El fin de los tiempos




En estos días se habla tanto del “fin del mundo según los mayas”, que se ha desdibujado el contenido profundo de las predicciones mayas, muy diferentes de lo que en “occidente” se toma como “Fin” y como “mundo”.

LA NAVIDAD Y EL CALENDARIO MAYA: PARTES DE UNA MISMA REALIDAD

De acuerdo con la religión impuesta en nuestras tierras a latigazo limpio, la semana que viene se celebra la navidad, la presunta fecha de nacimiento de “el” hijo de Dios, quien habría nacido sin que su madre se hubiese apareado con su padre legal. Este aserto es aceptado temerosamente por los cristianos, sin que nadie se atreva a decir lo ilógico que es el hecho de que, si Cristo deseaba nacer como hombre, buscase un origen mágico sin utilizar el sencillo modo como la humanidad se reproduce. Tal vez se deba, pienso, a la manera como en la edad media se descalificara la reproducción humana, considerada como “pecado original”. Más lógico sería que buscase un buen hombre y una buena mujer para que fuesen sus padres y se incorporara a la vida humana. Es uno de los “misterios de la inmaculada concepción”, así mantenido a conveniencia de las jerarquías religiosas.
Pero con respecto a los conocimientos ancestrales de los pueblos que habitaron estas tierras, todo es descalificado de antemano como “superstición” y como producto de la ignorancia de seres que ni siquiera son considerados como seres humanos por aquellos que ostentan el poder en el mundo. Así, también se descalifican los rituales de “nueva era” de los mayas, que dan el 21 de diciembre como el hito que demarcará dos tiempos cualitativamente diferentes.

Nuestros ancestros indígenas no consideraban el mundo como los bárbaros que nos invadieron desde Europa, irrespetando a los Dioses de la Tierra y robándoles el amor de la gente, mismo que fue redireccionado a la fuerza hacia los dioses que ellos adoraban, pero cuyos principios humanísticos descuidaban y siguen adversando.

PARA NUESTROS ABUELOS EL MUNDO NO SÓLO ES LO VISIBLE, SINO QUE EL ORIGEN DE TODO ESTÁ EN LO QUE NO SE VE.

Entendían los antiguos que las fuerzas de la naturaleza son inteligentes, que los seres humanos somos parte no sólo del paisaje sino de un ecosistema global, conocimiento que recientemente se ha incorporado al sistema de enseñanza “occidental” por medio de la ciencia Ecología.

En este sentido, el “fin de una era” tiene un contenido cualitativo muy diferente a lo que cualquier persona educada en un materialismo burdo pudiera comprender (digo materialismo burdo, porque la dialéctica consideraría que debe existir un contrario para lo visible, para la materia, que lo complementa y lo hace posible).

Una nueva era, a la luz de la mentalidad de nuestros ancestros indígenas tiene que ver, fundamentalmente, con la transformación de la experiencia de toda una época en cualidad, y la utilización de esa nueva cualidad para la evolución de la humanidad. Esa transformación cualitativa está inserta en un proceso de transformación física del planeta cuyos hechos son conocidos por todo aquél y toda aquella que sepa las noticias normales de todos los días: Por todas partes hay terremotos, tsunamis, erupción de volcanes, incendios, heladas; y el extraño fenómeno que ocurre en Estados Unidos, en el cual su maquinaria de crimen comienza a volverse contra sí mismo, enloqueciendo a sus niños y a otras personas inocentes y convirtiéndolos en instrumentos de autodestrucción, al estilo del ave que se devora a sí misma. Todo es parte de las señales del fin de los tiempos.

NO ES EL FIN DE TODO EL MUNDO FÍSICO, PERO YA NADA SERÁ IGUAL
Aunque probablemente el mundo continúe girando, la transformación de su superficie continuará como siempre, aunque en momentos como este adquiere una mayor aceleración, cuyos hechos son más conocidos por la humanidad debido a la globalización de las comunicaciones.

En lo inconsciente de la humanidad también se han ido dando cambios, y el hito del 21 de diciembre es indicador de un proceso que nunca se ha interrumpido, pero que en estos tiempos ha pasado los exámenes y cada persona, cada pueblo, cada continente, tendrá el nivel que se ha ganado con su propio esfuerzo.

