Los negros blanqueados

 

 

Una maldición inconcebible se cierne sobre el continente negro. Lo que más la hace maldita es que pasa inadvertida. La Madre de las madres de las razas del globo terrestre está enferma de languidez, la misma que mató a Bolívar, a Bécquer: de tuberculosis, en la jerga actual. Según la óptica holística, esta enfermedad puede ser producto de un hondo y crónico dolor. Puede ser curable, pero en África, la tuberculosis de la que hablo la provoca el sida, mata a más mujeres que hombres, más que todas las causas de mortalidad materna juntas. La enfermedad infecciosa transmisible que más muertes produce en jóvenes y adultos en el mundo. Una muerte cada minuto, de éstas, una cada dos minutos acaece en África y lo más ominoso es que duplica la peligrosidad en los pacientes por el añadido de su contagio aéreo (OMS).

 

Si prosigo en esta dirección, el texto arriesga quedarse en un panfleto dramático, que lo degradaría. Ya es terrible hasta aquí. Abordaré ahora el peligroso efecto que ha causado el poder mediático: el vocero-ley de los esclavistas (para efectos del artículo, prefiero esta denominación a la de “imperio”), es tal, pero tal su poder, que confecciona el interés para el día siguiente del target mediático, mientras más sea su cobertura, la elaboración precisa más el tratamiento, el vocablo cabal que dirija la masa o la amanse si es el hecho. Controla y ha controlado a la población en lo que se le antoje, para lo que se le antoje, es una plataforma coherente, profesional, con suficiente “autonomía” para manejar una situación sorpresiva. Ese hilo del poder lo ve uno en las muestras. Hablo en las de los países más desarrollados. En la población afro cosmopolita; la de Estados Unidos sobretodo, la pauta que cree que forja, pero para la mediática, el señuelo momentáneo que muestra al mundo su perfecto dominio sobre las generaciones afros.

 

Cuando acontece un suceso contrarracial en los Estados Juntos, se vuelca la población de color enardecida, días de saqueos, descontrol, habla el alcalde, gobernador, algún congresante. Sube y baja la marea. Una fórmula con sus matices, pero controlable por los medios, un poco de cobertura reality show. Controlable. Creo, que si hay algún sector que ha sido estudiadamente manipuleabilizable, es la población de color estadounidense. Por lo menos, cuánticamente hablando. Un vómito mediático los ha venido arropando al antojo blanco, los mastica cual bubble gum y los escupe lejos cuando han perdido el sabor de su servicio. La negritud (la de este sendero por lo menos) marcha al antojo mediático blanco. El objetivo de un habitante negro es tan Beverly Hills como el de cualquier caucásico. Para eso están los paradigmas. Existen por supuesto los excepcionales: Africa Forum, algunos movimientos religiosos, políticos, pero como bien dice la tradición, tragando amargo: la excepción confirma la regla: en general, el afro norteamericano de lo que menos habla y le interesa es del África precisamente. ¡Eres norteamericano! le recuerda el tío Sam, le pone todas las trabas, las zancadillas para evitar su crecimiento como norteamericano y cuando se molesta, el tío abre un poco el cepo y le recuerda nuevamente ¡Eres norteamericano! Al final, el individualismo y la mezquindad están más sembrados en un negro que en un blanco, porque fue solo como llegó hasta donde está, virtud que le honrarán en adelante las nuevas amistades blancas y él, hablará también por sus hermanos negros, es su parte solidaria.

 

El colmo de la burla es lo bien que le cae el refrán  para muestra un botón”, porque el tío Sam no tiene más. Muy pocas muestras. Y demuestra el descarado que tampoco le hacen falta. La estirpe negra tiene que mojarse para llegar a ser una Condolezza Rice o un Fifty Cents, no importa el camino, debe sufrirlo, solo, la solidaridad que conocerá será la de compra y paga, hasta que se blanquee. No nos sorprende ver la impasividad de la Rice ante el dolor del exterminio africano. Algo que trascienda más allá del esfuerzo posible en Koffi Anam (no hace falta ser norteamericano), las reglas del juego los colocaron allí los jefes tíosamitas, ellos juegan por supuesto, para eso son titulares, pero regla de patrones. Si apuntamos hacia el lado farandulero, observamos artistas del hip hop, reggaetoneros que remontaron duro el éxito, lo pregonan ufanos, se envanecen en exclusivos VIP discotequeros, derrochando profusamente el cobro al destino de hambre pasado: incrustaciones de diamantes en la dentadura, caprichosas limusinas, sin perder su vieja afición distribuidora-consumidora de drogas. La Quimera blanca mientras tanto los despluma en el VIP, en la venta de la limusina, en Tiffanys donde adquiere sus diamantes, en las mujeres de tu colol negrito si lo prefieres y pasa la página mientras lo duerme para siempre un día cualquiera de una sobredosis o en una bronca callejera.

 

Ni uno ni otro son ejemplos de seres libres. Ellos lo sabrán cuando mueran de seguro. Y vienen más detrás. La justicia está para absolver a otro Simpson (el jugador de fútbol que se le comprobó el asesinato de su mujer blanca), pero debe mojarse el postulante para llegar a ser otro Simpson. Los que han escalonado lo saben, mejor dicho, lo aprenden en las escaleras. Estos negros están tan esculpidos por los antojos individualistas de los blancos, que sus fueros están desconectados de cualquier razón realmente solidaria. Ni imaginemos la fuerza que tendría si estuviesen UNIDOS.  

 

Hace falta la inyección externa: Al ofrecérseles a los sectores más deprimidos, combustible gasoil, muchos beneficiarios comprendieron algo que de seguro les sorprendió: Tan cerca y tan lejos de mi vecino. Estos beneficiarios no conocen y aún muchos estarán preguntándose si ese Chávez está loco, o de dónde acá estar regalando combustible: INYECCIÓN EXTERNA. Hace falta más apoyo al Foro Africano. Los estadounidenses que nos visitan, vienen con el croquis de observar el fenómeno Venezuela, cuando el fenómeno político social que amerita un estudio serio de analistas y médicos inclusive, es el de éllos por los cuatro costados. Sería de una envergadura fenomenal si hiciéramos un gigantesco foro (tres días) sobre la Democracia Actual Norteamericana, dictado por los observadores populares mundiales, norteamericanos también por supuesto, que suelten todo, que sus resultados sean publicados al mundo mediático, cubierto por una buena producción de cineastas de todo el mundo contrarios al régimen de Bush, que se presten al cometido. Distribuir sus resultados al mundo entero… Perdón, se me olvidaba que nuestra cultura se mueve aún con pasos elementales, nada revolucionarios, mucho snobismo y máscara, alma y táctica, cero. Pero bueno, una buena respuesta a las prácticas militares que tenemos al frente. Sobra de afuera quien se preste a la atención.   

 

Con estas muestras, podemos tantear teoremas para con Latinoamérica, Europa, el resto del mundo. Amigos, no es broma, esos carajos también tienen sus números. Estados Unidos podrá tener hasta un presidente negro, pero BLANQUEADO, escríbanlo. La mediática podrá tener canales enteros de producciones de color, pero su anhelo, el motor de su muestra, es blanco. Cuando hablo de este modo, digo, no es humano integral: es racista. Colaboran para la perpetuidad del dolor de sus hermanos menos congraciados, colaboran para que la unión por desaparecer la discriminación hacia sí mismos y sus hermanos de color no se consume jamás, colaboran para que sigan siendo lo que quiere que vea el público del poder mediático blanco, mientras sigan sus pautas: Que vean que el control no les pertenece

¡Pobres clowns!.




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Arnulfo Poyer Márquez


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