estudiantes en los Consejos Directivos (se comenzaba a perder la lucha contra la sociedad, restringiéndola a la escuela). Al final eran tantas las partes de tipo académico por las que teníamos que luchar, que al final terminamos peleando contra la "operación colchón" aplicada por los profesores a las jóvenes estudiantes, valiéndose de su poder profesoral.

El enemigo de clase gozaba con las divisiones de los objetivos de la lucha nuestra, porque la idea era reducirnos a que lucháramos por objetivos académicos, mejoras en el comedor y en las bibliotecas, circunscribirnos al espacio universitario para desmovilizarnos y separarnos de la unidad con el pueblo, donde los estudiantes éramos los más activos en la lucha contra el sistema capitalista. Y lo lograron. Veamos hoy a la UCV, a la ULA, LUZ, convertidos en instrumentos de la contrarrevolución, totalmente separadas del pueblo y sin ninguna intención de preocuparse de las luchas por de los cambios revolucionarios, generalmente promovida y estimulada en décadas anteriores, por los estudiantes y profesores, tanto de universidades como los de educación media y técnica. De dar luces pasaron a oscuranas, a espacios vacíos de ideas revolucionarias.

Las luchas feministas aisladas del todo, también son expresión de esta fractura profundamente estudiada por los miles intelectuales orgánicos del sistema; lo mismo podemos decir de las luchas de los diversas manifestaciones de la diversidad sexual, de los movimientos contra el racismo y la discriminación y de cualquier movimiento con objetivos parcelados. Se insisten en legislaciones para lograr el reconocimiento legal, la formalidad jurídica de su existencia. No negamos esas luchas, porque de alguna manera son formas de confrontación a lo "injusto" del sistema, pero lo que olvidamos es que lo justo para la burguesía es generalmente injusto para los trabajadores ubicados en cualquiera de las fracturas a las cuales pertenecemos. Son luchas que expresan, aunque parceladas, la resistencia contra el sistema. Las apoyamos, pero les proponemos que recompongamos la unidad de estas luchas contra la totalidad capitalista, porque aisladas de estas, no le hacen ni coquito al sistema.

La ley es un fetiche cuando las bases de una sociedad siguen siendo las mismas. Esto es evidente, si revisamos las cuantiosas leyes, reglamentos y decretos aprobados en los años que lleva la revolución bolivariana, porque el socialismo no se construye con multiplicidad de leyes, mientras la realidad opera con la objetividad que impone el capitalismo, ya que es la lógica del capital la que sigue imperando, por mucho que el gobierno quiera llamar socialista a cualquier cosa. La pesada realidad se carcajea y sigue con su forma de operar, riéndose de todos aquellos que realizan costosos esfuerzos por descalificar de palabra al imperialismo, a los "pelucones", a la "rancia burguesía", a la "burguesía parásita". Y sabemos que esos esfuerzos son muy costosos dentro de la contabilidad de costos del gobierno y otras instancias del Estado, sin que los resultados justifiquen tan onerosos gastos, pero que de alguna manera van a originar nuevos ricos. La esencia de la sociedad capitalista no ha sido tocada, sigue siendo la que marca la pauta, por mucho que los voceros del gobierno y el Estado en general lo nieguen verbalmente.

Los capitalistas, tienen la plena seguridad de que ellos controlan el juego, porque en esencia nada ha cambiado y que sólo son palabras volcadas en ardientes discursos, a veces unos con agresividad y otras veces llamando al amor, la paz, la convivencia socia y al amor cristiano. Por eso, esperan pacientemente el momento para enmudecerlos. A veces parecen no ser pacientes, pero su método sabiamente aprendido en los tantos años que tienen de dominación, les dice a su conciencia de clase que debe provocar al hablador, mientras le va socavando las bases de sustentación y debilita sus alianzas circunstanciales dadas dentro de las distintas instancias del Estado, especialmente en aquellas donde el poder de las armas es lo fundamental y en los espacios donde se logran los recursos que hacen posible los exaltados discursos. La maniobra burguesa es ponerlos a actuar a su antojo, mientras prepara el zarpazo definitivo, les hace como el felino a la presa.

La burguesía cuando no controla absolutamente todos los escenarios, da la apariencia de ceder, de estar débil, mientras encuentra los mecanismos para recuperarlos y es lo que estamos viendo que viene ocurriendo en América Latina y comienza a sentirse en Venezuela, desde las elecciones parlamentarias que ubicó a sus mandaderos políticos en el control mayoritario de la Asamblea Nacional. Brasil y Argentina son parte de su estrategia para recomponer el poder en su "patio trasero"; en Ecuador mostraron su fuerza en las recientes elecciones presidenciales y amenazan con reinstalarse si los grupos neoliberales burgueses se unen.

