La guerra psicológica

La guerra psicológica es criatura de los dueños de los medios de comunicación, se explica, porque “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes de cada época”, por eso, la guerra psicológica, monstruoso fenómeno en la vida espiritual, es el modo específico, el medio para corromper la conciencia social del adversario en conformidad con las directivas ideológicas de los que tienen el poder.

Los profesionales de la guerra psicológica toman en cuenta que la eficacia de la influencia de esta depende de modo terminante del grado en que la antiverdad pueda ser transformada en convicción, esto a su vez, está condicionado por las posibilidades y aptitudes de los medios de introducir en la conciencia de la gente estereotipos de razonamiento falso. (Ej.: Chávez dictador, cubanización del país, etc.). El fin directo de la guerra psicológica es como lo mencionará en forma lacónica J. Ellul “La psicología esta llamada a atrapar al hombre en la red de la propaganda.”

Las bases cognoscitivas del modelo psicológico radican en la acentuada presión que ejercen sobre sentimientos y emociones del hombre, el grupo y la comunidad social, a través de la inculcación de cierta idea o influencia emocional. Sabido es que la inculcación “elude” a la lógica, no se “preocupa” por los argumentos, sino que se dirige a los sentimientos, los instintos y los prejuicios, o sea, está calculada para una percepción no crítica de las influencias externas sobre la conciencia. ( Ej. Vete ya, elecciones ya.).

La insinuación adquiere más eficacia si se refiere a una fuente de información “autorizada” y si se logra de antemano excitar emocionalmente al objeto de la influencia. Este es más susceptible a la sugestión si la información tiene pasajes que atañen a sus intereses personales (Ej. Chávez dijo que acabaría con los pobres, pero sería de hambre) y la asimila en forma más compleja si se le ofrece en forma de novedad. Mediante la sugestión y otras influencias psicológicas las pasiones pueden ser convertidas en indignación, la ingeniosidad personal, en cobardía masiva, las desavenencias, en desconfianza, los prejuicios en furias.

La concepción de la guerra psicológica supone, en especial la preparación del hombre a fin de que no perciba en forma crítica las informaciones, comunicaciones acontecimientos y datos sobre una situación, la sugestión se apoya en que la información, que procuran introducir en la conciencia social e individual, es prácticamente imposible de comprobar (Ej.: ahora suenan las campanas, ya viene un nuevo día, ya viene.) Lo habitual es que las emisoras de radio, al transmitir información con carga psicológica, aleguen “fuentes prestigiosas”, “nuevos datos”, personas anónimas, tratando de propiciar confianza en la veracidad de las informaciones. Tómese usted la molestia y cada vez que le informen algo en los medios pregúntese, ¿Es cierto lo que me están diciendo? , ¿Me están limitando o no la información?, ¿Lo que me proponen es por mi bien o por el de quién?. Por último cuando usted dice ni un paso atrás, ¿está seguro que eso es lo que quiere, o sus sentimientos están atrapados en la red de la propaganda?


(*) Profesor, U.C.V.


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José Medina (*)


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