Con Alí Primera, criticando y auto-criticando

1.- Siempre Alí. Es el padre cantor. La Revolución Bolivariana lo celebra todos los días porque su canto es guía diaria y permanente para vigorizar el temple en nuestras filas. La canción siempre ha sido necesaria y las luchas del pueblo la hacen suya, como bandera y punta de lanza. Dice Alí: "Tal vez no llegue a dirigir los batallones pero ayudará a formarlos...es lengua del pueblo...anda en boca de todos nosotros".

2.- Así ocurrió en la guerra civil española. En la revolución mexicana resaltan la Adelita y tantos corridos tarareados por el pueblo descalzo. Carlos Puebla, entre otros, brindaron su inspiración al Movimiento 26 de Julio en Cuba y los difíciles primeros días del triunfo. Los hermanos Godoy dieron lo suyo en el triunfo del sandinismo y más acá, al sur, al consecuente Víctor Jara de manera despiadada le arrebataron su vida en el fragor del combate contra el fascismo, que aún asoma sus garras en nuestra América.

3.- En medio de la coyuntura política que hoy vive nuestro país, bien vale la pena resaltar la frontalidad del discurso alíprimerano y su tesón por la unidad de los revolucionarios. Rescatar la fundamentación de sus llamados a la unidad del pueblo con propuestas organizativas, CUP, que tienen plena vigencia en esta Venezuela asediada todos los días por los enemigos de siempre.

4.- Con Alí, ir a lo profundo y clave del proyecto Bolivariano. Avanzar por el camino de la unidad de los revolucionarios sin hacer concesiones a las manifiestas debilidades y trampas del imperio. Rescatar valores ancestrales y convertir en práctica diaria la lucha contra la deshonestidad, la flojera y la desvinculación con el fundamento de toda revolución: el pueblo.

5.-Con Alí, evitar las trampas y sortear los escollos. Nadie ha dicho que hacer una Revolución es pelar mandarinas. Las concesiones no se hacen al enemigo. Así, vulgarizar el exacto sentido de la crítica y la autocrítica es un contrasentido que muchos camaradas ya convierten en aberración. Al no existir una vinculación real con la organización de la dirección revolucionaria, a cualquier nivel, pudiera parecer "normal" que aflore la inocencia declarativa, a sabiendas que estamos en presencia de un enemigo histórico que jamás ha tenido contemplación a la hora de perseguir, asesinar, desaparecer y pagar el precio que sea a los tránsfugas y traidores que los hay en todo proceso revolucionario. Que se sepa, la crítica y la autocrática, en proceso de perversión quizás a propósito o por inocencia, tiene su espacio, sus momentos y sus límites. En fin, ya lo decía Alí, resaltando el papel de la conciencia, que la inocencia no mata al hombre...



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Juan Azócar


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