Quisimos, mostrar estos ejemplos, para que podamos darnos cuenta, que las luchas fracturadas y a retazos no nos conducen a la revolución social, por el contrario hacen que los pequeños avances logrados, tiendan a desaparecer en medio de una sociedad como la capitalista que tiene la capacidad de absorberlos y ponerlos al servicio de su lógico metabolismo social, con la triste secuela de desconfianza que deja en el pueblo los planteamientos socialistas, porque insistentemente se ha venido llamando socialismo a una realidad político, económico y social que por ningún lado muestra la verdadera socialización, por el contrario todo lo hecho huele a capitalismo de Estado del más rancio.

En el caso de la mujer, en su lucha por la igualdad de género, se ha "olvidado" lo que nuestra inolvidable Rosa Luxemburgo nos señalaba en un texto referido a la celebración del Día Internacional de la Mujer: "El día de la Mujer trabajadora inaugura la semana de la Socialdemocracia. Con el duro trabajo de estas jornadas el partido de los desposeídos sitúa su columna femenina a la vanguardia para sembrar la semilla del socialismo en nuevos campos. Y la igualdad de derechos políticos para la mujer es el primer clamor que lanzan las mujeres con el fin de reclutar nuevos defensores de las reivindicaciones de toda la clase obrera.". Léase bien, "... la igualdad de derechos políticos para la mujer es el primer clamor que lanzan las mujeres con el fin de reclutar nuevos defensores de las reivindicaciones de toda la clase obrera.".

Observen que nos dice que que la lucha de las mujeres por sus reivindicaciones políticas, debe estar unida a las reivindicaciones de TODA LA CLASE OBRERA, no sólo a la de la mujer. Nos agrega en el mismo trabajo algo que diferencia claramente las luchas de la mujer trabajadora, de las "luchas" de la mujer burguesa y nos señala el triste papel de la mujer pequeño – burguesía : "La mujer burguesa, en cambio es un parásito de la sociedad y su única función es la de participar en el consumo de los frutos de la explotación: la mujer pequeño-burguesa es el animal de carga de la familia. Sólo en la persona de la actual proletaria accede la mujer a la categoría de ser humano (Mensch) [1], pues solo la lucha, solo la participación en el trabajo cultural, en la historia de la humanidad, nos convierte en seres humanos (Menschen)."

Y Rosa "La Roja",nos ilumina más cuando nos dice, "Para la mujer burguesa su casa es su mundo. Para la proletaria su casa es el mundo entero, el mundo con todo su dolor y su alegría, con su fría crueldad y su ruda grandeza."

La mujer de revolucionaria consciente que anidaba en Rosa Luxemburgo, sabía que la lucha por los derechos políticos de la mujer, no podía estar divorciada de la confrontación de clase porque sólo esta puede conducir a la emancipación de la mujer trabajadora como señal de la emancipación de la humanidad en pleno, ya que la lucha incluye a todos los trabajadores sin diferencias de género, porque el enemigo es el mismo, "La mujer burguesa no está interesada realmente en los derechos políticos, porque no ejerce ninguna función económica en la sociedad, porque goza de los frutos acabados de la dominación de clase. La reivindicación de la igualdad de derechos para la mujer es, en lo que concierne a las mujeres burguesas, pura ideología, propia de débiles grupos aislados sin raíces materiales, es un fantasma del antagonismo entre el hombre y la mujer, un capricho. De ahí el carácter cómico del movimiento sufragista.

La proletaria, en cambio, necesita de los derechos políticos porque en la sociedad ejerce la misma función económica que el proletario, trabajo de la misma manera para el capital, mantiene igualmente al Estado, y es también explotada y dominada por éste. Tiene los mismos intereses y necesita las mismas armas para defenderse. Sus exigencias políticas están profundamente arraigadas no en el antagonismo entre el hombre y la mujer, sino en el abismo social que separa a la clase de los explotados de la clase de los explotadores, es decir, en el antagonismo entre el capital y el trabajo."