LOS MAESTROS Y EL SENDERO DE LA REVOLUCIÓN

Los pueblos latinoamericanos y de otros países del mundo, afligidos durante siglos, hemos ido ganando en conciencia y eso se ha manifestado en el advenimiento de Maestros que han nacido como líderes para ayudar en la evolución material y espiritual de la gente. Por eso no es extraño que personas como Chávez estuvieran al mando justamente en estos tiempos, y que altos personeros políticos como Nicolás Maduro, formado en el marxismo, (con conocimientos del materialismo dialéctico), lancen consignas como “orar y actuar”, fácilmente comprensibles y acatables por cualquier persona.

Como los Maestros no vienen solos, sino en equipo como corresponde, rápidamente se conocen, se identifican y se unen. En Latinoamérica todos saben que Evo Morales (respetuoso de la Pacha Mama y defensor de los derechos de la Tierra), Lula y Roussef, Cristina Kirchner, el apuesto Presidente de Ecuador Rafael Correa, Daniel Ortega y hasta el ateo presidente de Uruguay, son creyentes y no escatiman oraciones ni acciones cuando sea necesario. Y el venerable anciano Fidel Castro, maestro de maestros, se convirtió en la referencia física para unirlos. Eso convierte a los pueblos de nuestro continente en la vanguardia de la transformación ideológica del movimiento revolucionario mundial.

REZAR O NO REZAR

Sabido es que en el siglo 20, el movimiento comunista adoleció de un ateísmo nacido de la incomprensión de la realidad, por lo cual confundieron a las jerarquías religiosas católicas, abiertamente reaccionarias como siempre, con la esencia de la religiosidad que forma parte de la naturaleza humana; así, el ateísmo se convirtió en un innecesario equipaje ideológico del marxismo.

Avanzando el siglo 21 se han rescatado para la humanidad técnicas como la concentración del pensamiento (que es el fondo de la oración), la conciencia de la unidad material y espiritual del mundo y todo su contenido, y la ciencia materialista, pese a lo que digan los fanáticos, ha ido desentrañando secretos que habían sido tergiversados por quienes lucran de la fe religiosa de la gente.

Al conocimiento de la materia se añade su complemento, que es el estudio de la fuerza, y aunque eso ya se veía venir a mediados del siglo 20, fue silenciado hasta que en este tiempo ya no fue posible seguir ocultándole al mundo muchos de los conocimientos científicos que vendrán a liberar las mentes, de la misma manera que los movimientos revolucionarios bien orientados liberarán socialmente a los pueblos. El realismo mágico es, pues, más real que la magia sola o la realidad material sola. Ambos se complementan para conformar lo que es la vida cotidiana: Extraordinario fenómeno mágico en el cual TODO PUEDE SUCEDER.

EL MUNDO NO SE ACABARÁ, PERO DEBEN ESPERARSE MÁS FENÓMENOS TELÚRICOS

En la Tierra nada es permanente, el movimiento es uno de los elementos de la vida y la evolución. El mundo seguirá moviéndose, ajustándose, adaptándose al devenir de los tiempos y nosotros, la humanidad, como parte de sus criaturas, tenemos que relajarnos y aceptar que no todo es permanente, ni siquiera nosotros. Que no es posible transformar el mundo, porque es el Mundo quien nos transforma a nosotros; que cuando la naturaleza se oponga a algo que hacemos no habrá fuerza humana que la obligue a obedecer. Yo no creo que un genio como Bolívar haya dicho algo como lo que se le atribuye el día del terremoto, a menos que tuviera en mente contrarrestar al reaccionario cura que quiso engañar a nuestros tatarabuelos (como siempre) haciéndoles creer que Dios los castigaba por querer ser libres.

Al contrario, los líderes del mundo que trabajan para el bien de la humanidad se inclinan a obedecer a la Naturaleza; en tanto que el sistema socio económico actualmente dominante, basa su poderío en la explotación, como lo escribiera el poeta Helí Colombani en su poema “Canto a Guanipa”:
“Y se explotó el subsuelo/ y el suelo,/ y lo que habita sobre el suelo;
Se refinó la explotación del hombre”.
Pero ya, como dijo el Che: “Esta humanidad ha dicho Basta, y ha echado a andar”.




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Andrea Coa


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