Esta conciencia era la conciencia de muchas de las mujeres comunistas que promovieron junto a Clara Zetkin la proclamación del Día Internacional de la Mujer como fecha especial, entendían que la lucha no era de género contra género, porque tanto el un como el otro, igual de trabajadores, son víctimas de los capitalistas, los cuales no diferencian los géneros para explotar, y si los diferencia, es para sobrexplotar a la mujer que además de ocuparse para aumentar los ingresos de la familia, sufre los machismos del patriarcado con todas las manifestaciones de violencia y discriminaciones que se le conocen contra la mujer.

La lucha por la igualdad jurídica de género entra en el juego leguleyo de los juristas en el capitalismo. En esta sociedad, el capitalista contrata de igual a igual con los trabajadores como lo reza la ley, pero el resultado real es el incremento de la desigualdad; el capitalista va con su dinero al mercado de trabajo y hace una oferta al trabajador, este "libremente" lo acepta o lo rechaza, la diferencia entre los dos, está en que el capitalista es dueño de los medios de producción y el trabajador es el resultado de su expropiación histórica de estos medios de producción, es decir, es libre de propiedad de los medios de trabajo, esa es su libertad y eso lo convierte obligatoriamente en asalariado cuando le toca vender su fuerza de trabajo como la única mercancia que posee. Es por esto que la igualdad burguesa confronta a dos "igualados" formalmente, dos propietarios distintos, al capitalista propietario de los medios de producción contra el Trabajador propietario de su fuerza de trabajo. Esta es la igualdad que se expresa en la igualdad jurídica burguesa, la cual lleva ya los resultados de la desigualdad social que vemos a diario en la sociedad y los seguiremos viendo mientras vivamos en el capitalismo.

Lo mismo ocurre, cuando en la sociedad capitalista se aprueba una ley que supuestamente sirve para igualar los dos géneros. Cuando evaluamos los resultados prácticos de la aplicación de esta ley, nos damos cuenta que esa ley es un disfraz formal, porque en la realidad capitalista basada en el patriarcado no permite otra cosa que la desigualdad de géneros. Los violadores hombres de la ley son juzgados y si el caso lo permite estará unos años en la cárcel, pero como la realidad no ha cambiado en esencia, siempre existirán muchos violadores de la ley, muchos juzgados y muchos hombres presos, círculo vicioso de nunca acabar.

Sin embargo todo no queda allí. En la lucha por la igualdad de géneros (en el capitalismo), las mujeres, por ejemplo, logran por ejemplo, que se obligue a la igualdad cuantitativa y porcentual en las elecciones para los distintos cargos elegibles dentro del Estado, ocupar cargos de mando en instituciones como la fuerza armada, antes exclusiva para hombres y alcanzar puesto de jerarquía importantes como el de Ministras, es decir, logran legalmente penetrar en las estructuras del poder político burgués. Sus actuaciones dentro de estas instituciones, por demás jerárquicas y burocráticas, son similares a las de cualquier hombre que ocupa o ha ocupado estos cargos. La Teniente – Coronel manda con la misma rigurosidad y despotismo que el Teniente – Coronel, porque la escuela es la misma, la del mando jerarquizado, el de arriba se impone sobre el de abajo. En los cargos de Gerente o Ministro, no puede evadir el esquema de mando sobre los trabajadores propuesto por Fayol, surgido precisamente de la estructura militar, porque lo aprendido en la academia como norma en el manejo de los recursos humanos, es lo establecido por el fordismo, Taylor y Fayol, el toyotismo, calidad total, normas Iso y todo lo que capitalismo necesita para someter a los trabajadores subalternos, públicos y privados, a jornadas intensas y extensas para hacerlas más eficientes y productivas. Esto por supuesto, genera con eficacia que los trabajadores no tengan tiempo de pensar en la posibilidad de emanciparse de esta realidad que lo oprime y enajena. Estos métodos, eficientes para lograr mayor rendimiento en el tiempo por parte de los subordinados, en su mayoría han sido probados previamente en la estructura militar y en las industrias bélicas, luego se han trasladado al conjunto de la sociedad como normas generales.

Estas relaciones, que son precisamente las capitalistas, hacen un cerco a todo aquel que sea incorporado al mundo jerárquico capitalista. Lo lamentable de esto, es que las revoluciones llamadas socialistas que se han dado hasta ahora, han aplicado estos mismo procedimientos y los resultados históricos ya los conocemos: una burocracia en la URSS convertida en burguesía rusa,con fuerzas armadas que están por encima de toda la sociedad para mantener las estructuras del poder imperante; una China en las mismas condiciones capitalistas después del golpe de estado de los altos mandos militares y los pro capitalistas de la dirección del partido, luego de la muerte de Mao ZeDong. En general todas las revoluciones, han desembocado en esto porque no han tocado en profundidad las relaciones sociales de producción de la vida en el capitalismo, fundamentadas en lo que hemos venido describiendo.

Allí en ese marasmo de relaciones burguesas, se pierde casi involuntariamente la actitud de lucha de la mujer que creyó que igualada en una sociedad totalmente desigual estaba avanzando hacia la emancipación, e incluso la mujer de práctica liberadora, puede ser absorbida por esa maquinaria devoradora del capitalismo y su compleja estructura burocrática de sus instituciones.

A veces pensamos y lo creemos que las mujeres que llegan a estos estatus del poder, al asumir los mismas actitudes del hombre, llegan a reforzar el machismo el cual no sólo es característica del hombre como género, sino de toda la sociedad capitalista, incluyendo a la mujer. Pero no es esto únicamente, sino que también van perdiendo los rasgos propios de la mujer como la ternura, la solidaridad, la visión de grupo, su espíritu de cooperación, la práctica de la ayuda mutua, todos adquiridos por su condición de principal reproductora de la vida, base constituyente y defensora de la familia como núcleo de la comunidad.

El problema de cualquier lucha, no es llegar a obtener ciertos derechos y posicionarse, es tener conciencia de cómo se llega, para qué se llega, con quiénes se llega, como actuar cuando se llega, porque si no el llegar es un logro perdido, al tampoco saber adónde se ha arribado y hasta donde se ha llegado. Es importante que se tenga conciencia de la sociedad donde libramos la lucha por lograr nuestra emancipación, conocer la lógica capitalista y las características de la burguesía que la sustenta.

Personalmente sostengo que la lucha de la mujer, no es igualarse al hombre que desde hace mucho tiempo lo domina el machismo como producto historico del predominio del patriarcado en las sociedades de clase, sino luchar por todo lo contrario, lograr que el hombre entienda la importancia del matriarcado en el proceso constitutivo de las sociedades humanas. En vez de hacer a la mujer más hombre, hacer al hombre más mujer desde el punto de vista social, y en esto, de las comunidades ancestrales menos rozadas por la cultura burguesa, tenemos mucho que aprender. No perder la ternura, transmitírsela al hombre; insistir en desarrollar a nivel de todas las relaciones concepciones y prácticas de solidaridad, de apoyo mutuo y cooperación. Reinsertar en el hombre la total sensibilidad humana y social cuando este la haya perdido.

Hay que crear los espacios para ello, y esto se logra en la propia refriega contra el capital. Es en la lucha donde podemos cultivar los hermosos elementos característicos de la mujer en general. En el caso venezolano, la comuna y los Consejos de Trabajadores, sin distinción de géneros, son a la vez instrumentos y espacios para hacer realidad la conformación de nuevas relaciones sociales opuestas radicalmente a las relaciones capitalistas. Allí es posible impulsar la igualdad de géneros en un proceso donde descendamos de la teoría a la práctica, hasta legitimar esa igualdad anhelada por la mujer en su lucha por la emancipación. La Comuna y la vida Consejaria tienen nombre de mujer

En esta reflexión, caben otras preguntas a las mujeres: ¿Avanzamos mucho en la liberación de la mujer, cuando hemos logrado que en el lenguaje oral y escrito, en vez de decir hombre, para generalizar al humano, decimos hombre y mujer, médico y médica, arquitecto y arquitecta, trabajador y trabajadora?. ¿Es de mucho alcance para los cambios sociales profundos, cuando a través del discurso se alaga a la mujer para que avale tales o cuáles políticas, diseñadas en su mayor parte por hombres? ¿No hay manipulación mediática del papel de la mujer cuando se le usa con mucha intensidad para la promoción de una obra, la entrega de una vivienda, el suministro de una ayuda por parte de los gobernantes, sean estos locales, regionales o nacionales?. Son estas y más preguntas que nos surgen cuando todo lo que se hace en torno a la mujer está cargada de superficialidades, sin que el problema de fondo, como lo es arremeter contra las relaciones sociales capitalistas no se aborda y no se nota la intención de hacerlo. Se sigue con los cambios de fachada, la realidad por dentro sigue siendo la misma y esto se llama reformismo, el cual nunca, pero nunca nos puede llevar al socialismo.

La mujer debe tomar su papel realmente emancipador, como lo hicieron nuestras heroínas ancestrales, las mujeres, blancas, indias y negras en la gesta independentista, las que se fueron con Zamora o le pidieron a sus maridos que se incorporarán a la lucha por eso de "tierras y hombres libres" porque estaban conscientes que al lado de los hombres libres, están las mujeres libres. Como lo hicieron las mujeres en las luchas contra las dictaduras militares y civiles a todo lo largo del siglo XX, en las cuales cayeron muchas mujeres en las calles, en los combates guerrilleros, en la masacres planificadas contra los revolucionarios, en el 27 de Febrero como una de las masacres que más muertos ha dejado esta lucha de nuestro pueblo.

En las actuales circunstancias, la mujer venezolana, debe tomarle la palabra a los dirigentes de la supuesta revolución venezolana, para obligarlos a que cumplan su palabra, a que escuchen sonar el río porque no están haciendo lo que se tiene que hacer para construir el socialismo. Presionarlos para que entiendan porqué el Comandante Chávez llamó a dar UN GOLPE DE TIMÓN, para reorientar el camino, porque no estábamos yendo hacia el socialismo. COMUNAS O NADA fue su sabia conclusión.

Por supuesto, aunque este material fue hecho para llamar a le reflexión a las venezolanas, no podemos dejar de recordar a las mujeres del mundo, que también son nuestras de mujeres que luchan y lucharon, por la emancipación de la humanidad de las garras del capitalismo, a Louise Michel, a las carboneras y heroínas de la Comuna de París, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo,Alexandra Kollontai, a Carmen Clemente Travieso, Lolita de Urgelles, Livia Gouverner, Mary Luz Rángel (fallecida hace pocos días), a todas las mujeres caídas en Cantaura, en Yumare, en una frase, a todas las mujeres de Venezuela y del mundo.

Vamos a dejar para la meditación, dos textos de Rosa Luxemburgo y uno de Carlos Marx, para invitarlos a continuar con la reflexión y a la apertura del debate. Es urgente debatir en este terreno y en muchos otros que tienen que ver con la necesidad de empujar la lucha hacia el socialismo.

Fourier dijo que la libertad de una sociedad se puede medir por la libertad de la mujer, Marx, la recogió y nos lo hizo llegar de esta manera: "La evolución de una época histórica está determinada por la relación entre el progreso de la mujer y la libertad, ya que de las relaciones entre el hombre y la mujer, entre lo débil y lo fuerte, se desprende claramente el triunfo de la naturaleza humana sobre la bestialidad. El grado de emancipación femenina determina naturalmente la emancipación general."

Rosa "La Roja" quien lograba encender el espíritu de los trabajadores con sus apasionados discursos nos dijo: " Dejad que un sentimiento alegre de servir a la causa común de la clase trabajadora y de luchar simultáneamente por la emancipación femenina inspire a las trabajadoras a unirse a la celebración del Día de la Mujer.

Y cierro este texto hecho con amor a la mujer, especialmente a la mujer trabajadora, recordando a mi madre revolucionaria, a mis cuatro rebeldes hijas, a mi compañera y camarada, muestra también como mi madre, de esa mujer llena de ternura y coraje para seguir la lucha al lado mío y yo al lado de ella. A mi hijo, aún niño, a quien me obligo a enseñarle la necesidad de luchar por alcanzar otra realidad distinta a las que nos ofrece el capitalismo; igual recordando a mis seis nietos (tres hembras y tres varones) con quienes tengo la misma obligación que tengo para mi hijo. Pero, más que eso, al amor que siento por nuestra y querida Pacha Mama, inolvidable nombre de de mujer

A ellos, como a mis camaradas y amigos, repetidamente les digo que tenemos que cambiar estas relaciones donde vivimos, porque es tal como nos dijo Rosa Luxemburgo que las mujeres únicamente pueden ser libres en otro tipo de sociedad donde todos seamos libres: "En otras palabras, - dice nuestra Rosa - las mujeres pueden llegar a ser verdaderamente libres e iguales sólo en un mundo organizado mediante nuevas líneas sociales y productivas."

¡NO HABRA HUMANIDAD LIBRE, SI LAS MUJERES NO LO SON! ¡NO HABRÁN MUJERES LIBRES, SI LAS MUJERES NO LUCHAN POR LA EMANCIPACIÓN TOTAL DE LA HUMANIDAD!

¡QUE VIVAN LAS MUJERES TRABAJADORAS DEL MUNDO!



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José Bonilla A.


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